25 de marzo de 2009

Carnaval 2009

BALANCE PERSONAL

BOLONQUIS
Que en el carnaval montevideano haya suspensiones por lluvias, no debe asombrar a esta altura a nadie... ¡pero que se termine una sequía espantosa justamente el día del desfile inaugural parece demasiado!.
Hubo problemas con la empresa que tomó a su cargo la amplificación del Teatro de Verano y con los horarios de comienzo, pero lo más trascendente pasó por otros dos casos: los "fallos informáticos" y el plagio de Catusa.
El hecho que los puntajes dictaminados por los jurados se ingresen en una planilla tipo Excel y que el sistema los sume y los ordene, da lugar a problemas como los que hubo si el programador es poco riguroso -como la mayoría de ellos, doy fe- y no ha probado lo suficiente que la rutina funcione. Ahora pregunto yo: ¿cuál es el problema que alguien, por ejemplo el presidente del Jurado, tenga acceso a los puntajes y los corrobore?.
Con respecto a lo de Catusa, muchos aprovecharon para cargarle las tintas al tipo porque no lo bancan o porque son anti Frente (o anti Carnaval por ser anti Frente) y se suben a cualquier carro. No voy a defender a un plagio tan evidente pero sí voy a hacer una puntualización: muchos -muy poco conocedores del Carnaval por cierto- no saben que desde siempre murgas, parodistas y humoristas utilizan musicas ya preexistentes para adaptarla. El 90 % del repertorio de todas las agrupaciones lo hacen, las excepciones se cuentan con los dedos de una mano. Eso es Carnaval y el adaptar una canción no implica renunciar a la creatividad. Por ejemplo, en la brillante despedida de Queso Magro dedicada al Chuy es lo más lógico del mundo que utilicen música popular brasilera ya existente y reconocible por el público.
Ahora lo de Araca la Cana fue otra cosa: presentó una canción desconocida para la inmensa mayoría de los uruguayos, le hizo cambios mínimos y la presentó como de su autoría. Se quiso presentar como víctima de la derecha y después adujo que el autor, el uruguayo radicado en España Rafael Amor, era amigo suyo y le dijo que la usara como quisiera, cosa que éste desmintió.

En general, suelo buscar las propuestas originales, creativas, ingeniosas, inteligentes. Nunca sobran y hay que separarlas de entre muchas torpezas, lugares comunes y tonterías (como por otra parte, debe de pasar en cualquier manifestación artística). Creo que hubo algunas cosas muy interesantes, pero faltó el espectáculo memorable, la propuesta que quede en la historia y se repitieron muchos defectos que afean muchas actuaciones como el exceso de humor interno o para la tribuna, la sensiblería barata, la rutina.

Aclaro, como siempre, que no me refiero a revistas ni a comparsas de negros y lubolos porque me falta conocimiento e interés por esos tipos de conjuntos.

Las murgas son hoy por hoy la categoría más interesante y creativa, sin duda, del carnaval montevideano. Además de sus dos mejores espectáculos del año, como fueron Acontramano y Queso magro (mi opinión esta vez coincidió totalmente con la de la “platea”), hubo varias presentaciones muy disfrutables como La gran muñeca; Los diablos verdes (con Bananita González y un excelente coro); La margarita (que reemplazó a Diego Bello que pasó a Acontramano con el mejor Claudio Rojo en muchos años); Asaltantes con patente y La mojigata. Mención aparte para dos sorpresas: La cofradía, con varios integrantes de la recordada Contrafarsa y La clave, desde San Carlos con un espectáculo propio de una murga experimentada –lo es, aunque sea la primera vez que compite en Montevideo- rematado con la mejor retirada del año.

Los fallos son, por definición y aunque muchos lo olviden, nada más que opiniones y no la verdad medida científicamente. La calificación de un espectáculo es siempre opinable e –inevitablemente- entran en juego los gustos de cada jurado, por más imparcial y conocedor que pueda ser. ¿Pero La mojigata no fue una de las mejores 14 murgas que pasaban a la Liguilla?. ¿Queso magro –probablemente la más redonda, original y reidera- un 8º puesto?. ¿Tanto cuesta aceptar la renovación –pero no revolución, por cierto- que representa la Murga Joven?.

Creo que los parodistas andan bastante necesitados de ideas nuevas. Está de moda desde hace tiempo la parodia sobre personas usados a veces como excusas para cualquier cosa (“Vivaldi” de Nazarenos) o para el aplauso fácil (“Paez Vilaró” de Zíngaros). Todas parecen estar cortadas con la misma tijera y el único conjunto que intenta cosas nuevas, Momosapiens –fundamentalmente, a partir de los libretos de su dueño, Horacio Rubino- suele perder en otros rubros. Aunque esto último merece una acotación que dejo para más abajo. O sea, todos cantan y bailan bien y tienen actores ingeniosos pero están haciendo siempre lo mismo.

Los humoristas están desde hace tiempo (¿desde que no salen los Bubys?) en una crisis de la que no se ve cómo puedan recuperarse, lo cual se refleja en su poder de convocatoria. Me atrevería a decir que Sociedad Anónima ganó con la fusta bajo el brazo por presentar el único espectáculo bueno de la categoría. Me sorprende el segundo puesto de Los calmantes, un conjunto formado alrededor del divismo de Cleber Esteche, peleado con Carlos Barceló, el dueño de S. A. pero con una actuación bastante pobre. Sería que cualquiera podía llegar a segundo…

Para terminar: ¿hasta cuándo seguiremos aguantando la censura, las patoteadas y demás cosas raras por parte de Tenfield?. ¿Y cuándo van a empezar a rotar a los conjuntos que transmiten en directo?.

24 de marzo de 2009

¿Para qué calentarse la cabeza?

¿JOHN O PAUL?. ¿CUÁL FUE EL MEJOR BEATLE?


Para la primera generación post-Beatles -yo tenía 4 años cuando se separaron- que llegamos en nuestra adolescencia al festín de la resistencia contra la dictadura la cosa era muy clara (muy esquemática) con respecto a los cuatro genios de Liverpool: John, recientemente asesinado, era el rebelde, el politizado, el genio contestatario. En cambio, Paul era el nenito bien que hacía sólo baladas dulzonas. O sea, el reaccionario. Que para peor, seguía vivo, exitoso y bien de salud. Uno casado con una mujer fea, de otra raza y artista under y otro, con una heredera
millonaria, rubia y linda. ¿Se precisa algo más?.

La primera alarma me llegó cuando gente más inteligente y que sabe más de música que yo –que son muchísimos, obviamente- me hacía ver que las cosas no eran tan sencillas y que no se podía eliminar tan rápidamente al McCartney músico.

Pero la comprobación definitiva me vino cuando vi el muy buen documental: “U.S.A. versus John Lennon” (2006, Leaf y Scheinfeld), que trata sobre su vida en New York, el secreto seguimiento perpretado por el F.B.I. y las sonoras demostraciones políticas del ex Beatle. Fue este último item el que me empezó a trabajar la cabeza: creo que es difícil ver la película sin pudrirse de la paranoia de John, creyéndose el líder indiscutido de la revuelta mundial. Aclaro: no es que simplemente adhiera a movimientos, ideas o causas rebeldes o prohibidas. No, el se considera el Nº 1 de los rebeldes, el opositor más lúcido, el más odiado y temido por todos los malos del planeta.

¿Es –fue- John un revolucionario?. ¿Qué cambios, qué mejoras propuso para aliviar los sufrimientos de las masas oprimidas?, ¿Qué estructura de la rosca intentó destruir? (utilizo el lenguaje marxista a propósito). Ninguna, por cierto, desde su lujoso apartamento del edificio Dakota frente al Central Park.

Entendámonos: nada tiene de malo que un músico exitoso viva bien de las ganancias que su trabajo produce. Y siempre es mejor que apoye las causas nobles y critique a las estructuras que han hecho a este mundo tal como está. Todo bien, pero revolucionarios no son.

No sé qué pensaban exactamente ni John ni Paul, políticamente hablando. Ni me interesa saber a quien votaban, si es que lo hacían. Para mí está claro que reducirlos a John El Izquierdista y Paul El Derechista es, por lo menos, cuadrado.

El viudo de la heredera del imperio Kodak no es un Bono que se sume a todas las actividades benéficas ni despotrique contra los imperios, ni ha escrito un tema que sirva como himno rebelde. No hay, por cierto, un “A desalambrar” en la carrera de Paul. Pero las pocas veces que ha opinado sobre la actualidad lo ha hecho en forma bastante sensata. Parece un tipo bastante ubicado en sus dichos y en su posición en la vida a partir de su inmenso éxito popular. Sólo parece que lo nubla la competencia aún vigente con su amigo-enemigo (un caso vergonzoso de hace pocos años fue cuando le planteó a Yoko Ono que los temas compuestos por ambos figuraran como de Mc Cartney-Lennon y no como hasta ahora).

¿Qué, mientras tanto, en lo estrictamente musical?.

Estoy revisando desde hace un par de meses las carreras solistas de ambos, iniciadas a partir del fatídico 1970. Conocemos en general mucho mejor la carrera de John, más corta y más ruidosa. Pero visitando a Paul uno descubre muchas joyitas ignoradas. ¿Cuántos de nosotros hemos escuchado discos como “RAM” o “Wild life” de 1971, editados aquí –supongo- cuando recién empezábamos la escuela?.

Quienes refutan la simplificación de un Paul autor únicamente de baladitas tontas suelen esgrimir el ejemplo de “Shelter skelter” del Album Blanco como un rock bastante fuerte. Pues bien, escuchen “Monkberry moon delight” del mencionado disco “RAM” y me cuentan. Hay mucha experimentación y poco de almíbar en el primer Mc Cartney post Beatle. Es cierto que hay mucha tontería facilonga en su conjunto Wings y en temas como “Ebony and Ivory”, pero eso no habilita a descalificar en masa toda la discografía solista del autor de “Yesterday”. También es verdad que escuchando el disco “Red rose speedway” de 1973 uno comienza a escuchar algunas cosas que parecen darle la razón a los “lennonistas” (no leninistas), pero en todo caso la canción romanticona, sosa y comercial (pero bien hecha) no ha dejado de estar también en el repertorio de John y de George. Además, de que no es lo único que ha hecho el “reaccionario” Paul. En el “Red rose…” hay un más que interesante tema instrumental llamado “Loup (first indian on the moon)”.

Nunca entenderé la manía de anteponer dicotomías y polarizaciones. ¿Por qué tiene que haber en el arte un enfrentamiento Peñarol vs. Nacional?. ¿Hay algo más absurdo que el enfrentamiento que tenían los porteños entre los Redondos y Soda, dos conjuntos que se parecían en muy poco?. ¿Chaplin o Buster Keaton?. Insisto, ¿por qué?. Lógico, se suelen bajar estas consignas para vender… pero, ¿somos tan acríticos que repetimos como un loro todo lo que quieren que repitamos?.

Paul y John tienen ambos –en sus carreras solistas- grandes temas y otros no tanto, pero un buen gusto y una creatividad infrecuentes. ¿Por qué tendríamos que endiosar a uno y defenestrar al otro?. No todo lo que Mc Cartney hizo solo o en el conjunto son “baladitas” ni todo lo de Lennon, revolucionario. A propósito, cuánta razón tenía Paul en oponerse a esa tontería de no sé cuántos minutos llamada “Revolution nº 9” en el Album Blanco…