9 de octubre de 2016

Un club del que Amado es hincha

El diputado Fernando Amado se caracteriza por ser muy exitoso en sus libros que publica a razón de uno por año, en donde promete enseñarnos los secretos de gente (o más frecuentemente, organizaciones) de las que poco sabemos. Así le ha dedicado libros de investigación a la Masonería (2), al Opus Dei, a los militares en Democracia (2), a Magurno -ya comentado en este mismo blog-, a los judíos y ahora a los millonarios. Siempre a los poderosos, eso sí, pero puede ser una forma de trabajar y nada más. El problema no es ése, sino los contenidos.

En este caso, el libro más que otros que leí del autor, revela pereza. "El club de los millones" es poco más (o nada más) que las entrevistas que Amado le realizó a los ricos que aceptaron dialogar con él, siendo un universo de entrevistados más que discutibles, ya que hay muchos más que no quisieron hablar, como admite honestamente el escritor. Llama la atención, sin ser exhaustivo, que si quiere hablar con los millonarios de Uruguay, no se haya acordado de la familia Mailhos, una de las más ricas del país, pero nadie está libre. 
   
Amado no repregunta, deja simplemente que los millonarios hablen de cómo hicieron su fortuna, en qué la gastan, si los dirigentes políticos los manguean o no y nada más. Nada de investigación general ni nada que se le parezca. Quizás, limitándose a ser un inventario de las respuestas dadas, podría el libro ser interesante pero termina fatigando al lector con la sucesión de declaraciones que terminan siendo apenas una lista. Así, Fulano gasta mucho en autos, Mengano guarda y Sultano compra propiedades. Y punto.

En "El club..." subyace implícita la ideología tan cara a nuestros conservadores de que quienes son adinerados lo son porque trabajaron más que los que no lo somos. El libro termina siendo absolutamente cómplice de lo que los integrantes de la clase alta vernácula quieren declarar -los que aceptaron hablar, recordamos- sin que Amado intente profundizar, ya que no contradecirlos.

Pero hay un episodio en que el libro patina ostentosamente, bordeando -tal como habíamos comentado con respecto a "El padrino", la biografía de Oscar Magurno- la deshonestidad intelectual en haras de los prejuicios ideológicos del autor. Me refiero a cuando relata la denuncia que hicieron algunas empleadas extranjeras (bolivianas, mayormente) al matrimonio Manhard-Fernández.

Amado relata largamente el "calvario" que soportó la familia de quienes explotaban laboralmente a las domésticas, siendo como son portadores de una de las mayores fortunas uruguayas. Nada habla de las condiciones de las trabajadoras ni su sufrimiento. Parece que confundiera a las víctimas y a los victimarios. Pero la peor mentira es cuando dice que fue al PIT-CNT por este caso y que nadie le dio bolilla.

La verdad es que la denuncia judicial contra los explotadores fue a instancias de la central obrera, con el asesoramiento jurídico presentado generosamente y sin prestar atención a que las trabajadoras no estaban sindicalizadas, entre otras razones por la feroz política represora de toda actividad gremial por parte de los dueños de Chic Parisien e Indian Outlet, entre otros. 

Amado, al igual que todos los dirigentes de los partidos tradicionales, es absolutamente anti-sindicatos. Tiene derecho, por cierto, a hacer libros de quien quiera y a criticarlos o no, según sus opiniones o simpatías. Otra cosa es cuando insulta a la inteligencia del lector.      

26 de agosto de 2016

Un hobby gratis 3

En 1931 hubo elecciones legislativas. Todavía Gabriel Terra no se había querido eternizar como presidente dictador y en el debate político de la época estaba en primer lugar el Colegiado (o Consejo Nacional de Administración) que el batllismo había impuesto en la Constitución de 1918, con la oposición de varios sectores de su propio partido.

Acá están a favor.


29 de julio de 2016

Esa zona roja llamada cancha de fútbol

Pretendemos que no haya violencia en las canchas pero en el club Cerro, luego de las elecciones, una patota caga a trompadas al presidente electo y a su hijo, un hecho minimizado por los referentes de la lista rival y también, poco criticado por la A.U.F. y la casi totalidad del periodismo especializado.

El resultado de la golpiza -y de imaginables amenazas- es la renuncia de todos los dirigentes electos por la lista que integraban las víctimas y la inmediata predisposición de los derrotados en las urnas para asumir ellos la conducción del club que tanto ansiaban para imponer su proyecto, consistente en capitales de incierto origen que permitirían las contrataciones de un técnico argentino sin demasiadas credenciales más allá de su fama como jugador y de unos refuerzos difíciles de financiar.

Ganaron los patoteros frente a la democracia, con la indiferencia de las autoridades competentes. A partir de ahora, cualquier grupo puede conseguir lo que sea, tal como los que hicieron una avalancha -copiando una vez más, las peores costumbres porteñas- para entrar "de pesado" y sin pagar en un partido, que era un amistoso intrascendente. 

Cuando el Ministerio del Interior pretende instaurar una medida que parece -por fin- efectiva para individualizar y poder alejar a los delincuentes de las canchas (las cámaras de reconocimiento facial), la Asociación del fútbol hace todo lo posible para retrasar la medida, respondiendo nuevamente con indiferencia. Alguno podrá pensar que es solamente para ahorrarse el dinero de la adquisición de las famosas cámaras, pero la suspicacia está ahí.

Aparte de las cámaras que la A.U.F. no quiere comprar, las medidas de
seguridad consensuadas se limitan a que la policía no esté más presente dentro de los estadios, dejando la represión de los desmanes y/o delitos a las guardias privadas de cada club organizador del partido. Guardias integradas, en muchos casos, por los propios (ex) barras bravas del equipo en cuestión.

Lo que nos lleva a la conclusión de que si el día de mañana concurro a un partido de fútbol uruguayo, tengo que suponer que van a protegerme esos guardias privados de que le peguen una paliza a un hijo mío (o a mí) por el delito, digamos, de tener una camiseta visitante o de que me manoseen a mi hija o de que, directamente, me afanen la billetera o el auto.

Algunos dicen que es la misma violencia que está instaurada en la sociedad, aunque uno aún puede ir -por ejemplo- al cine sin tener razonablemente temor de que otro vaya armado y le pida peaje en el baño. Otros -probablemente los mismos dirigentes que consiguieron minimizar las posibilidades de descontarle puntos a las instituciones que cometen violencia- que son unos pocos mientras que la mayoría es pacífica.

Si dentro de un estadio no rigen las mismas leyes que en el resto del país, no creo que dejen de crecer esos pocos violentos. Si nadie hace nada efectivo -y creo que para erradicar a la delincuencia hay que tratarlos como delincuentes y castigarlos como tales- no veo porqué las nuevas generaciones no van a seguir el camino del todo vale, si saben que hagan lo que hagan no les va a pasar nada.  

Habrá que cambiar la legislación. O la policía. O los dirigentes. O los periodistas cómplices. Quizás haya que esperar un lamentable aumento de muertes para que alguien tome medidas en serio. Pero por ahora, lo único que corresponde es no ir a una cancha, ya que no se sabe si se podrá volver. Porque si alguien quiere apalearnos (o algo peor) no habrá nadie que nos defienda. Ni que persiga a nuestros agresores. Sino, pregunténle al candidato ganador de las elecciones en Cerro.

9 de junio de 2016

Cuplés inolvidables de hace décadas

Qué maravilla que puede ser en algunas ocasiones Youtube. En este país donde toda manifestación cultural y/o histórica es sistemáticamente olvidada, en la página de los videos se pueden encontrar cosas que uno quiere volver a ver (u oir) desde hace décadas.

Uno es bastante enemigo de nostalgias varias, que endiosan absolutamente todo lo que pasaba antes y ha dejado de pasar. Soy -o fui- bastante carnavalero y sobre todo, murguero. Y acá hay cuplés de los 70 y de los 80 que uno no se cansa de volver a escuchar, ahora que los pudo recuperar.

Como cualquier selección, es caprichosa y cada uno se puede mandar la que quiere. Porque no vamos a decir que en YT está absolutamente todo, pero hay mucho que no se puede encontrar en ningún otro lado.  


EL COLCHON - LOS SALTIMBANQUIS 


LA COMPUTADORA - LA SOBERANA


EL COMISARIO - ARACA LA CANA


EL NOVIO - LOS NUEVOS SALTIMBANQUIS


EL DESCHAVE - FALTA Y RESTO



8 de mayo de 2016

Sentado en la vereda, mirando pasar la vida

Quien se tome un par de minutos para ver mi muro en Facebook podrá comprobar que allí tengo como amigos gente de todo el espectro político y de todos los partidos. Como todo el mundo, uno más o menos tiene su forma de pensar y, como muchos, su camiseta puesta. Esto se ve reflejado en las cosas que comparto, en que si bien muchas son humorísticas, hay varias otras que son ideológicas y donde -insisto, como hacen todos- comparto las que tienen que ver con mi modo de pensar y no lo hago con las que no lo hacen.

- Hay varios que me han eliminado por no ser del partido de ellos -y solo tienen como amigos a gente que piense igual- pero nunca lo he hecho yo. Un par de personas que sí eliminé lo fueron por estupidez y oligofrenia en reiteración real, ya sea por subir todos los días fotos de la inteligencia del ejército israelí queriendo justificar burdamente sus bombardeos a hospitales y escuelas palestinas en un caso o por echarle la culpa al gobierno frenteamplista hasta de cuando llueve, mandando insultos por una decisión judicial en la que -obviamente para todos excepto para mi ex amiga facebookiana- no tiene injerencia el Poder Ejecutivo, en el otro caso.

Todos conocemos a ese especimen, que existe en todos los partidos con representación parlamentaria y también en los que no: gente que sube varias entradas al día en 300 días al año, insultando al enemigo que tanto se odia, quien por cierto tiene cosas más importantes que revisar uno de los cientos de miles de muros uruguayos por más que lo cite todo el tiempo. En el fondo, los adjetivos y las acusaciones -curiosamente formuladas en segunda persona- se repiten incesantemente sin que la cosa progrese. El raciocinio suele escasear y uno sospecha que tanto grito en la soledad del cuarto cesaría si el odiado se presentara a argumentar.

Me está ganando la idea de que pocas cosas son tan uruguayas como Facebook -o las redes sociales en
general, sucede que no tengo Twitter, porque considero que con una alcanza y sobra- un lugar donde podemos balconear y hablar (o escribir, para ser exactos) sin parar, con la tranquilidad de no tener ni por casualidad el riesgo de poder hacer algo concreto por cambiar lo que no nos gusta. Pocas cosas tan propias de nuestra sociedad que sentarse en la entrada de la casa a criticar a los demás, quejándose de todo y creyéndonos que sabemos cómo cambiar al mundo.

Pero más que esa actitud criolla de sacar la corneta sólo para hacer ruido, lo que me asombra es el empeño digno de mejor causa de embarcarse en cruzadas personales autistas: no veo ni escucho nada que no apunte en el sentido que yo quiero. No me interesa ninguna razón ni considero el menor argumento diferente. Ahora, si va en el mismo sentido que yo pienso, acepto como válida la más ridícula -o mentirosa- noticia.

Uno creería que la gente adulta no debería ver al mundo que habita como un lugar maniqueo donde de un lado están los buenos inmaculados y del otro, los que acumulan el 100 % de maldad que hay en el Universo. Pero no parece ser ése el tipo de audiencias que buscan nuestros medios de comunicación masivos. 

Se me ocurre que hay un buen ejemplo argentino en estos días: aparentemente -y digo aparentemente porque todo el caso de las filtraciones se ha presentado muy vidrioso e intencionado- tanto el entorno de Cristina Fernández como el de Macri estarían directamente involucrados en el escándalo de las sociedades panameñas para lavar dinero. Supongamos que se confirmara plenamente la responsabilidad de ambos bandos... ¿qué medio de la vecina orilla publicaría AMBAS noticias de la misma manera sin tomar partido y sin pretender justificar al lavador afín?.

A diferencia de un discurso que está permeando los medios a modo de lugar común establecido, yo opino que las redes sociales -y los decadentes blogs- han venido a favorecer nuestra democracia al integrar a todo el que así lo quiera, permitiendo que se escuchen todas las voces que quieran expresarse. Como cualquier otra herramienta, hay que saber usarla. Sería bueno que nos acostumbráramos a confrontar diferentes visiones, enriquecernos escuchando a quien tiene otro punto de vista y aprender a incorporar aquello que puede incomodarnos, ampliando nuestro horizonte. El estancamiento tiene más que ver con el achanchamiento y la descomposición que con la tranquilidad.    

17 de abril de 2016

Nostalgia tropical sin culpa

En mi ya lejana adolescencia temprana curtí música tropical uruguaya abundantemente. Estamos hablando de los primeros años 70. La escuchaba con el fanatismo con que se hacen las cosas a esa edad, aunque teniendo claro que escuchaba -por la radio- horas de una música que sólo me divertía y me ambientaba para los bailes que iría más adelante.

Muchas cosas pasaron, en mi vida y en la "cumbia" local, incluyendo la desaparición y/o intrascendencia de aquellas orquestas (Cienfuegos, Camagüey, Cotopaxi, Maracaibo, Casino, Anakaona, Keguay, Grupo Latino) y la aparición de los galanes pelilargos, perdiendo casi totalmente cuanto tuvieran que ver con ritmos caribeños para pasar a un pop liviano y mal ejecutado, sin olvidar cumbias villeras y chetas. 

Lo notable que tiene Facebook es que aquí se suelen conseguir músicas inexistentes en cualquier otro formato. Lo que seleccioné aquí -que no son videos, sino los temas con alguna imagen de adorno- no son ni siquiera los mejores temas de aquella época sino algunas cosas que quería volver a escuchar. Y que no hay otra forma de volver a conseguir. 

borinquen - Regresa morena



borinquen - La pastora


cienfuegos - Me siento campesino


cotopaxi - Cancion india


casino - Te quiero cada dia mas