30 de julio de 2012

Un cuento primerizo y ortodoxo



AL AGUA, PATO

‑Vos tenés que aprender, Pato, vos tenés que aprender.
‑¿Aprender qué, papá?.
‑Ya vas a ver.
    
Los vecinos los miraban. Pato dejaba que su padre determinara el tono del saludo que debía darle a cada uno de los conciudadanos con los que se chocaban.
A veces les hablaba de fútbol como para distraer, a veces se escondían. A uno de ellos, su padre contestó que sí con la cabeza la mirada interrogante del otro.

‑Andá, Pato que tu padre quiere hacer un mandado contigo.
‑¿Adónde, mamá?.
‑El sabe. 

¿Será que la abuela se está muriendo?. ¿Ya se habrá muerto?. Yo sé que hay cosas que papá y mamá ocultan con vergüenza, aunque no todas sean de cosas de la cama. ¿Qué es lo terrible para mi padre?. ¿Por qué me tiene que llevar tan lejos y con tan pocas ganas?. Supongo que no hice nada malo, sé que no es algo que haya hecho yo.

‑¿Hoy hay algo bueno para ver en la tele, Pato?.
‑No sé.

Miré cómo me imagino que miran el paisaje los condenados a ser fusilados, al almacén del gordo con el que una vez se peleó mamá, la casa de fulano o de mengano. Esperaba que alguien se cayera de una bicicleta o algún auto se mandara alguna maniobra estúpida para comen­tar algo, pero me sentía con no hablarle.

‑Papá.
‑Qué.
‑¿Le pasó algo a la abuela?.
‑¿A la abuela?. No, ¿qué le va a pasar a la abuela?. ¿No ves que vamos para otro lado?.
    
Pato descartó todos los conocidos. No iban a la casa de ninguno. No iban a ningún lugar al que hubieran tenido que ir antes. No iban a ningún lado al que Pato hubiera podido ir antes.
    
‑Hoy te tenés que tirar al agua.
‑¿Qué es eso?.
‑Ya vas a ver.
¿Por qué se fue el tiempo en el que todo era fácil?. Sólo se pedía algún juguete o alguna comida y casi siempre papá o mamá me lo conseguían. No había nada para saber. Ellos siempre sabían lo que había que hacer y sólo tenía que hacer lo que le dijeran. Ellos sabían lo que yo hacía a escondidas. No había este miedo en sus caras.

‑Ya llegamos, Pato.

Golpeó y salió un tipo con uno de esos piyamas anchos como en las películas, tan joven como el tío Roberto, bien afeitado y peinado.
‑Esta es mi hija, Ricardo.
‑Ya veo.
‑Se llama Verónica, pero le decimos Pato porque con este corte de pelo viste que se parece a la de la televisión.
‑¿Cómo te va, Pato?.
‑Saludá, che.
‑Buenas tardes.
‑Verónica, éste es un amigo de confianza de papá. Vos quedate con él, que te va a enseñar algo que vos ya tenés que aprender.
‑Pasá, Pato, no tengas miedo.
‑Contestale algo.
‑Sí, papá.

‑¿Y, Pato?.
‑¿Qué?.
‑¿Cómo qué?. ¿Qué te pareció?.
‑Bien.

Comenzaron a hacer el viaje de vuelta. Ya se había hecho de noche y no había casi gente para saludar. Ella quería saber qué le diría su padre al que le preguntó con la cabeza.

‑¿No decís nada?.
‑No sé qué querés que te diga.
    
Volvió a ver a la casa de fulano y a la de mengano. Al almacén del gordo. Pensó en su novio.

‑¿Te gustó?.
‑Sí.
‑¿Sí?.
‑Al principio estaba enloquecida de los nervios. Casi me pongo a llorar. La primera vez no sentí nada. Pero después sí. Me encantó. Fue divino. Me hizo refeliz. Me hizo...
‑!Ah, guacha de mierda, yo sabía!.
Y le dio tremenda patada en el culo.


                         F I N 
              

20 de julio de 2012

Los "Angeles de la muerte"

En un hecho policial que no está totalmente aclarado ni mucho menos, se descubrió que un par de enfermeros se dedicaban, periódicamente, a ultimar pacientes internados en estado delicado pero no terminal (o sea, sin posibilidad de recuperación ni de sobrevivencia a la enfermedad). Ambos trabajaban en la Asociación Española y uno de ellos, también en el Hospital Maciel.

La situación -terrible e inédita en nuestro país, pero no en el mundo- provocó no sólo conmoción en la población, sino también miedo y desconfianza en la situación general en los centros de salud. Si bien es inevitable que gente ignorante o estúpida crea que en un sanatorio entre cualquier tipo alegremente a manipular a los internados en un CTI, es obvio que habrá motivos de preocupación legítimos para los uruguayos en general. Es entendible el miedo que pueda tener alguien pensando en su madre internada.  Ahí estaría la obligación de dirigentes, medios de comunicación y referentes públicos en ayudar a clarificar las cosas y no generar alarma pública injustificada. No fue eso lo que ocurrió.

UN PAR DE ANTECEDENTES
En la misma Española se produjo la muerte muy evitable del hermano de Diego Aguirre por una mala praxis de un anestesista -el Dr. Sierra- durante una intervención bastante menor. Cabe la sospecha que la celeridad de la Justicia estuvo dada por la fama del familiar implicado y para todo el mundo quedó claro que la culpa era de un médico que había hecho muy mal -y negligentemente- su trabajo. Nadie aprovechó para hincarle el diente al tema de muchos médicos que se benefician de un espíritu de cuerpo y de una autoridad excesiva que les permite trabajar de la forma que quieran, sin importarles lo que más le debería importar: la salud y la vida de los seres humanos.

En 2009 se pronosticó el Apocalipsis: habría una variedad de gripe que tendría mortales consecuencias para multitudes. El terror y la histeria fueron muy grandes, muchísima gente salía a comprar cajas de barbijos y el ahora famoso alcohol en gel. El sistema de salud estuvo a punto de colapsar con las llamadas desesperadas de gente que creía ver morir a sus niños o adultos mayores que se habían engripado. Todos los días los diarios y los noticieros televisivos daban cifras crecientes de fallecidos en todo el país. 

En realidad, ese año murió la misma cantidad de personas que mueren todos los años por gripes fuertes, agravadas por otras patologías ya presentes que tienen el organismo ya bastante deteriorado y la alarma fue totalmente al santo pedo. ¿Usted vio a la gran prensa pedir disculpas por su papel irresponsable y criminal?.

LOS ENFERMEROS
Si me apuran, yo opino que lo que pasó ahí fue un claro ejemplo de "Burn out" (gente que no soporta más el stress de un trabajo difícil) mezclado con una cabeza que no debería andar del todo bien. Pero claro, igual que antes, si esto sirve como una oportunidad para sacar réditos personales, me cago en la verdad. En la televisión y en foros de Internet aparecieron multitudes de "expertos", pero eso no fue lo peor.

La gran prensa, por supuesto, habló de hasta 200 víctimas. No importa que lo haya dicho en condicional, lo que la gente ve son las cifras. Todo mentira, por supuesto, aunque aún no se sabe la cantidad total, si es que alguna vez se sabrá. También utilizaron frases y expresiones altisonantes para vender más, sin importar si eso hacía mal.


Los políticos de la oposición se apresuraron a pedir interpelaciones y juicios políticos al MSP -que en esta ocasión actuó en mi opinión correctamente, lo que no siempre ha pasado- alegres de que ésto haya pasado también en Salud Pública. ¿Interés de solucionar esta tragedia, de instrumentar medidas de seguridad para solucionar los problemas que tienen todos los centros y evitar que algo así se pueda repetir?. No, gracias, ya tiré.

Pero no sólo hubo muertes en el Maciel. Médica Uruguaya y el Círculo Católico, en repugnante acción, se apresuraron a presionar al Ministerio para que abriera inmediatamente el corralito para conseguir socios de la Española. La primera de las mencionadas hace rato que tiene como política comercial hacer cualquier cosa para destruir a las competidoras.

Al mismo tiempo, una fantasmática Asociación de Usuarios intentó conseguir réditos de poder en la mutualista, destruyéndola ante la opinión pública para hacerse de ella. La gente no sabe que quien organizó todo esto es un ex empleado jerárquico de la Española, protegido de Magurno, quien escaló así rápidamente posiciones sin ningún mérito laboral visible y tuvo que irse ante múltiples denuncias de meter la mano en la lata.    

EN RESUMEN...
¿Qué decir?. Pareciera que a nadie -por lo menos, a los entrevistados en la televisión, a los políticos y a los Nachos Alvarez- le importa si quedan funcionarios en la calle, si hay familiares o enfermos angustiados o si se puede aprovechar la catástrofe para mejorar algo en nuestro sistema de salud. Hay que buscar réditos personales y joder al competidor. Si hay algo que no le importa a nadie son los pacientes.     

11 de julio de 2012

"Todo detrás de Momo" de Los Olimareños

El conjunto más famoso del folclore -o canto popular- en Uruguay realizó en 1971 un disco bastante insólito para ese entonces. Cabe recordar que en aquella época géneros musicales como el carnaval, el tango, el rock, el candombe y lo que hacían Pepe y Braulio -en aquel momento, en su máximo esplendor- no solían mezclarse y la murga era considerarada no mucho mejor de lo que ahora nos parece esa chatarra llamada "cumbia villera".

El dúo realizó un disco completo integrado por algo parecido a lo que hoy llamamos "murga canción" que no es exactamente igual a lo que integra el repertorio de una murga en el Concurso Oficial pero que mantiene sus características musicales. Con la batería de "Los nuevos saltimbanquis", Los Olima realizaron este disco bastante olvidado, muy anticipado a su tiempo, demostrando por si hacía falta, que eran mucho más que un simple grupo de folclore a la argentina. Sus letras -como buena murga- hacían referencia a la complicada situación política del momento, en clave de farsa, sorteando la censura de la época.

Aquí les presento algunos temas de un disco a rever, con la óptica de estos años, tan diferentes a hace cuatro décadas.   










5 de julio de 2012

Cine: Historia Ilustrada 30

EL CINE DE ANIMACIÓN

Poco después de que el mecanismo para ver fotos en serie denominado cinematógrafo fuera inventado, se descubrió que no sólo se podían "filmar" fotografías de objetos y personas reales sino también dibujos y muñecos. De esa forma, se superaban las limitaciones que presentaban en las filmaciones convencionales la escasa -o nula- movilidad de las pesadas cámaras y las limitaciones de iluminación, por no hablar de las dificultades de la fotografía en sí. En cambio, en la imagen animada todo es posible.     

Aunque no inmediatamente. En 1907 se descubrió, probablemente por un error técnico, la posibilidad de "animar" objetos al filmarlos, parar la cámara y volver a fotografiarlos en una posición diferente. Que es lo mismo que se hacía -sin interrupciones de continuidad- al filmar a actores y paisajes para una película convencional. El caricaturista francés Emile Cohn figura como el primer cineasta que se dedicó expresamente a realizar dibujos para que al ser fotografiados y proyectados uno a continuación del otro, dieran la sensación de continuidad que necesita el cine. 

El desarrollo inicial del cine de animación -fundamentalmente, en su vertiente más exitosa comercialmente hablando de los "dibujos animados" está estrechamente relacionado con la evolución de las historietas (o comics) que surgieron en la misma época que el propio cine. Uno de los más prestigiosos historietistas vanguardistas, Winsor McCay (foto 1) descubrió el potencial taquillero que podía tener un personaje no actuado por gente de carne y hueso, con su creación "Gertie, el dinosaurio" (1914). Algunos personajes de historietas consolidaron, con su traslación a las pantallas, el género; "Mutt and Jeff" (o "Benitín y Eneas", como se los conoció por estas tierras) y los "Katzenjammer kids" ("El capitán y sus sobrinos"). Cuando McCay adaptó en 1921 una de sus obras maestras en la historieta ("Dreams on a rarebit friend") la animación demostró que era algo más que un juguete.    


Fragmento de "Gertie on tour" (1921) de Winsor McCay

Fragmento de "Dreams of a rarebit friend: Bug vaudeville" (1921) de Winsor McCay

Como se ha visto acá, las vanguardias europeas -francesas y alemanas, pero no sólo- vieron posibilidades de extender sus experimentaciones plásticas en la animación aunque ese impulso duró unos pocos años. El ruso Vladislav (o Larislas) Starevich (foto 2) fue el primer genio de la animación cuadro por cuadro de muñecos. Starevich se exilió de su Moscú natal luego de la Revolución de Octubre -llegó a combatir en el ejército blanco- y prosiguió su carrera en Francia. Introdujo el color y el sonido tempranamente y continuó su hoy olvidada tarea hasta el mismo año de su muerte (1965). Con él, que llegó a ser bastante reconocido en su momento en Hollywood, la animación llegó a sus primeras cotas de calidad e imaginación, yendo mucho más allá del entretenimiento infantil o la mera novelería.

Los dibujos animados no se transformaron en un item redituable en la industria hasta la feliz inserción en el cine sonoro producida -famosamente- en uno de los primeros cortos del ratón Mickey, creado por Walt Disney (foto 3). El cortometraje en cuestión se llamó "Steamboat Willie" y figura como co-dirigido por Ub Iwerks, un dibujante fundamental en los primeros años del astuto industrial Disney.  Su argumento facilitaba la explotación del sonido, al empeñarse -simpáticamente, es cierto- su protagonista en hacer música con todos los objetos y animales que encontraba a su paso. Aún inmaduro narrativamente, el corto era un paso adelante en la carrera de Disney y sus empleados, que pronto darían lo mejor de sí en trabajos que unirían no sin dificultad las audacias expresivas con el cálculo comercial, hasta transformar -para bien o para mal- al estilo Disney como el tronco principal de la animación mundial.

La empresa conseguiría un singular éxito con una idea que a muchos les pareció una locura: un largometraje de dibujos animados. El primer film fue "Blancanieves y los siete enanitos" (1937) (foto 4), que tuvo un arrollador éxito comercial y que, incluso, llevó a una prestigiosa revista crítica uruguaya a nombrarlo como el mejor film estrenado en el país, algo aún poco frecuente para una película de animación.  Su tercer largometraje, "Fantasía" (1940) era una ambiciosa, aunque confusa apuesta que desechaba el argumento unitario -generalmente basado en una obra o leyenda infantil prestigiosa- para embarcarse en una historia casi sin palabras, aunada a la música clásica que tanto gustaba a su autor. El fracaso comercial de la película convenció a Disney de no embarcarse más en proyectos de dudosa comercialidad.
 
Frecuentemente tildado de sensiblero y cursi, sospechoso de fascista por su fanatismo anticomunista y enemigo de todo derecho sindical, Walt Disney supo integrar a la industria muchos adelantos tecnológicos que hicieron avanzar técnica y expresivamente a la animación mundial.    

Pero no fue el único animador en Hollywood. Párrafo aparte merece -por encima de otras empresas y creadores- Max Fleischer, creador de "Betty Boop", encantadora joven sexy e ingenua y "Popeye", un surrealista marinero dotado de gran fuerza gracias a la ingestión de espinaca (el personaje se creó para una publicidad del citado vegetal). Más imaginativo que Disney, Fleischer consiguió visibilidad y permanencia (aunque Betty Boop fue censurada por la Liga de la Decencia (!)) siguiendo un camino personal.

"Steamboat Willie" (1928) de Walt Disney y Ub Iwerks

 
"Popeye el marino" (1933) de Dave Fleischer

Si bien -al igual que el cine "normal"- la enorme mayoría de las películas de animación que llegaban a nuestras carteleras era -y sigue siendo- norteamericano, en varios países se ha mantenido escuelas de animación artísticamente inspiradas. Lentamente, con el correr de los años, se ha aceptado por parte de franjas del público más exigentes, la existencia de un cine de dibujos animados que no tenía por qué pedirle nada prestado al monopólico Disney.

Norman McLaren fue un escocés que emigró por una tentadora oferta de trabajo en la National Film Board canadiense, donde pudo experimentar a gusto y formar generaciones de nuevos animadores. Poco interesado en el realismo, creó cortometrajes abstractos, utilizando en ocasiones imágenes directamente pintadas en el negativo de celuloide, como en "Boogie doodle", donde intenta establecer una relación entre el movimiento de la imagen y el saxo de Gene Ammons.


El checho Jiri Trnka (foto 5) fue probablemente el mejor animador del Este y quien más influyó en el campo -siempre muy minoritario, por cierto-de la animación de muñecos. Tierno, imaginativo, el encanto de Trnka es difícil de explicar. Sólido continuador de una tradición de buenos animadores eslavos, Trnka tuvo mucho éxito de público y crítica en los pocos largometrajes que terminó. En los últimos años de su vida, realizando cortometrajes sobre todo, su visión pareció bastante pesimista y en  su últimos trabajo "Ruka" (1965) se advierte un alegato bastante rabioso a favor de la libertad del artista para crear, idea que habrá resultado bastante incómoda para el gobierno de Checoslovaquia de la época.

Volviendo a Estados Unidos, Frederick "Tex" Avery (foto 6) fue un maestro de la comicidad en los dibujos animados, alejándose todo lo que fuera necesario del realismo un tanto amanerado y edulcorado que había impuesto el omnipresente Disney. Para Avery todo valía en pos de hacer reir. Generalmente poseedoras de un ritmo frenético y de una ferocidad poco común, las divertidas cintas del director introdujeron el sin sentido y la imaginación al género, mostrando lo que -lógicamente- el cine convencional con actores fotografiados no podía darle al público: objetos animados, caídas y golpes que desafían las leyes de la física, y en general un apartamiento de cualquier lógica que pueda estorbarle. Para Avery -creador o realizador de personajes como Bugs Bunny, el pato Lucas o Droopy- el fin siempre justifica los medios.

En la época del auge de la televisión -o sea a partir de la década del 50-  las salas dejaron de solicitar los cortos animados que hasta entonces integraban todos los programas de exhibición, sirviendo como preliminar al largometraje -con actores- que significaba la herramienta de atracción de público. Esto llevó a que fueran apartados del negocio casi todos los realizadores que no se llamaran Disney.

Si bien -como ocurrió con el cine convencional- la televisión terminó siendo un importante difusión de la animación más comercial, casi siempre en formato cortometraje, se siguieron estrenando largometrajes animados en gran parte -inevitablemente- por la fábrica Disney.    
     
"Boogie doodle" (1940) de Norman McLaren 

Fragmento de "El principe Bayaya" (1950) de Jiri Trnka

Drag-A-Long Droopy (1954) de Tex Avery