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30 de septiembre de 2010

¿Las mujeres son todas putas? VI

A MODO DE CONCLUSIONES FINALES

Siendo veinteañero, estaba divagando con un amigo, alcohol mediante. En algún momento salió el tema de las mujeres, como era previsible y terminamos hablando de lo que seríamos si hubiéramos nacido del sexo opuesto. Cuando yo dije que, naturalmente, tendría mucho sexo común y mucho del oral -digamoslo así- mi amigo retrocedió horrorizado. Para él era evidente que el hecho de desnudarse e ir a compartir una cama con un hombre significa para las mujeres acceder a un sometimiento o una humillación. Y no al placer ni a una relación interpersonal compartida como pensaba yo, y sigo pensando.

Para un enorme porcentaje de hombres -y también de mujeres- el sexo es una actividad que asegura placer -o alivio- a... los hombres. Gran parte de la humanidad considera que el género femenino -mayoritario- NO tiene los mismos derechos que el otro. Que su ÚNICA función es servir de receptáculo de las urgencias masculinas. Ah, y de criarles a los hijos que puedan salir como efecto secundario de tales necesidades.

Quizás de ahí vienen un montón de discriminaciones, injusticias y violencias que no están directamente relacionadas con el sexo. Por ejemplo, si le cuesta muchísimo más a una mujer ser admitida en un cargo de responsabilidad y conducción es porque se considera que ese trabajo implica otras habilidades diferentes a las mencionadas en el párrafo anterior y que una mujer es incapaz de tener por el hecho de serlo.

El hecho de que la mujer "sirva" para satisfacer al género que tiene el poder parecería indicar que la "obliga" a satisfacerlo cuando el macho quiera. "Es para lo único que sirven y para eso están". Aún hoy muchísima gente no tiene ni la menor conciencia de la enorme violencia física y sicológica que implica una violación para una mujer -o una adolescente, o una niña- sea hecha por un desconocido, o (lo que es más habitual) por un conocido, ya sea familiar o pareja. Aún hoy se sigue considerando -como cuando se detenían presos políticos en las dictaduras militares en nuestro continente- que "algo habrán hecho".

Si la mujer para lo único que sirve es para el sexo, es lógico que lo único que importe de ella es su belleza. En la gran mayoría -por ejemplo- de los programas televisivos sólo están como elementos decorativos subordinados al hombre. Esto vale para periodísticos, telenovelas, infantiles o deportivos. Análogamente, en cualquier trabajo que no tenga nada que ver con la imagen (como sería la de modelo) a lo que más importancia se le da para conseguirlo es a la belleza física. No importa si tiene talento, sabe o quiere progresar. Lo único que importa es si está buena.

Golpeadas con impunidad tanto dentro como fuera del hogar -si alguien ve a dos tipos pegándose en la calle, probablemente se ponga a separarlos, pero no si es un hombre a una mujer "porque es asunto de la pareja"- sólo en los últimos años se están abriendo en Uruguay lugares donde se pueda denunciar la violencia abusiva de quien es más fuerte físicamente. Y tiene -aún- en los hechos legitimación social. Pero queda mucho por hacer, especialmente en la concientización de la sociedad para que no admita esta forma de tortura.

Sería bueno -aunque no suficiente- comenzar por una educación escolar que jerarquizara los derechos humanos del sexo femenino. También, creo yo, aumentar muchísimo la facilidad para las denuncias policiales de los distintos abusos perpetrados por conyugues, novios y ex parejas.

Aquí hay un lugar donde se podría realizar una acción útil y justa:

http://www.es.amnesty.org/actua/acciones/iran-lapidacion-mujer/

5 de agosto de 2010

¿Las mujeres son todas putas? V

GOLPEADAS Y PROHIBIDAS

(Ésta iba a ser la última entrada de la serie pero me di cuenta que estaba dejando afuera dos temas demasiado importantes)

Hace un tiempo me metí en un foro de comentarios acerca de una nota -costumbre informática que abandoné pronto y que recomiendo fervorosamente no seguir- en la que se informaba que una mujer aquí en Uruguay había denunciado a su ex marido por golpes pero todo había sido inventado por ella para perjudicarlo. Esa noticia tenía una poco común cantidad de intervenciones de lectores, en su enorme mayoría hombres que se alegraban por el -indiscutiblemente merecido- procesamiento de la mentirosa pero que extendían hasta la insinuación -y en algún caso, la pomposa afirmación- de que TODAS las denuncias sobre violencia doméstica o abusos contra las mujeres también eran mentira. Al contrario de lo habitual en mí, subí un comentario diciendo lo asqueado que estaba con lo que afirmaban otros hombres.

También hace bastante, el semanario Brecha, de reconocida prédica progresista en lo social, recibió varias cartas muy agresivas de una extraña asociación que decía defender a los padres que se veían privados de sus derechos como tales por las mujeres que se valían -entre otras "injusticias"- de la prédica de alguna prensa presentándolas como "víctimas".

No dudo que en algunos casos -en realidad, me consta- haya esposas que utilicen todo tipo de estratagemas para perjudicar a sus ex maridos. Pero de ahí a afirmar, como parecen querer decir desesperadamente MUCHISIMOS hombres, que la violencia doméstica es un mito, media un inmenso abismo. El mismo que hay entre la verdad y la mentira. Alcanza y sobra con haber trabajado en la puerta (emergencia) de un centro de salud para no tener dudas.

Los hombres golpean a sus parejas por discusiones de todo tipo, aprovechando su mayor fuerza física y también, la normalización que aún tiene en la cabeza de mucha gente la situación de control total del varón sobre la mujer. La mayoría de las veces por no obedecer o por contrariar al "amo". No sólo son golpeadas las esposas sino también insultadas, menospreciadas y también, violadas. Sí, vecinas y vecinos, puede haber violación dentro de un matrimonio. Por haber firmado una libreta y haber aceptado iniciar una relación amorosa, eso no quiere decir sumisión total al hombre y disponibilidad perpetua.

Probablemente la causa más frecuente de violencia conyugal es la ruptura de la pareja -o su intento por parte de ella- dado que muchos hombres aún en el siglo XXI siguen considerando que las mujeres no tienen derecho a terminar con una relación o a iniciar otra. Muchos tienen dentro el concepto de "mejor muerta que con otro" o creen ser "dueños" del cuerpo de quien alguna vez los amó por haber vivido bajo el mismo techo o por haber sido "el primero". Ni hablar que la inmensa mayoría de la humanidad -de ambos sexos- considera de muy diferente gravedad la infidelidad femenina que la masculina.

Durante toda la vida, en las comisarías se burlaban descaradamente de las mujeres que denunciaban haber sido maltratadas, situación que sólo cambió con la creación de una dependencia específica -aunque todavía muchas víctimas no la conocen- como tampoco saben dónde ir ni con quien hablar. Poco a poco, desde el Estado uruguayo se está trabajando en el camino correcto para facilitar la colaboración con las víctimas y la represión a los culpables, superando algunas limitaciones absurdas que dejaban afuera de la protección a algunos casos, tanto por edad como por situaciones jurídicas. La violencia contra la mujer está presente en todas las clases sociales -al contrario de lo que se piensa- y es cometida por hombres de todas las ideologías -incluso de aquellas que se dicen igualitarias-, de todas las edades y, por cierto, no hace falta que la relación tenga mucho tiempo ni que haya llegado al matrimonio para que el varón abuse de su pareja.

Si uno puede quejarse del machismo imperante en la sociedad en la que vivimos, todo eso se ve multiplicado en las sociedades musulmanas hasta lo increíble. Por razones de conveniencia política del imperio americano, hemos tenido noticias frecuentes en estos últimos años de la actitud absolutamente irracional y fanática de los llamados talibanes, que obligan a ir en público a las mujeres con la totalidad de su cuerpo y cara tapados, que les impiden salir de casa sin permiso y les imponen la sumisión total hacia todos los integrantes masculinos de la familia.

El régimen creado en Afganistán luego de un golpe de Estado del que no fue ajeno Washington fue el más publicitado de los aberrantes sistemas de opresión de sexo, pero no el único por cierto. Dicho sea de paso, poco y nada ha mejorado la situación de la mujer afgana actualmente. Pero la sistemática degradación de niñas y adultas en sus más elementales derechos humanos forma parte de la cultura musulmana. Que yo sepa, en ninguna de sus sociedades dejan de ser tratadas poco menos que como mascotas, apenas útiles para permitirles desahogar sus necesidades sexuales a los hombres y criarles a sus hijos.

La idea es muy simple y ya la he comentado aquí: si a una mujer se le libera de sus cadenas, se le permite salir sola (por ejemplo, a estudiar o trabajar) o mostrar su belleza con su ropa, inmediatamente saldrá desesperada a buscar más y más hombres. Como si las mujeres solamente pudieran pensar en sexo. Así presentadas las cosas, se les impone una cadena perpetua de no poder desarrollar la menor inquietud laboral o de un estudio y, muchísimas veces, ni siquiera de poder elegir su pareja. Ni tampoco de tener el más mínimo contacto no autorizado con cualquier hombre. Aclaro que cuando digo contacto, me refiero a saludos, conversaciones o relacionamiento profesional. No hace mucho, la mutualista donde trabajo no hizo lugar a la demanda de la esposa de un diplomático de un país árabe (mejor dicho, del propio embajador) para que siempre que pidiera asistencia se asegurara que a la señora la atendería una médica mujer, porque ella no podría atenderse con un hombre.

Y ésto no pasa solamente en las culturas mahometanas. No necesitamos salir de nuestro continente para ver situaciones similares.

30 de junio de 2010

¿Las mujeres son todas putas? IV

SI NO SOS LINDA, NO MERECÉS VIVIR

Un chiste que circula por Internet pregunta cómo se llama la parte de piel inútil que rodea a la vagina. -Mujer, es la respuesta.

El problema es que muchísima gente se ha tomado en serio -sin conocerlo- este chiste a lo largo de la historia de la humanidad. Hagan el ejercicio de mirar, simplemente, varias películas comerciales de Hollywood seguidas prestando atención a cuáles son los personajes femeninos jóvenes que aparecen en ellas. Así sea una abogada, una médica, una quiosquera, una mecánica de autos o una boxeadora todas son mucho más bellas que la media.

A ningún hombre -incluyéndome por cierto a mí- le disgusta la belleza física. Ninguno somos indiferentes al atractivo sexual de una mujer hermosa. El reproche es por la idea extendida -y ampliada día a día por los medios masivos de comunicación- de que es lo ÚNICO que importa en una mujer y, por qué no decirlo, de que para la belleza y para la práctica del sexo es para lo único que ellas sirven.

Lo llamativo es que en la Naturaleza -en todas estas entradas suelo comparar nuestros comporamientos en cuanto integrantes del reino Animal- el caso es exactamente al revés: si en alguna especie uno de sus sexos tiene que hacer esfuerzos para llamar la atención al otro y aparearse, siempre es el macho que suelen tener atributos -plumas, cuernos, colores o cantos- para seducir. En cambio, en nuestra especie casi -o sin casi- no se nos exige nada a los hombres. Pero sí se les exige muchísimo a nuestras hembras.

En la vida diaria los hombres solemos mirar a las mujeres solamente en función de lo "buenas" que están. Repito: el problema no es que los hombres se interesen por las mujeres, sino que la sociedad toda -o sea, ambos sexos- piensen que lo único que importa en una mujer es la apariencia física. Y que algunos intenten dictar UNA apariencia física como la única deseable y aceptable. O dos: la muñequita hermosísima, siliconada y "yegua" o para las adolescentes -por razones que no alcanzo a entender- la flaquísima, sin carnes y mal alimentada.

En otro orden, si bien es absolutamente innegable que los hombres en promedio tienen mucha más fuerza y aventajan en muchos aspectos físicamente a las mujeres -de nuevo, hay una explicación a esto en cuanto animales que somos- me parece asombroso el enorme consenso en considerar que las mujeres no saben hacer un montón de actividades para las que no entiendo que haya ninguna traba física ni de otra índole, para que no las puedan realizar las mujeres. ¿Por qué el haber nacido con el sexo femenino le impediría a alguien ser jefa en una oficina, manejar un auto, ser periodista deportiva o aprender de mecánica?. ¿El tener vagina le imposibilita a su poseedora ser ingeniosa, inteligente, creativa o graciosa?. No olvidemos que hace 100 años -o menos, también- a ellas no se les permitía hacer estudios universitarios o votar.

Pues así como se considera por muchos que para lo único que sirven es para la cama, se cree que eso es lo único en que piensan ellas. Por eso no se las dejaba estudiar o votar y hasta hace poco tiempo -yo lo viví- por lo menos en nuestro país, era bastante sospechoso el hecho que salieran a trabajar. Si hacían eso, es porque buscaban "aquello". A pocos se les podía ocurrir que tuvieran inquietudes intelectuales, sociales o que les gustara realizar una tarea específica. Aparentemente, para lo único que servían es para criar hijos -después de tenerlos- cuidar y limpiar la casa y hacer la comida. Y tener sexo, o mejor dicho, darle el sexo que su hombre necesite.

Ya nadie se asusta porque una mujer salga fuera de su casa a trabajar -aunque se puede pensar que en muchos casos eso sólo sirvió para agregar más esfuerzo a sus habituales tareas domésticas que muchísimas veces siguen haciendo en exclusiva- pero estamos muy lejos de haber avanzado hacia la igualdad de sexos. La mujer sigue siendo calificada sólo si es atractiva físicamente -y el hecho muchas veces de ser mejor valorada en un trabajo o en una actividad pública, depende casi sólo de ello- y no es aún considerada como un ser pensante, obviamente, a la par del hombre, aunque (también obvio) no sea exactamente su igual.

Ahora, ¿no hay nada que hacer o que esperar de la vida cuando una niña es fea?. ¿O cuando una mujer ya no es joven y pierde su atractivo físico?. ¿Y si es gorda?. ¿Es que acaso no sirven para nada como personas, como amigas, como profesionales o -incluso- como seres sexuales?.

Miren cuántas mujeres veteranas (o feas) tienen papeles destacados en las películas que están ahora en la cartelera y después me cuentan.

En la próxima entrada de esta serie: conclusiones finales.

18 de abril de 2010

¿Las mujeres son todas putas? III

AH... TE GUSTA... EH...

Una amiga psicóloga afirma que el sexo para las mujeres tiene un componente masoquista. Los distintos roles de hombres y mujeres (o de machos y hembras si englobamos a todo el reino animal) durante el acto sexual parecería ser la razón fundamental para que el sexo masculino sea quien tenga más fuerza física y más decisión exterior. Supongo que la mayor concentración de la hormona testosterona debe ser clave. De ahí a que sea la mitad dominante en la vida en sociedad hay un paso.

El placer sexual femenino ha sido demonizado a lo largo de la historia de la humanidad. Desconozco el motivo. Si lo miramos desde el punto de vista -nuevamente- de la etología y considerando al hombre como animal, el orgasmo masculino es absolutamente imprescindible para la reproducción pero el femenino no. Hace poco tiempo me enteré con sorpresa que la mujer es la única hembra que está comprobado que puede llegar a orgasmos. Se especula con que en algunas especies de monos o en los delfines también lo habría. Cómo las mujeres llegaron biológicamente a producir una reacción similar al orgasmo masculino, no se sabe. En todo caso, está comprobado que es parecida en sus resultados pero que es diferente en su mecanismo. Es prácticamente imposible la comparación por la obvia razón de que nadie ha experimentado ambos. El mito de Tiresias es sólo eso (*).

Por cierto que no me molesta para nada que las mujeres también tengan orgasmos. Todo lo contrario, bienvenido sea. Para mí, como hombre es mucho mejor que la pareja de uno lo experimente. Sin embargo, le hemos inculcado culpa al placer femenino, anteponiendo ridículamente virtud y/o decencia al placer. Como ejemplo extremo e inaceptable, en varias sociedades africanas se sigue practicando desde la infancia la amputación (o ablación) del clítoris -el órgano análogo al pene que poseen las mujeres- para reducir casi totalmente el placer que pueda experimentar en su vida adulta. Hace pocos años Cinemateca estrenó la película "Moolaadé" de O. Sembene sobre el tema. No hay excusa posible para esta aberración primitiva.

Desconfiamos estúpidamente del placer de la mujer. Y tememos al placer que pueda haber experimentado en el pasado con otros hombres. He sabido de muchos casos en que los hombres arruinan cualquier experiencia satisfactoria exigiendo comparaciones con otras historias anteriores. Por no hablar de quienes guardan determinadas prácticas sexuales para experimentarlas con otras mujeres y nunca con su esposa (o "la madre de sus hijos"). Y no creamos que estas prácticas pertenecen solamente al pasado.

¿Por qué una mujer es "indecente" porque se "deje" hacer determinadas cosas?. ¿Por qué una mujer no puede tener ganas de tener sexo y disfrutarlo?. ¿Por qué una mujer no podría tener sexo antes y después del matrimonio (o por fuera)?. ¿O es que sólo pueden casarse -y aceptar ser penetradas, digamoslo así- para el exclusivo fin de ser madres?.

¿Por qué -en fin- tanta diferencia en la forma en que se trata en la sociedad a uno y otro sexo para situaciones similares?.

En la próxima entrada de esta serie hablaré sobre la imagen que se vende de la mujer. Tanto para referirme a la mujer ama de casa, a la mujer como objeto de deseo como a la mujer independiente y dominante. A las diferencias entre la realidad y el mensaje de los medios masivos que nos bombardean diariamente con su discurso nada inocente.


(*) El de Tiresias es un mito griego en el cual el referido personaje pasó de hombre a mujer una tarde en que vio casualmente a dos serpientes copulando. Luego del sorprendente cambio vivió con su nuevo sexo, incluso casándose con un caballero. Varios años después volvió a transformarse en hombre al presenciar una escena similar a la primera vez (!). Cuando se le preguntó qué sexo sentía mayor placer en el orgasmo, respondió -con su infrecuente experiencia en el tema- que el de la mujer era nueve veces más intenso.

8 de marzo de 2010

¿Las mujeres son todas putas? II

POR LAS BUENAS O POR LAS MALAS

POR LAS BUENAS

Muchísima literatura -por ejemplo los relatos laterales de "Don Quijote"- nos cuenta historias de mujeres "ingratas" -hermosísimas, obviamente, sino no hay interés masculino- que no corresponden al amor y a la pasión que algún -o algunos- hombres le prodigan. Muchas de esas narraciones denuncian a la cruel que lleva a la locura o a la muerte al infeliz que tuvo la desdicha de pretender su corazón.

Ahora, ¿por qué está mal que lo rechace?. ¿Por qué diablos está obligada la mujer a aceptar el amor de un hombre que no le gusta?. Si no quiere, no quiere y punto. No es una cuestión de quien se esfuerce más o de que la culpa es de la mujer si el tipo se siente mal. Me hace acordar a lo que muchas veces dice Alejandro Dolina en su programa radial irónicamente como forma de seducir a una chica renuente: -Dale, qué te cuesta.

¿Qué pasa si una mujer se enamora de un hombre?. ¿Está obligado el "ingrato" a casarse con ella?. Suena ridícula una historia así, ¿no?.

El problema es que nos hemos acostumbrado -nos han acostumbrado- a creer que el amor de una mujer -visto desde un posible ángulo, la aceptación y complicidad de ellas en el acto sexual- es un artículo más a la venta, igual que un auto o una heladera. "Cuando un pobre se enamora/y un rico se le atraviesa/allá queda el pobrecito/rascándose la cabeza" -cantaba Alfredo Zitarrosa, que era bastante machista aunque la copla no es de él- o "billetera mata galán", dice otra frase bastante estúpida puesta de moda en estos tiempos. El "corazón" de una mujer parece estar siempre en subasta. Yo me voy a acostar con la mujer más linda porque soy el que tiene más guita.

No mucho ha cambiado hoy. Alguna amiga me contó que después de rechazar una invitación de un conocido -con el que nunca había tenido nada- a pasar solos un fin de semana en el este, el tipo le decía: -¡pero no te das cuenta el auto que tengo, la casa que tengo...!

POR LAS MALAS

Una de las características muy particulares que tiene la violación es que, a diferencia de otros delitos violentos, al efectuarla el hombre está haciendo lo mismo que en una instancia placentera. Ninguna mujer se hace balear o acuchillar o dar una paliza -no me vengan con las masoquistas, que es otra cosa- pero sí se deja penetrar por placer. O -mucho mejor dicho- hace el amor junto al hombre que le gusta. Parece lo mismo en una violación pero no lo es. Para nada. Pero supongo que por eso, para muchísimos hombres violarlas no tiene nada de malo. Al contrario, se les está "haciendo un favor".

La idea -no por aceptada masivamente deja de ser inaceptable e insultante- es que la mujer es una criatura capaz de entrar en cualquier locura si siente deseos sexuales y no es satisfecha convenientemente. Algo que parece ser inaudito de imaginar en un hombre. "Sabés lo que le hace falta a ésta..." -hemos escuchado muchísimas veces. Ésto será tema de otra entrada de esta serie pero parece pertinente plantearlo cuando gran parte de la sociedad no es conciente de la gravedad de la terrible violencia física y sicológica que es la violación sexual en una mujer. No sólo no encuentra culpabilidad en el violador sino que busca señalar como responsable a la víctima.

Muchísimas veces los violadores son conocidos -familiares propios, familiares del esposo o de una amiga, compañeros de trabajo- que se han creído con el derecho a utilizar ese objeto inmaterial que parece ser una vagina deseada. En un gran porcentaje, las mujeres tienen enormes dificultades para denunciar el hecho -incluso, de contarlo- porque el victimario tiene influencias sobre ellas o es bien visto en la parentela o en la sociedad. Supongo que no debe ser nada fácil decir que un padrastro, el abuelo de una compañera de clase o un profesional universitario prestigioso las atacó así. Muchas veces, golpeándolas también.

Es muy común que no sientan amparo en la gente que está a su lado si llegan a relatar lo que les pasó. Suelen ser impugnadas de la misma manera que si hubieran tenido una relación consentida.

Pero muchas veces las mujeres no son violadas para satisfacer las ganas de un hombre -lo que no estaría bien, por cierto- sino para hacerlas sufrir. Hay muchos relatos -ha ocurrido con desoladora frecuencia- en donde un ejército vencedor no sólo viola masivamente a las mujeres del país ocupado sino que las asesina inmediatamente. Muchísimas veces el violador -me refiero ahora a los ámbitos comunes, sin guerra de por medio- necesita sentir miedo y sufrimiento en la mujer para atacarla.

Hay mucho para cambiar en nuestra sociedad. Empezar a reconocer a las mujeres como seres humanos de verdad sería un buen comienzo.

7 de febrero de 2010

¿Las mujeres son todas putas? I

PARA EMPEZAR: LO BIOLÓGICO

Muchos de nosotros, de niños, habremos hecho la pregunta a nuestros padres y les habremos complicado la vida para contestarnos: "¿Cuál es la diferencia entre los hombres y las mujeres?".

Y se la habremos complicado, porque ellos casi seguramente sólo habrán oído la mencionada interrogación como un tema exclusivamente sexual. Pero no lo es.

La primera diferencia, por cierto, es biológica. Nos reproducimos, sí, sexualmente y para que se mantenga la especie cada uno tiene que saber cumplir su rol distinto y complementario del otro. Esto no hay persona normal que no lo sepa.

El propósito de esta serie de notas va a ser el de tratar de ver cómo hemos considerado al "sexo débil", por qué lo hemos denigrado, explotado y hasta perseguido y qué es lo que ha cambiado y qué es lo que sigue igual, ahora en pleno siglo XXI.

El hombre -o, hablando de la gran mayoría de las especies del reino animal, el macho- suele tener naturalmente más fuerza física supongo que porque su rol en el acoplamiento así lo exige. De ahí que fuera natural que en los primeros tiempos en que nuestros ancestros primitivos se refugiaban en cuevas o algo así, fueran los hombres los que salieran a buscar la comida, realizando la peligrosa tarea de cazar.

Como además la hembra es la capacitada para parir, amamantar y proteger a los niños recién nacidos, sonaba natural también que ellas fueran las encargadas de cuidarlos en el refugio mientras los machos salían.

Cuando yo era chico -década de los 70- aún era poco común que la mujer trabajara afuera. En este paisito tercermundista, el hombre se encargaba de traer el sustento saliendo a la calle y su esposa -nuestra madre- cocinaba, limpiaba y cuidaba a los hijos. Las pocas mujeres que trabajaban -mayormente, empleadas en fábricas o enfermeras- eran eternas sospechosas de ser malas madres, de no querer atender a sus maridos y, de andar buscando hombres, lo que era casi lo mismo.

¿Por qué es tan vergonzoso, repugnante y hasta delictivo que una mujer cambie de pareja o tenga más de una y es, en cambio, aceptable, natural y hasta simpático que los hombres metan sus pitos en todas las vaginas que puedan?.

En algunas especies -volviendo al reino animal- el macho debe intentar fecundar a la mayor parte de hembras que pueda. Un macho puede tener descendencia con muchas hembras, pero éstas sólo con uno.

No quiero justificar lo que está mal, simplemente intento encontrar la raíz de unos pensamientos universalmente arraigados pero que no resisten el menor análisis, si es que uno -como intento hacer aquí- se toma el trabajo de no dar nada por sentado ni aceptar ninguna idea como incuestionable.

Ahora, ¿por qué se le tiene tanto terror al goce femenino de su cuerpo?. Un buen ejemplo son las prácticas aún vigentes en varios países africanos de la ablación -o sea, la extirpación del clítoris- antes de que tengan edad de iniciar su vida sexual.

¿Por qué se considera mucho menos capaces, hábiles, inteligentes y centradas a las mujeres que a los hombres?. No sólo eso, sino también incapaces de decidir su destino, sea éste tanto el laboral, el desarrollo personal y hasta el uso de su cuerpo?. ¿No fueron consideradas brujas aquellas que pensaban con su propia cabeza, que eran rebeldes, que se oponían al pensamiento único generalizado -y masculino- o que reinvindicaban un papel muy distinto al lamentable que le había reservado el poder?.

Señoras y señores: esto recién comienza. Para la próxima entrega, voy a hablar de las mujeres "ingratas", que no ceden al asedio de los hombres y de la violación. Como para empezar cool y light...