BOLONQUIS
Que en el carnaval montevideano haya suspensiones por lluvias, no debe asombrar a esta altura a nadie... ¡pero que se termine una sequía espantosa justamente el día del desfile inaugural parece demasiado!.
Hubo problemas con la empresa que tomó a su cargo la amplificación del Teatro de Verano y con los horarios de comienzo, pero lo más trascendente pasó por otros dos casos: los "fallos informáticos" y el plagio de Catusa.
El hecho que los puntajes dictaminados por los jurados se ingresen en una planilla tipo Excel y que el sistema los sume y los ordene, da lugar a problemas como los que hubo si el programador es poco riguroso -como la mayoría de ellos, doy fe- y no ha probado lo suficiente que la rutina funcione. Ahora pregunto yo: ¿cuál es el problema que alguien, por ejemplo el presidente del Jurado, tenga acceso a los puntajes y los corrobore?.
Con respecto a lo de Catusa, muchos aprovecharon para cargarle las tintas al tipo porque no lo bancan o porque son anti Frente (o anti Carnaval por ser anti Frente) y se suben a cualquier carro. No voy a defender a un plagio tan evidente pero sí voy a hacer una puntualización: muchos -muy poco conocedores del Carnaval por cierto- no saben que desde siempre murgas, parodistas y humoristas utilizan musicas ya preexistentes para adaptarla. El 90 % del repertorio de todas las agrupaciones lo hacen, las excepciones se cuentan con los dedos de una mano. Eso es Carnaval y el adaptar una canción no implica renunciar a la creatividad. Por ejemplo, en la brillante despedida de Queso Magro dedicada al Chuy es lo más lógico del mundo que utilicen música popular brasilera ya existente y reconocible por el público.
Ahora lo de Araca la Cana fue otra cosa: presentó una canción desconocida para la inmensa mayoría de los uruguayos, le hizo cambios mínimos y la presentó como de su autoría. Se quiso presentar como víctima de la derecha y después adujo que el autor, el uruguayo radicado en España Rafael Amor, era amigo suyo y le dijo que la usara como quisiera, cosa que éste desmintió.
En general, suelo buscar las propuestas originales, creativas, ingeniosas, inteligentes. Nunca sobran y hay que separarlas de entre muchas torpezas, lugares comunes y tonterías (como por otra parte, debe de pasar en cualquier manifestación artística). Creo que hubo algunas cosas muy interesantes, pero faltó el espectáculo memorable, la propuesta que quede en la historia y se repitieron muchos defectos que afean muchas actuaciones como el exceso de humor interno o para la tribuna, la sensiblería barata, la rutina.
Aclaro, como siempre, que no me refiero a revistas ni a comparsas de negros y lubolos porque me falta conocimiento e interés por esos tipos de conjuntos.
Las murgas son hoy por hoy la categoría más interesante y creativa, sin duda, del carnaval montevideano. Además de sus dos mejores espectáculos del año, como fueron Acontramano y Queso magro (mi opinión esta vez coincidió totalmente con la de la “platea”), hubo varias presentaciones muy disfrutables como La gran muñeca; Los diablos verdes (con Bananita González y un excelente coro); La margarita (que reemplazó a Diego Bello que pasó a Acontramano con el mejor Claudio Rojo en muchos años); Asaltantes con patente y La mojigata. Mención aparte para dos sorpresas: La cofradía, con varios integrantes de la recordada Contrafarsa y La clave, desde San Carlos con un espectáculo propio de una murga experimentada –lo es, aunque sea la primera vez que compite en Montevideo- rematado con la mejor retirada del año.
Los fallos son, por definición y aunque muchos lo olviden, nada más que opiniones y no la verdad medida científicamente. La calificación de un espectáculo es siempre opinable e –inevitablemente- entran en juego los gustos de cada jurado, por más imparcial y conocedor que pueda ser. ¿Pero La mojigata no fue una de las mejores 14 murgas que pasaban a la Liguilla?. ¿Queso magro –probablemente la más redonda, original y reidera- un 8º puesto?. ¿Tanto cuesta aceptar la renovación –pero no revolución, por cierto- que representa la Murga Joven?.
Creo que los parodistas andan bastante necesitados de ideas nuevas. Está de moda desde hace tiempo la parodia sobre personas usados a veces como excusas para cualquier cosa (“Vivaldi” de Nazarenos) o para el aplauso fácil (“Paez Vilaró” de Zíngaros). Todas parecen estar cortadas con la misma tijera y el único conjunto que intenta cosas nuevas, Momosapiens –fundamentalmente, a partir de los libretos de su dueño, Horacio Rubino- suele perder en otros rubros. Aunque esto último merece una acotación que dejo para más abajo. O sea, todos cantan y bailan bien y tienen actores ingeniosos pero están haciendo siempre lo mismo.
Los humoristas están desde hace tiempo (¿desde que no salen los Bubys?) en una crisis de la que no se ve cómo puedan recuperarse, lo cual se refleja en su poder de convocatoria. Me atrevería a decir que Sociedad Anónima ganó con la fusta bajo el brazo por presentar el único espectáculo bueno de la categoría. Me sorprende el segundo puesto de Los calmantes, un conjunto formado alrededor del divismo de Cleber Esteche, peleado con Carlos Barceló, el dueño de S. A. pero con una actuación bastante pobre. Sería que cualquiera podía llegar a segundo…
Para terminar: ¿hasta cuándo seguiremos aguantando la censura, las patoteadas y demás cosas raras por parte de Tenfield?. ¿Y cuándo van a empezar a rotar a los conjuntos que transmiten en directo?.
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