31 de mayo de 2010

Novela propia por entregas (final)

GARDEL NACIÓ EN LITUANIA (V y final)

-¡Literatura era la de antes!.

-Sí, no va a comparar...

-¡Pero claro que no va a comparar! –insistió Alvaro Fagalde, que parecía estar borracho no sé si de alcohol o de sicofármacos y no quería dejar pasar ninguna oportunidad de demostrarle al mundo que no hay anciano que no se ponga insoportable cuando se acuerda que ya se le pasó la juventud irremediablemente- antes todas las novelas que escribíamos eran historias policiales violentas, con torturas, tiroteos, palizas, masacres y corrupción; relatos de adolescentes curiosas o esposas aburridas con abundante sexo prohibido y desvergonzado; panfletos manijeros e intolerantes que buscaban hacer mucho ruido y amenazaban con cosas que jamás ibamos a querer hacer. ¿Y ahora, qué es lo que escriben?.

-Puf –contesté yo, que no tenía ni la menor idea de qué decir.

-¡Por supuesto!. Todo esos manuales de autoayuda y esos asquerosos libros que dicen que si encarás la vida de forma positiva, todos tus problemas se solucionan. “El secreto de mi éxito”, “Usted también puede ser un empresario”, “Esfuérzese al 110 % y será feliz”. Pregunto yo: ¿qué juventud puede salir si en las librerías sólo venden esas cosas?. Delincuentes, borrachos, putas finas, drogadictos, católicos. Como ese asesino en serie, ¿no vio?.

Comencé a huir desesperadamente, al comprobar que se había caído el último bastión de desentendimiento del tema del omnipresente “Leopardo”. En realidad, siempre que me cruzaba con este tipo comenzaba a huir. El problema es que dado mi actual estado aeróbico, él tenía aseguradas por lo menos dos horas de insoportable discurso antes que pudiera alejarme de su vista.

-¿Ese asesino?. ¡Es una pesadilla! –dije, utilizando el único recurso que me quedaba para desviar la conversación.

-¡No va a comparar!. ¡Pesadilla fue la de anoche!.

-Cuénteme –agregué, triunfante.

-Soñé que lo único que escribía eran novelas de jóvenes de clase alta que se pasan las noches en los boliches de Pocitos recitando a Lautremont y a Bukowski o caminando por la rambla; creen que un ejemplo de barrio pobre es Malvín y no saben que hay ciudad pasando el Palacio...

Finalmente, y después de un amenísimo repaso de todas las cosas que le molestan a mi vecino de la literatura actual, pude entrar al hogar-dulce-hogar, si me permiten el oxímoron. No hay caso, el que escribía bien era el hermano...

Oxímoron me hizo acordar a Oxobí, cosa nada rara si tenemos en cuenta que estaba adentro de casa. Me hundí –lógico- en mi sillón, absolutamente rendido. No lo había baleado cuando era capaz de ello, ahora sólo me quedaba aguantar su infinita estupidez y tratar de recordar qué cosas lo hacían calentar.

Como hago con todas las personas.

-¡Acerenza, tantos años sin vernos!.

-Demasiado pocos.

-¡Ja, ja!. Qué muchacho éste... no piensa cambiar más, según veo...

-Sí, pienso cambiar a la brevedad. Voy a reventar y me van a morfar los gusanos –no sin tener que hacer horas extras- y se van a repartir mi herencia mis queridos hijos. Herencia que por otra parte, en realidad, proviene de la madre. O mejor dicho, del ladrón de mi suegro.

-¡Ja, ja!. Siempre tan ocurrente.

-En cambio yo, después de veinte años de trabajo y de otros veinte años de un matrimonio por conveniencia, lo único que tengo mío es un fitito de mi misma edad que sirve ahora de cucha para el “Bilgeits”, mi perro.

-¡El perro se murió hace cinco años, pelota de playa!.

-Usted se subestima, Acerenza. Si viene a su casa el Jefe de Policía de Montevideo a pedirle consejos, es por su notable experiencia con asesinos en serie.

-Y, veinte años criándolos...

-¡Ja, ja!. En nombre de nuestra vieja amistad y teniendo en cuenta que usted es el más capacitado para ayudarnos a dar con ese delincuente, le pido que por favor nos asesore.

-En nombre de nuestra vieja amistad, lamento profundamente no ser yo el “Leopardo”. Así que como finalmente llegó a Jefe de Policía y no tiene a nadie más arriba para alcahuetear, me viene a chupar las medias a mí...

-Bueno, no es tan así. ¡Je,je!. Arriba mío tengo al señor Ministro.

-Sí, pero tiene que hacer cola.

-No sea malo, Acerenza. ¿Usted se cree que alguien puede llegar a esta culminación en la carrera profesional sólo con sonrisitas?.

-Tiene razón –contesté- vaya uno a saber las cosas que habrá tenido que dejarse hacer. Todos sabemos que al último Jefe que llegó al cargo por ser un buen policía lo nombró Rivera.

-¡Callate, rompehuevos, que no dejás escuchar la tele! –gritó uno de mis hijos.

-¡En vez de decir pelotudeces, mirá el noticiero que apareció otro fiambre! –agregó el otro.

-Es cierto, señor Acerenza. Desgraciadamente, el “Leopardo” mató a otra muchacha.

-“...el cadáver muestras signos inequívocos del martirio inenarrable que sufrió durante interminables días... discúlpenme, se nos hace difícil seguir hablando de estas terribles noticias pero nuestro deber profesional nos obliga a no ocultar ninguna información, aún si es de este tenor...”

-En la dictadura bien que se callaron la boca...

-¡Shhh...!

-“...¿por qué siguen pasando estas cosas impunemente?. ¿Por qué nadie parece capaz de hacer nada?. ¿Qué mundo le estamos legando a nuestros hijos?...”

-¿Vio lo que le decía, Acerenza?. No podemos permitir que siga esta locura. La gente va a comenzar a tomarse la justicia por mano propia con cualquier inocente y no podemos quedarnos con los brazos cruzados.

-Seguro. Los únicos que toman justicia por mano propia son ustedes. No admiten competencia.

-Vamos, no siga con los versos de siempre. Usted, que trabajó en esto, ¿no se siente responsable, como me siento yo?.

-Negativo. El que mata es él –dije, señalando la pantalla del televisor- y no yo. Yo sólo puedo matar a alguien si me le siento arriba.

-O cuando vas al baño –intervino Federica.

-No me jodan más con que soy responsable de nada –seguí- tengo guita, no me importa lo que le pase a los demás. Hace un montón de días que se meten en mi casa todo tipo de lunáticos y oligofrénicos culpándome a mí de lo que está pasando. Si no fuera porque sé quién es el asesino, juraría que él también vino a reprochármelo.

-¡Cómo que sabe quién es el asesino!.

-Y, sí.

-¿El “Leopardo”?.

-Si quiere llamarlo como lo llamó la prensa policial sensacionalista -valga la redundancia- sí.

-¡Pero quién es?.

-¡Momento!. ¿Cuánto vale para usted esa información? –interrumpió, obviamente, Adalberto.

-¿Cómo?.

-Hablemos en cifras.

-¡Callate, imbécil!. Vos no vas a vender nada mío. Si querés vender algo, conseguitelo vos con el sudor de tu frente.

-Te quedaste en los sesenta –dijo alguien a mis espaldas, creo que mi esposa.

-Por favor, señor Acerenza. No puedo creer lo que estoy escuchando... ¿quién es?.

-“...en la edición nocturna, daremos más detalles de la investigación policial para dar fin a este animal que tiene horrorizada a toda la sociedad uruguaya...”

-El asesino es un hombre de raza caucásica –suponiendo que existieran razas en la especie “Homo Sapiens”- de casi cincuenta años de edad, que mide entre 1,75 y 1,78 metros, pesa entre 80 y 83 quilos y calza cuarenta y uno. Además fuma “Republicana” sin filtro, usa escarbadientes e hilo dental para higienizarse el comedor y se pasa rascando la oreja y sacándose cerilla con el dedo meñique de la mano izquierda.

-No lo puedo creer.

-Utiliza siempre zapatos del estilo porteño, le falta algún menisco que otro en la rodilla derecha y le tiene terror a las enfermedades venéreas, por lo que usa preservativos incluso cuando tiene relaciones sexuales forzando a sus víctimas, por decirlo delicadamente.

-Parece que está hablando en serio.

-Estoy esperando el chiste contra los colorados.

-Es aficionado a las revistas de chismes de la farándula porteña; cuando se encierra en su antro sobrevive encargando comida basura por Internet y su fantasía sexual preferida –confieso que es lo único que tenemos en común- es que las muñecas Barbie le hagan una sesión completa de sexo oral.

-Mirá, mamá, la Ameba Gigante piensa...

-¿Cómo es posible, señor Acerenza, que pudiera llegar a esas fantásticas conclusiones?.

-Porque, señor Oxobí, me dedico aún a investigar las evidencias concretas. He pasado horas enteras revisando las fotos de los cadáveres y todas esas cosas y en vez de masturbarme viendo los cuerpos adolescentes desnudos y mutilados como hacen los cientos de miles de hombres de honor que visitan esas páginas, he intentado reunir los datos objetivos. Paso a explicar: ampliando las fotos y ajustando el brillo y el contraste –cosa que cualquier estúpido puede hacer y hasta la policía, digo sin temor a exagerar- se pueden ir descubriendo pequeños indicios que deja el asesino, vaya uno a saber si por descuido o porque –en realidad- quiere que lo descubran, como dicen los expertos de no sé qué que salen en la televisión.

-Continúe.

-Le mostraría mi colección de fotos trabajadas pero usted no tiene tiempo ni yo energía como para trasladarme tantos centímetros hasta la computadora. En una de ellas se ve que las quemaduras de cigarros son sin duda de “Republicana”.

-¿Cómo sabe distinguirlas?.

-Bueno... tenía una novia en Villa Biarritz que era un poco...

-Comprendo. No es necesario que dé más explicaciones.

-Ahora es Ministra. Sigo. En otra foto se ve una huella de pie que corresponde a un hombre del peso y la estatura que dije, sin olvidar que la pisada derecha está desviada de la forma típica de los que tienen la rodilla operada. Por supuesto, también se puede deducir el tipo de calzado. En otras imágenes –tres, creo- noté que todos los pedazos de diario que tienen las víctimas tapando su boca son, en realidad, de unas vomitivas revistas argentinas de vedettes contando que buscan a sus numerosísimos hombres “inteligentes y hogareños”. Ustedes habrán notado que todos los cadáveres fueron violados pero no tienen rastro de semen. Salió en todas las informaciones.

-Sí, usaba preservativos, ya lo sabíamos...

-Pero en dos de los contenedores de basura donde aparecieron los cuerpos, al lado tenían –como se pueden ver en las muchísimas fotos- una muñeca de ésas sí con bastante rastro en la boca, por no decir otra cosa, lo cual daría para interminables disquisiciones de cualquier psicólogo, a menos que sea lacaniano. Además, los senos y los genitales de las chicas y chicos, que fueron abundantemente manoseados por el “Leopardo”, están repletos de grasa, lo que sugiere que sólo come esas porquerías que te las amplían por cinco pesos más. También se puede concluir lo de los escarbadientes y la cerilla de los parlantes por la mugre que deja en los lugares donde tocó a los infelices.

-¿Y lo de la raza caucásica?.

-Bueno, queda más fino que decir “blanco”. El 93 % de los uruguayos somos blancos y si el “Leopardo” fuera negro o –más improbable aún- indio, lo hubiera recalcado inmediatamente Daniela, la pendex que perdía la memoria cada treinta segundos. Tenía pinta de tener mucha guita, o lo que es lo mismo, de ser racista.

-Supongamos que todo lo que dice usted fuera correcto. ¿Cómo puede saber a partir de esos datos quién es el asesino?.

-Porque coinciden totalmente con lo que se sabe públicamente de él.

-¿Públicamente?. ¿De dónde los sacó?.

-De un estúpido reportaje que le hicieron para publicitar su nuevo programa de entretenimientos, que lo presentan torpemente como si fuera una nota de interés público.

-Pero entonces... ¿quién es el “Leopardo”?.

-Ese tipo –contesté, señalando nuevamente la televisión.

-¿Héctor Heredia?. ¿El presentador estrella de canal 12?.

-¿Por qué no?. ¿Esperaba un negro que afanara carteras en la Caja?.

-¿Pero qué móvil podría tener Héctor Heredia para hacer algo así?.

-El móvil es obvio. Aunque no se puede descartar que el tipo haya salido así porque el viejo de chico lo fajara, lo violara y le obligara a ver dibujitos de Walt Disney, en realidad la razón está muy clara en lo que está a punto de decir:

-“Más detalles sobre este macabro y estremecedor descubrimiento en la tercera edición de...”

-¿Qué le parece?.

-¿Usted quiere decir que Heredia planificó estos terribles asesinatos para aumentar la audiencia de su programa de televisión?.

-¡Bravo, señor Jefe de Policía! –le respondí, aunque la mayoría de los presentes no advirtió mi tono irónico- ha podido efectuar su primer deducción profesional. ¿Cómo se siente?. ¿Le dolió?.

-¿Usted me está tomando el pelo, Acerenza?.

-Jamás haría otra cosa. Excepto que lo de Heredia es en serio. Si usted lee uno de esos suplementos de los diarios que quieren hacernos creer que lo más importante en la vida es averiguar quiénes van a protagonizar la nueva telenovela de la noche y cuál es la audiencia de cada programa televisivo, podrá ver que, justamente, el fracaso del noticiero –seamos generosos- de Heredia era cada vez más innegable, hasta que...

-El “Leopardo”...

-¿Es que nadie se puso a pensar cómo siempre era el programa de él el que llegaba antes y tenía las mejores primicias?. Claro, lo único que tenía que hacer era cambiarse de ropa.

-No lo puedo creer.

-No me importa. Con esta serie de “estremecedoras” y “peligrosas” notas logró acallar los atronadores rumores de que iba a ser reemplazado por otro presentador tan estúpido e ignorante como él, pero probablemente más joven y con más pelo.

-Pero no podemos detenerlo. No tenemos pruebas.

-Hagan lo que quieran, no me interesa. Yo no soy exactamente un adolescente y nadie que no tenga un container y una grúa me va a secuestrar. Y aunque eso pasara, puedo estar totalmente seguro que nadie me va a violar. Pero yo allanaría su casa con lo cual podría acumular suficientes pruebas como para ganar el Juicio del Siglo, Fama, Grandes Reportajes y, aunque sea mucho menos importante, salvarle la vida a dos o tres botijas que deben de estar agonizando dolorosamente en estos momentos.

-¿Cómo es que no nos dijo ésto antes?.

-Porque no se me había ocurrido antes. Usted me inspira a investigar. Supongo que por el método del absurdo.

-¡No puedo creerlo!. Que asombroso... vamos a arrestarlo ahora...

-Me gustaría verlo. No es que quiera insinuar que usted, Oxobí, haya sido alguna vez un poquito sensible a las presiones de algunos jerarcas muy influyentes, pero...

-¿Qué quiere decir con eso?.

-Espero que no recuerde lo que le pasó al Inspector Jefe que intentó investigar la más que absurda teoría de que el Secretario de la Presidencia se suicidó por amor junto a una copera, dejando sin efecto varias actuaciones judiciales sobre coimas, licitaciones fraudulentas y tráfico de influencias que lo implicaban.

-¿Eso qué tiene que ver?.

-Nada, excepto por el hecho que Heredia defendió agresivamente la estúpida teoría del suicidio y atacó sistemáticamente al Inspector. Si yo fuera uno de esos que sospechan de la corrupción de las altas esferas pensaría que alguien muy importante protege a Heredia y lo trataría de proteger ahora...

-Pero...

-No se olvide cómo hicieron matar al diputado González en la supuesta acción de unos subversivos en la embajada de Bulgaria donde el más opositor de los legisladores fue el único rehen muerto, invitado por primera vez en su vida a una fiesta oficial tres días antes de presentar en un juzgado las pruebas de que el Ingeniero Barrios fue asesinado por gente del Ejército por lo mucho que sabía. No precisamente de ingeniería, si me permite la infeliz rima.

-Eehhh...

-En todos esos casos, ¿quién fue el “periodista” que ridiculizó tenazmente todas las intervenciones que desconfiaban de las payasescas versiones oficiales?. No es necesario que responda y les pido mil disculpas a los payasos. Ahora, a lo que no le encuentro fácil explicación es al asesinato del tipo en el museo Blanes. Pero supongo que será otro típica acción de los celos entre catedráticos. Usted sabe cómo son cuando hay un decanato en juego...

-Usted me marea, Acerenza. No puedo perder más tiempo. Voy a tomar las medidas del caso.

-Me parece bien. Para eso le pagamos el sueldo.

Había dejado lo mejor para el final, conociendo sin ninguna duda qué era lo que lo haría enojar más, pero lamentablemente el entusiasmo por las revelaciones que le había regalado hizo que no prestara atención a ese efectivo remate y hasta creo que me agradeció y me invitó a comer a su casa.

-Nsrstvst nvstgnd tds?.

-Por supuesto que no, pelotuda. Son gansadas que improvisé en el momento, pero era la única forma que me dejara tranquilo.

ºººººººººººººººººººººººººººº

-¿Te puedo preguntar algo?.

-¿Otra vez lo de siempre, Federica?.

-Este...

-¿Por qué te interesa tanto?.

-Bueno, no... es que...

-Ya veo que nunca me vas a dejar de preguntar por qué me casé con tu padre...

-Lo que pasa es que... no puedo entender...

-¿Qué te creés?. ¿Que nació así?. Hace veinte años era muy diferente... ¿está dormido?.

-Pufff... ¿no lo escuchás?. Ronca más fuerte que un elefante asmático. Contame, ¿cuándo lo conociste?.

-Mirá, él estaba investigando a un novio que tenía yo.

-¿A otro novio?.

-Claro. Yo estaba comprometida con ése. Y sospechaban que había mandado matar a un tipo que competía con él por un cargo de C.E.O. en una multinacional.

-¿Y papá?.

-Encontró pruebas que hicieron que lo condenaran. Y así fue que me enamoré de tu padre y me casé con él.

-Así que el otro era el autor intelectual de un asesinato...

-En realidad, no. Las pruebas las sembró tu padre para quedarse conmigo. ¡Fue tan romántico!.

-Entonces papá fue un hijo de puta...

-El otro también. Era inocente de ese asesinato, pero ya había hecho desaparecer otros rivales de distintas maneras sin que le hubieran podido probar nada.

-Y vos te encandilaste con la historieta del detective...

-Bueno, en aquella época tu padre era agresivo, ágil, decidido, seguro de sí mismo. Era mucho más viril y fuerte que cualquiera de los chicos de mi barra.

-¿Y cuándo empezó a engordar así?.

-A los tres años de matrimonio...

-¡Pah, qué horrible!. ¡Sólo tuviste tres años de sexo como la gente!.

-No, m’ija. ¡Ojalá hubieran sido tres años!. Entendelo de una vez: ningún matrimonio llegó a tres años de sexo satisfactorio en toda la Historia de la Humanidad.

-No te banco. Por suerte, con Facu andamos rebien. Nos entendemos totalmente porque somos la coincidencia total. Esta tarde vamos a hacer la revolución.

-¿Qué es eso?. ¿Una postura nueva?.

-¡Qué gansa que sos!. Estás igual que papá. Nada que ver, vamos a ir a algún barrio pobre a enseñarles –en un lenguaje fácil y accesible, como para que hasta ellos puedan entender- cómo tienen que hacer para sacudirse a los que los explotan y así poder destruir a este sistema. Él me hizo ver la verdad: que nada podemos esperar sino de nosotros mismos y que la única lucha perdida es la lucha que se abandona.

-Me asustás, nena.

-Nada debe quedar en pie, como dice él. Todos están vendidos al imperialismo: los partidos políticos, los sindicatos, los medios de comunicación, los anarquistas, los estudiantes, los jueces, los indiferentes, la televisión, las O.N.G.s, los ecologistas. O se está con el pueblo, o se está contra el pueblo.

-Tomá, escuchá la Internacional arreglada para trombón –grité yo, dejando de fingir que estaba dormido, demostrando estruendosamente que las tres hamburguesas al pan llenas de ketchup y picante que había ingerido poco rato antes junto a un par de cosas que no sabía qué eran pero que también había comido, no me habían permitido redondear el proceso digestivo del todo correctamente, en tiempo y forma.

-¡Imbécil!, ¡reo!, ¡cerdo! –me respondieron ellas. Y buena parte de los vecinos.

Si tuviera que ser sincero, creo que sí estaba durmiendo. Aunque a esta altura de mi vida, no hay demasiada diferencia entre un estado y otro. En la televisión había un partido a punto de empezar de las eliminatorias del Mundial de fútbol Uruguay 2030. Más exactamente, era el desempate entre Brasil y Paraguay por el último lugar clasificatorio de la Confederación Sudamericana. Ésta había decidido que el partido de ida se jugara en San Pablo y la revancha en Río de Janeiro. Para que hubiera más garantías los jueces serían brasileros. E incluso, habían permitido –imagínense a qué selección- que jugaran dos jugadores titulares sancionados por expulsión, otro por doble amonestación, uno que había dado positivo en un control antidoping por sobredosis de heroína y otro que estaba procesado por asesinar a un rival a balazos.

Estaba esforzándome para que las evidencias de mi meteorismo fueran lo más indiscutibles en lo posible porque había escuchado que Adalberto había traído a un amigo a casa. Por razones que ignoro, mis hijos siempre se olvidaban de presentarme los jóvenes que los visitaban así que tenía que irrumpir yo para hacerme conocer.

-¿Qué son esos dibujos raros que están mirando? –comencé amablemente una presentación formal.

-Nada que te importe –contestó ilustrativamente mi pequeño.

-Ah, son esas copias de los dibujitos japoneses.

-Nada que ver, boludo. Son mangas.

-Es lo que yo dije, pero traducido al japonés. Son los mismos dibujitos hechos por computadoras baratas que pasaban en la televisión en blanco y negro hace cincuenta años. Las mismas caras y los mismos fondos.

-¡Uy, sonamos!. Empieza con todas las cosas viejas...

-¿No hacen historietas en serio los amarillos o se los prohibió Mac Arthur? –continué yo, que sé reconocer cuando quieren escuchar mis opiniones.

-Estos son mangas serios y con mensaje, señor.

-¿Qué mensaje? –respondí al extraño, que evidentemente no era hijo mío porque me hablaba con algo de respeto- ¿tipos que se suicidan si no cumplen con su deber, aunque su falta sea perder un partido de fútbol o no aprobar un examen?. ¿Niñas vírgenes e inocentes y/o semidesnudas?. ¿Superhéroes con personalidad de plástico que en vez de llamarse Yamimoto o Hikito, se ponen “Power Warrior” o “Gladiatorman”?.

-Dejate de joder...

-Por no hablar de los ojos redondos y las chicas anoréxicas que intentan ser puestos como modelos de belleza a ser imitados por los orientales de allá, avergonzándose de su naturaleza y condición.

-¿Por qué no te vas a cagar y nos dejás de rompernos las bolas? –gritó Adalberto, utilizando el argumento más común en los debates preelectorales uruguayos.

-¡Miren!. ¡Arrestaron al “Leopardo”! –llama mi mujer, probablemente también a mí, para mirar el televisor.

Yo estaba más asustado por la perspectiva de que mi hija creyera que una chica rica puede ser izquierdista y que mi hijo, a su vez, le prestara atención al arte. Así que no me acerqué a la tele, haciendo lo contrario de lo que hacían los demás –¿alguna vez hice otra cosa?- aunque no pude evitar escuchar sus comentarios mientras el nuevo periodista jefe del canal leía un comunicado de la dirección deslindando su responsabilidad ante el descubrimiento de que un ex empleado era el autor de esos incalificables crímenes.

-¡Qué hijo de puta!. Tenía tres guachos más secuestrados...

-Les había hecho de todo...

-Decime si un tipo como Héctor Heredia tenía necesidad de hacer algo así. Con la guita y la fama que tenía...

-Lo van a matar en la cárcel...

-¡Habría que caparlo en frío y meterle un fierro caliente en el culo!.

-Es otra prueba de la decadencia irreversible del capitalismo.

-¡Mirá lo que dicen ahí!: “Todo fue el fruto de una paciente y silenciosa tarea de investigación prolija y científica”...

-De la Garrafa Humana no dicen nada.

-¡Qué querés!. Si se enteran que fue el gordo el que adivinó cuál era el “Leopardo”, lo tienen que soltar al tipo.

Orgulloso del reconocimiento de mis hijos a mis habilidades deductivas aún intactas, comencé a arrastrarme a la cocina lo más sigilosamente posible –que nunca es mucho, dado que suelo chocarme contra las paredes, los muebles y me incrusto los bordes filosos de todo lo que haya a los costados de la mesa, la mesada y los aparadores. Pero, entusiasmados por lo que veían en la tele, no tuvieron tiempo de cerrarme el paso y pude armarme algo así como un refuerzo con todo lo que habían guardado dentro de la heladera.

Mientras engullía y alcanzaba a separar algunos de los pedazos de celofán, nylon, PVC –u otra sustancia cancerígena- que habían quedado entre lo que yo llamaba el relleno, me puse a pensar por qué no estaba en el curso de detective por correspondencia que hice hace tantos años el método de dar un culpable al boleo para que no lo jodan más a uno. La Justicia uruguaya funcionaría mucho mejor.


APÉNDICE

  • Héctor Heredia fue encontrado culpable de doce cargos de homicidio particularmente agravado, lesiones gravísimas, privación de la libertad y atentado violento al pudor (esto último por su actuación televisiva). Fue soltado a los quince días porque el Gobierno declaró que su caso estaba comprendido por la ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado.
  • Adalberto Acerenza fue Gerente General de una cadena multinacional de hamburgueserías, Ministro de Trabajo y Seguridad Social, director del Banco República en el período en que fue privatizado y benefactor de los jóvenes pobres a través de la Fundación que lleva su nombre. Fue acusado de abuso de menores pero fue absuelto.
  • Federica Acerenza fue diputada de la fracción ultraderechista del Partido Nacional durante tres legislaturas.
  • Epifanio Oxobí es recordado como uno de los Jefes más íntegros, incorruptibles y operativos en la historia de la Policía uruguaya. Una calle céntrica lleva su nombre.
  • Zsuszi Krzystzwhisnkhy, alias “Murmullovsky” fue deportada a Burundi apelando a la ley de Extranjeros Indeseables.
  • Los cuadros que pintó Juan Manuel Blanes no son requeridos actualmente por ninguna galería de arte en ninguna parte del mundo.

(NINGÚN ASESINO SERIAL HA SIDO DAÑADO NI LASTIMADO DURANTE LA REDACCIÓN DE ESTA NOVELA)

FIN


25 de mayo de 2010

Historia Ilustrada del Jazz 8

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y EL CAMBIO QUE SE INTUYE. LESTER YOUNG.

Entre 1941 y 1945 Estados Unidos se involucró directamente en la Segunda Guerra Mundial, lo que no sólo determinó miles de muertes entre sus ciudadanos y la consecuente tragedia sino también una crisis económica y social por lo menos en lo inmediato. Los hombres jóvenes que iban a pelear y morir en el extranjero, el desvío de los esfuerzos de las industrias en el equipamiento de las Fuerzas Armadas. Había, por lo tanto, poco espacio para la alegría y el baile. Comenzaban a ser malos tiempos para el swing.

Éste había comenzado a dar claros síntomas de agotamiento creativo. Mientras fue un gran negocio económico pulularon las orquestas. Por cada Basie o Goodman había cientos de big bands que no siempre realizaban algo que pudiera catalogarse como jazz, apelando a todo tipo de canciones populares o románticas, apostando al aplauso fácil. A veces eran sólo el soporte de cantantes -la mayoría de las veces, chicas jóvenes que ganaban muy poco- sin ninguna relación ya con la música improvisada que nació en New Orleans.

Otra dificultad que trajo la guerra -muy lamentada ahora- es que no se grabaron casi discos durante los primeros tres años de la lucha, aunque no hay que olvidar que también hubo un conflicto gremial llevado a cabo por los músicos que muchas veces tenían que aceptar condiciones de explotación, especialmente si no eran demasiado hábiles o estaban bien asesorados. Esta falta de nuevas grabaciones aumentó la sorpresa cuando a partir de 1946 un grupo de iconoclastas plantearon un movimiento nuevo que cambió el jazz para siempre y que fue bautizado be-bop o simplemente, bop.

Sobre el bop, se hablará el próximo mes. Los historiadores del género coinciden en que su irrupción fue la mayor revolución de las muchas que hubo en este siglo largo que lleva el jazz. Sin embargo, el asombro total que ocurrió en la inmediata posguerra no debería haber sido tan grande. El bop, en realidad, no nació por generación espontánea.

Muchos -casi todos- de los interpretes de la nueva corriente habían comenzado su carrera en las big bands. En varios casos, además, en algunas de las más grandes y prestigiosas. Ya se sabía que había muchos jóvenes principiantes que planteaban ideas que molestaban a sus colegas más veteranos. En algunos de los solos que los rígidos arreglos del swing permitían, se puede escuchar alguna idea bop. En un par de discos de Ellington se puede escuchar un contrabajista que no limita su papel a mero marcador del ritmo. Pero lamentablemente, Jimmy Blanton falleció a los 21 años con apenas 3 de carrera profesional. El mes pasado hablé del guitarrista Charlie Christian, también muerto antes de llegar a sus 30 años, que se destacaba nítidamente en la orquesta de Goodman.

Éstos y muchos otros "jóvenes turcos" se reunían a altas horas, después de terminar sus compromisos en las orquestas del swing a improvisar libremente. En general, despreciaban el sonido reinante y aspiraban a reemplazarlo. No querían ser vistos como "entertainers" sino como artistas verdaderos. No querían hacer bailar -y no lo hicieron- sino hacer música. Renegaban -un poco excesivamente- de Louis Armstrong y de los consagrados directores de big bands, pero había un puñado de músicos mayores que sí respetaban y de los cuales pretendían aprender. Algunos ya han sido vistos aquí: Coleman Hawkins y Roy Eldridge, pero había uno que era el mayor referente y un caso particular que se había tenido que ir de la band de Basie porque no era aceptado por el público ni por sus compañeros, reemplazando justamente a Hawkins. Su nombre era Lester Young.

En esos tiempos Hawkins era el nombre a seguir en materia de saxofonistas tenores. Era muy frecuente que se hicieran competencias -absurdas, vistas hoy- de improvisación y fuerza entre las distintas orquestas y entre sus tenores, principalmente. Se parecían más a una pelea de gallos que a una muestra artística. Se aceptaba mayormente que el mejor saxo era el más robusto, más potente y el que aguantaba más tiempo tocando. Frente a ello se planteó un tipo de aspecto lunar, de hablar frecuentemente incomprensible que no pretendía tocar más fuerte que nadie y que desarrollaba sus solos con un romanticismo y un sentimiento único.

En realidad, no era la primera vez que se daba esa contraposición entre un instrumentista lírico y otro poderoso (recordar Armstrong-Beiderbecke o Hawkins-Bechet) pero lo cierto es que Lester pasó mucho tiempo antes de poder imponer su enorme talento y su originalidad, lo que no ayudó a su de por sí endeble salud mental. Irónicamente, en sus últimos años se amargó bastante porque florecían los imitadores de su estilo que tenían mucho mayor éxito comercial que él mismo. Falleció en 1959, retirado prematuramente y dedicándose a abusar del alcohol y las drogas.

En lo estrictamente musical, parecía rendir mucho mejor en un marco más chico que el de las big bands. Seguramente sus mejores solos corresponden a las grabaciones donde es el único viento, acompañado de un pequeño conjunto rítmico. Una formación, por lo tanto, mucho más cercana a la que impondrá el bebop al que Young se adaptó sin dificultades. Una relación muy particular -tanto en lo musical como en lo humano- tendría Lester con Billie Holiday, a quien hizo brillar como nadie con su acompañamiento al saxo.

JUST YOU, JUST ME

I NEVER KNEW

LET'S FALL IN LOVE

BACK TO THE LAND

Éste es un buen ejemplo de la interacción entre Lester y Billie:

I MUST HAVE THAT MAN

Algunos directores de big bands acogieron sin recelos a los jóvenes revolucionarios. Un ejemplo notable fue el del saxofonista Woody Herman que había capitaneado una orquesta que era una más dentro del swing pero que incorporó boppers en su banda y la transformó totalmente en 2 o 3 años. Herman, por lo demás mediocre instrumentista, fue sin embargo bastante hábil y generoso para aceptar -y aprovechar- el talento ajeno y su conjunto se ganó un lugar en la historia del jazz con lo que hizo desde los primeros años 50 en adelante. Otro de sus grandes méritos, posteriormente, fue el de haberle dado la gran oportunidad -como a tantos- a alguien llamado Stan Getz.

Otro caso curioso fue el del cantante Billy Eckstine. Poseedor de una robusta voz que utilizaba para cosechar éxitos baladísticos -como haría en los 50 y 60 el excelente pianista Nat "King" Cole, incluso grabando covers en castellano- poco a poco su orquesta fue "invadida" por boppers que la transformaron totalmente hasta volverla el primer ejemplo de big band bop. El propio líder abandonó casi totalmente sus emprendimientos románticos y no cantaba en sus discos, por obvias razones comerciales.

Como veremos en la 9ª entrega, el bebop se correspondía mucho más que su antecesor a una era donde se había perdido la inocencia, se había conocido al horror al que puede llegar el hombre y en que, por primera vez en la historia de la humanidad, el planeta mismo corría peligro de ser destruído con la irrupción de la bomba atómica.

Por otro lado, aunque Estados Unidos no había sufrido directamente la destrucción que trae toda guerra como había pasado en Europa y Asia, el esfuerzo bélico y los prestamos cuantiosos para la reconstrucción de aliados y enemigos -para evitar un nuevo enfrentamiento que ahora podría ser total- y el drama social que significó la reinserción de miles de soldados en la economía local no era el mejor contexto para poder mantener la enorme cantidad de salas bailables que pudieran contratar a las orquestas alegres y optimistas compuestas -además- por muchos músicos.

El fin del swing y el comienzo de la revolución eran inminentes.

FOUR BROTHERS

20 de mayo de 2010

Un cuplé histórico

MURGA LA (Falta y Resto 1983)

Sencillamente: uno de los mejores -y más influyentes- cuplés en la historia de la murga montevideana. En el primer año de apertura pre democrática, con la censura bastante alerta, un formidable -y surrealista- canto a la libertad, no sólo artística, que sólo la imbecilidad de una dictadura militar no advirtió.

(La versión es la del disco y no en vivo, lamentablemente. Las imágenes son cualquier cosa, incluyendo un alto porcentaje que son de otros conjuntos carnavaleros. Pero, bueno, es la única forma de escuchar el cuplé)

15 de mayo de 2010

Chasquetti: agarrá el Gallito Luis...

LA PRIMERA DERROTA ELECTORAL DEL F.A.

Desde que, por la extraña reforma constitucional de 1996 -exclusivamente electoralista- las elecciones municipales se separaron de las nacionales -aunque por poquitos meses- la atención que despiertan tiene directamente que ver en cada departamento con lo reñido o no de la elección del intendente. En Montevideo, desde hace rato, no hay ningún suspenso y es uno de los municipios que tiene un partido como ganador seguro. Otro tanto pasa en lugares como Rivera, Flores, San José y Tacuarembó, a los que parece se agregará Canelones, de aquí en más. En la capital, que es donde uno vive, la apatía llegó casi a niveles dignos del electorado estadounidense.

La primera conclusión innegable de los resultados del 9 de Mayo es que el gran derrotado es el Frente. Tenía 8 intendencias y se quedó con 5, aunque podría agregarse la de Florida donde la ventaja eran 30 votos y hay que ver los observados. Perdió dos muy importantes como Salto y Paysandú y sumó Artigas, que no es lo mismo.

La segunda es que aumentó muchísimo la cantidad de votos en blanco, no sólo en Montevideo donde había una opción directa por la abstención, resultado de la vidriosa forma de elegir a la candidata única. Opción que fue la mía, dicho sea de paso.

FA: PUEDE Y DEBE RENDIR MÁS

Más allá de las encuestas -que nuevamente le erraron feo en todo lo que no fuera obvio- que lo daban consiguiendo la reelección en Salto y Paysandú, está claro que el Frente Amplio entró en una pose de triunfalismo que no le hizo nada bien. Además de creer -no sé por qué- que iba a reconquistar TODAS las intendencias que había ganado en 2005 automáticamente más algunas más. Perdió en el litoral, lo que fue una sorpresa para todos y perdió en Treinta y Tres, donde gobernó mal y la sorpresa había sido que ganara allí en las elecciones anteriores. Conservó Rocha y Canelones fácilmente, donde las administraciones habían sido innegablemente muy superiores a las desastrosas de los partidos tradicionales. Algo bastante lógico.

Muchos olvidaron que el resultado de 2005 había sido excepcionalmente bueno, nadie esperaba más de 4 o 5 intendencias para la izquierda. El haberse consolidado en municipios difíciles como los últimos mencionados y Maldonado -lo que hacía 2 años parecía imposible- no es poca cosa. No sólo es una cuestión de sumar intendencias. Habrá que ver qué pasó en Paysandú -donde se perdió por poco- y en Florida. Pero la cosa debería estar clara para los dirigentes del Frente: hay que gobernar bien, no hay que dormirse en los laureles. Esto también va para la gente de Montevideo, por cierto.

NO REEMPUJE, COMPAÑERO

A los partidos tradicionales -y a sus medios de comunicación- les encanta boquillar y llenarse la boca con boludeces. Recuerden sino, todo lo que dijeron después de las internas y cómo se agrandaron creyéndose que nunca podían perder con Mujica. Festejan más el retroceso del FA que sus propios avances.

En realidad, aún sin tener a mano todos los datos de voto, departamento por departamento, el mayor número de intendencias para el partido Rosado se dio en mucho mayor medida porque en algunos lados (Salto y San José parecen los más notorios) votaron juntos y los de un partido se fueron en masa para el otro. -"Hay que aprender a votar cualquier cosa para derrotar al enemigo" -dijo un mediocre dirigente colorado de tercera al diario blanco idem "El País" el lunes 10. Cualquier cosa con tal de que haya un gobierno de derecha. Una política que tiene sus riesgos y sus limitaciones, aunque ahora crean que son imbatibles si se unen definitivamente, en forma programada como en los pagos de Chiruchi o veladamente como los salteños. En este último departamento, los datos son contundentes: el FA sacó 7000 votos más que cuando ganó la vez pasada pero 18000 blancos votaron al colorado Coutinho.

EL OTRO PARTIDO GANADOR: EL VOTO EN BLANCO

Como se ha dicho más arriba, en la capital muchos frenteamplistas votaron -votamos- en blanco como protesta por los sectores que digitaron la nominación de Olivera y que gobernaron pésimamente a la IMM en estos últimos 5 años. Fuimos entre un 8 y un 10 %, si se descuentan los votos en blanco y anulados que habitualmente tienen todas las elecciones. O sea, que aproximadamente 100.000 montevideanos no votamos a nuestro partido molestos con su rumbo. En cualquier país del mundo ésto tendría que dar que pensar a las cúpulas pero no soy optimista aquí.

El dato se repitió, con no muchas variantes en muchos departamentos gobernados por todas las tendencias. Pueden suponerse que hay factores que incidieron como el hastío de tanta campaña electoral, la mediocridad de tantos candidatos, la semejanza de propuestas y spots publicitarios. Pero es evidente que mucha más gente que antes está despolitizada en todas sus formas y le da lo mismo cualquier partido. Los políticos tendrían que tener en cuenta estas señales y mirar más allá de sus narices.

LOS MEDIOS

Hay pocas cosas más rutinarias y aburridas que una transmisión televisiva electoral. No hay nada que decir, excepto dar a conocer los resultados propiamente y algún análisis cuando éstos efectivamente están. Pero por lo menos, podrían hacer eso bien. Con solvencia técnica y con coordinación entre sus integrantes. Me gustaría para las próximas -que, por suerte, serán recién en 2014- traer a algún periodista extranjero para que vea a cualquiera de nuestros canales.

Como claro ejemplo, en canal 12 uno de sus movileros llamado Javier, mientras estaba en esa tonta ceremonia de filmar la apertura de los primeros sobres en el escrutinio de un circuito cometió la torpeza de decir que un voto para intendente de la lista 77 y otro para alcalde con la lista 26371 era un voto al lema por no ser del mismo sector. El muy bestia no sabía que el FA presentó una sola lista para alcaldías y aunque fuera de distinto sector, NO es un voto al lema. Para peor, después presentó un voto a la 609 como siendo para Analía Piñeyrúa. ¿Se llamaría Javier Schenck o no hay un solo periodista en el canal que sepa algo del trabajo que está haciendo?. Claro, se les complicó porque no había sangre ni menores infractores. Penoso.

9 de mayo de 2010

Cine: Historia Ilustrada 7

ALEMANIA: EL EXPRESIONISMO, LA U.F.A., LOS PRIMEROS GRANDES NOMBRES

En Alemania tardaron varios años en tener un cine interesante, tanto desde el punto de vista comercial como artístico. Recién en 1917, sobre el final de la Primera Guerra Mundial, desde el gobierno se impulsó un cartel de productores denominado U.F.A., que permitió una poderosa industria trabajando con el más moderno estudio de Europa. Tras la derrota bélica, el Estado se retiró la empresa pero quedaba en pie la infraestructura que iba a permitir los primeros grandes títulos.

Tras intentar imitar los éxitos históricos italianos, los germanos consiguieron triunfar en taquilla con seriales de aventuras -principalmente las dirigidas por Joe May y un joven arquitecto llamado Fritz Lang- y con las costosas reconstrucciones históricas de Ernst Lubitsch (fundamentalmente, una "Madame DuBarry" anti revolución de 1789 y una "Princesa de las ostras", parodia a la mentalidad norteamericana).

A Lang se le ofreció la realización del que terminaría siendo el film iniciador del expresionismo alemán en cine y el primer clásico de la nación. Sin embargo, "El gabinete del doctor Caligari" (foto 1) terminaría siendo dirigido por Robert Wiene, un mero artesano que tuvo su rato de fama por esta casualidad. Caligari era un hipnotizador de feria que hacía un número especial con el forzudo Cesare pero por las noches lo obligaba a cometer asesinatos. El libreto original planteaba al doctor como un representante de las autoridades cruel y manipulador. El propio Lang sugirió un final donde se mostrara que todo era el sueño de un internado en el manicomio donde Caligari era el bondadoso director. Los productores aceptaron el cambio, fundamentalmente por la amenaza de la censura. El verdadero valor de la película era el innovador uso de la escenografía no naturalista, realizada por pintores expresionistas.



Fragmento de "El gabinete del doctor Caligari" (1919)


Pese a lo que se cree normalmente, el expresionismo alemán en cine no tuvo muchas películas y no debe, por cierto, incluirse dentro de ese movimiento a todo el cine mudo germánico. Entre las más recordables que nos llegaron podría citarse a "El golem" (1920) de Paul Wegener (foto 2) y "El gabinete de las figuras de cera" (1924) de Paul Leni. Otro de los grandes sucesos del período fue "Nosferatu"(1922), de Friedrich W. Murnau (foto 3).

Realizada casi totalmente en escenarios naturales -a diferencia de Caligari- es una adaptación de la famosa novela "Drácula" de Bram Stoker, sin pagar los derechos. Probablemente sea la primera película de la historia del cine dentro del género de terror que efectivamente asusta, con su historia sobrenatural que prescinde bastante eficazmente del estilo epistolar de la novela original. Quizás el aspecto grotesco del vampiro parezca para los espectadores actuales demasiado recargado, pero escenas como la primera irrupción del Nosferatu en la habitación del joven notario donde la puerta se abre sin necesidad de que la toque el vampiro deben haber sido bastante atemorizantes en su época. Una curiosa leyenda afirmaba que el actor Max Schrenck era en realidad un seudónimo del propio director o, peor aún, de un vampiro real. Lo cierto es que Schrenck (que significa "susto") era el apellido real de un actor (foto 4) que realizó más de 30 largometrajes antes de morir a los 54 años de un infarto. Hay incluso una película de 2000 ("La sombra del vampiro") que recoge la leyenda.

Después de ese suceso, se le permitió por parte de la U.F.A. realizar a Murnau dos adaptaciones de clásicos no del todo satisfactorias: "Tartufo" y "Fausto", ambas con el célebre -y sobreactuado- Emil Jannings, quien también protagonizó el otro clásico alemán de Murnau: "La última carcajada". En ésta última, es un portero de hotel orgulloso de su cargo y de su ampuloso uniforme que un buen día, por un mínimo error es rebajado a trabajar en los retretes. La novedad, más allá del argumento, fue la movilidad de la cámara que, probablemente por primera vez en una película, se transformaba en el instrumento principal para narrar la historia, más allá del desempeño de los actores. Lamentablemente, los productores le impusieron un final feliz ridículamente improbable.


Fragmento de "Nosferatu"


Fragmento de "La última carcajada" (1924)

Lang fue el otro gran nombre del cine mudo alemán, aunque en realidad era austríaco. Aventurero, soldado en la guerra, con estudios avanzados de arquitectura, lo cual se nota en casi todas sus películas alemanas donde el decorado es fundamental tuvo un gran suceso con "El doctor Mabuse"(1922), que era similar a los otros films de aventuras en territorios exóticos que había realizado pero que presentaba a un malvado fascinante, que dirigía el crimen organizado en la conflictiva Berlín de la época, manejándolo con su habilidad para la hipnosis (como en Caligari). Posteriormente realizaría una costosa superproducción basada en la famosa leyenda germánica de los Nibelungos, dividida en dos títulos: "La muerte de Sigfrido" y "La venganza de Krimilda". Menos éxito comercial tendría "Metrópolis"(fotos 5 y 6), que sin embargo ha perdurado mejor considerada en la historia del cine pese a las confusiones ideológicas de la libretista Thea Von Harbou, esposa de Lang que terminaría afiliándose al partido nazi. El valor de "Metrópolis" radica en la fabulosa imaginación visual de su director -casi toda idea presentada aquí fue copiada repetidas veces décadas después- que se impone no sólo a su entreverado argumento sino también a las mutilaciones que recibió el metraje por parte de los productores, que siempre han tenido la curiosa idea de que podían mejorar el rendimiento taquillero de un filme cortándole escenas, cosa que jamás ha pasado. El reciente descubrimiento en Buenos Aires de una copia completa de casi 3 horas (las disponibles oscilan entre los 87 y los 124 minutos) nos permite alentar la esperanza de poder ver algún día "Metrópolis" tal como realmente Lang la diseñó.

Posteriormente realizó otro clásico "Las tres luces", donde una Muerte cansada de su desagradable tarea promete a una joven perdonar la vida de su amante si consigue que alguien muestre piedad por el destino del hombre pero no lo consigue en ninguna de las tres etapas de la Historia donde se repite la apuesta.

El otro título célebre del cine mudo alemán fue "Varieté" de E.A. Dupont, una historia melodramática en un circo, que valía por su montaje y su realismo. Otra obra de la vertiente realista fue "La calle de la alegría" donde coincidieron Asta Nielsen y las principiantes Greta Garbo y Marlene Dietrich (ésta solamente como extra), mostrando la cruel actualidad alemana de hambre y miseria en la post guerra.


Fragmento de "Metrópolis" (1926)

4 de mayo de 2010

Edición bilingüe de "Hurricane"

POR LA LIBERTAD DE RUBIN CARTER

"Hurricane" no sólo es un excitante tema de Bob Dylan del disco "Desire" de 1976. Con la inigualable poesía callejera del cantautor, éste hace un manifiesto por la injusta prisión del boxeador Rubin "Hurricane" Carter, acusado sin pruebas de un triple asesinato y condenado a prisión perpetua. El hecho fue documentado por la película de Norman Jewison de 1999 con Denzel Washington en el papel principal, por el que le tendrían que haber dado el Oscar.

Como Dylan da nombres reales y opiniones bastante tajantes sobre el tema -conoció al propio presidiario- después de un juicio tuvo que modificar la letra y hace muchos años que no la interpreta. En la película apenas se la pasa al final, en los créditos.



Menos conocida es la versión que en 1983 realiza la también olvidada María José Cantilo -que no tiene parentesco ni con Miguel ni con Fabiana, por lo que sé- que adapta bastante bien la letra original -tan americana- aunque inevitablente mucho Dylan quedó por el camino.

De la propia María José no se ha vuelto a sentir más, aparentemente por problemas de adicción con las drogas, aunque si fuera por eso...



Carter fue liberado en 1985, después de dos décadas preso. Nunca se aclaró el crimen pero probablemente el asesino fue el testigo principal mencionado en ambas versiones, Alfred Bello.