En rigor, voy a referirme a dos de los tres últimos largometrajes del cineasta compatriota Mario Handler: "Aparte" (2002), "Decile a Mario que no vuelva" (2007) y "El voto que el alma pronuncia", aún no estrenado y no visto por mí.
El director tiene una larga carrera en el terreno de la no ficción -excepto la mediocre "Mestizo" (1988) todas sus películas son documentales- que se puede dividir en una primera etapa en los años 60 con títulos como "Carlos" (1965), sobre un "bichicome" de la época; "Elecciones" (1966), el retrato de dos políticos de partidos tradicionales y la más panfletaria "Me gustan los estudiantes" (1968). Partió al exilio, radicándose en Venezuela donde alternaría trabajos étnicos con otros más sociales, aunque trabajó bastante poco durante casi 30 años. La última etapa serían sus tres películas, después de volver a Uruguay.
Uno de los problemas que debe solucionar cuanto director se aboque a realizar un documental es elegir en primer lugar, a qué personajes entrevistar y cuánto de lo que puedan decir termine quedando en el montaje final. Muchas veces termina primando -para mi gusto- en demasía la gente muy "carismática", "entretenida" y "pintoresca" por sobre otros más reales o más representativos. Sobre cualquier situación o hecho, no hay un sólo documental posible, por cierto.
Trailer de "Aparte"
"Aparte" generó bastante ruido en el momento del estreno por la crudeza de sus imágenes, dedicadas a mostrarnos la vida de los marginales montevideanos. Posteriormente, habría una polémica de tono más bien judicial, iniciada por una de sus protagonistas, con la evidente intención de sacarle rédito económico a su participación.
La película, en sí, es entretenida y no lanza sobre el espectador discursos moralizantes. Deja actuar a sus personajes -como hacía la mencionada "Carlos", antecedente directo claramente- para que nos muestren cómo viven los lumpenes, acá representados por una chica blanca que vive en la calle y por dos hermanos negros, uno preso y la otra prostituta. El problema es que Handler parece estar hablando de algo que no conoce en absoluto. No voy a negar que personajes así existen y son reales, pero la selección es demasiado pintoresca. La mirada del director es demasiado escandalizada y sólo nos presenta situaciones "fuertes". Únicamente en la escena final, aparece una palabra más sentida, creíble y sosegada en la puta que se queja de lo difícil que es seguir en un trabajo mal pago y muy mal visto, aunque Handler no puede evitar incluir una expresión muy fuerte, como para asustar a tías solteronas. La toma en que esta chica -amante de él, como se supo después- es sorprendida desnuda en el baño está muy al cuete.
Trailer de "Decile a Mario que no vuelva"
Probablemente el director se sintió más cómodo en la temática directamente política de "Decile a Mario...". El tema no es muy original -las violaciones a los derechos humanos en la última dictadura militar en Uruguay- pero sí su muy compartible intención de abrir el juego para que se expresen las dos campanas, algo muy poco común en una sociedad como la nuestra que considero se está dividiendo peligrosamente en dos bandos irreconciliables.
Handler no es neutral, tiene sus simpatías en la izquierda y no lo oculta. El problema de la película es que la gente que elige del otro bando no es la mejor: un figurón de quinta como Ricardo Domínguez, ansioso por ser famoso; un siquiátrico como Daniel García Pintos, convencido de que está peleando en la Tercera Guerra Mundial y un torturador como Gilberto Vázquez, entrenado en la contra inteligencia, quien por ello jamás hará otra cosa que mentir. Muy carismáticos, le aseguran espectáculo pero no le aportan ningún contenido. La excepción -que lamentablemente aparece durante muy poco tiempo- es el Comisario retirado Alejandro Otero, que parecería ser enemigo de los anteriores.
Sigo esperando el documental que trate seriamente -esquivando la teoría de los Dos Demonios e incluyendo al 80 % de la población que no era guerrillera ni militar- con realismo, honestidad y profundidad la verdad de lo que ocurrió en un período tan particular de nuestra historia. Pero creo que estos 200 años -si es que le hacemos caso al proclamado "Bicentenario"- nos han sido bastante mentidos.
Trailer de "El voto que el alma pronuncia"
Veremos cómo resulta ser esta última película, donde Handler parece tomarse menos en serio a su tema, lo que no viene nada mal.
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