28 de diciembre de 2012

"Los miserables" de Victor Hugo, y sus muchas versiones en la pantalla

La enorme novela de Victor Hugo es una de las más versionadas por cine y televisión. IMDB.com da cuenta de una versión muda ya en 1909 en cuatro cortos (todavía no había largometrajes) y en estos últimos cien años se han filmado decenas más. Algunas de las más recordadas son:

- 1934, francesa, dirigida por Raymond Bernard
- 1935, norteamericana, con Charles Laughton como Javert y Frederich March como Jean Valjean
- 1957, francesa, con Jean Gabin como Valjean
- 1982, francesa, dirigida por Robert Hossein, con Lino Ventura como Valjean
- 1995, una versión libre dirigida por Claude Lelouch, con Jean-Paul Belmondo como Valjean
- 1998, norteamericana, dirigida por Billie August, con Liam Neeson como Valjean y Geoffrey Rush como Javert
- 2000, una miniserie franco italiana con Gerard Depardieu como Valjean y John Malkovich como Javert

En realidad, ninguna de ellas fue un taquillazo, aunque algunas anduvieron bien. Ninguna de las tantas versiones ha entrado con pie firme en la historia del cine y, sin dudas, la novela sigue esperando alguien que le haga justicia.

Ahora se viene una producción de Hollywood, que es en realidad, la adaptación de la -esa sí- enormemente exitosa comedia musical de Broadway, dirigida por Tom Hooper (el de "El discurso del rey"), con Hugh Jackman en el papel de Jean Valjean, Russell Crowe en el de Javert, Anne Hathaway como Fantine y una pareja que promete como el matrimonio Thenardier: Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter.


Miniserie de 2000 con Depardieu y Malkovich

Publicada en 1862, "Los Miserables"es una de las novelas más populares del siglo XIX -centuria repleta, por otra parte, de grandes novelones- con una brillante combinación de acción, romance y comentario social. Hugo estaba exiliado y rememora su París soñado. La leí (por primera vez) a los 15 años y siempre me quedará la duda de si me hubiera impactado tanto de conocerla más maduro. Quizás fue el momento justo.

Un buen resumen de su anécdota la da el primer video aquí insertado. El personaje principal es el ex convicto Jean Valjean, despreciado y maltratado por su condición pero quien años después, con otra identidad, se transforma en un próspero comerciante y bondadoso alcalde. Intenta rescatar a la hija de una prostituta -delincuente como él, por hambre- pero ésta muere y adopta a la niña. Intentando criarla lejos de la maldad humana, se tiene que resignar a que se enamore de un joven idealista.   


La película completa de 1995 dirigida por Lelouch, con Belmondo

Las versiones cinematográficas que conozco -las dos completas incluídas en esta entrada lo serán pronto- suelen dejar afuera casi todos los aspectos más interesantes de la novela, en mi opinión. No me refiero a la inevitable diferencia entre ambos medios y la dificultad obvia de adaptar un libro bastante extenso. Lo que quiero decir es que todas las adaptaciones que vi -creo que seis- pecan por ilustrar solamente la anécdota principal, de forma casi mecánica, apenas aprovechando para permitir el lucimiento del departamento de producción mostrando miseria en decorados y vestuario. 

Queda afuera inevitablemente siempre, todo el trasfondo político que narra Victor Hugo. Desde el bonapartismo hasta la restauración monárquica y el comienzo del socialismo. Por ejemplo, la rebelión en la que se involucra Mario -el joven que termina quedándose con Cosette, la hija adoptiva de Valjean- es una revolución socialista pero nadie lo dice. En la versión con Depardieu, se nombra un "apoyo" al ciudadano Nosécuanto, que uno supone que es algún político de por ahí. Las injusticias sociales y el hambre al que se ven condenadas las clases sociales más bajas se tocan muy de refilón.

En otros aspectos, otras historias nunca son incluídas. Una es la personalidad de Monseñor Bienvenido, el obispo benefactor de Valjean; otra, el amor imposible que Eponine siente por Mario, mucho más interesante que el romance entre él y Cosette, dos personajes más bien anodinos.               

La versión (también completa) de 1957 con Jean Gabin

La comedia musical no la conozco, pero gracias a los buenos oficios del amigo Youtube, la veré a mediano plazo. En los papeles parecía el motivo menos indicado del mundo para realizar una producción de Broadway pero ha sido elogiadísima por los conocedores del asunto, probablemente confirmando que cualquier anécdota puede ser buena si hay talento.

La película a estrenar puede correr con el handicap de que Hollywood privilegia el seleccionar estrellas de renombre en lugar de colocar a gente que sepa qué hacer en un musical. Quizás sirva para que mucha gente pueda tener acceso a una novela formidable, que como los grandes -en los sentidos de excelentes y de extensos- libros decimonónicos, son un espectáculo completo que uno no quiere que termine más.                 

1998. Liam Neeson como Jean Valjean (fragmento)

17 de diciembre de 2012

No hay peor sordo que el que no quiere oir

"PATRIOTISMO ES TU CONVENCIMIENTO DE QUE ESTE PAIS ES SUPERIOR A LOS DEMÁS, PORQUE TÚ NACISTE EN ÉL"

George Bernard Shaw

Guerras por religión, guerras por nacionalismos, guerras por territorios y recursos. Hace ya mucho tiempo que la guerra ha dejado de ser enfrentamientos entre fuerzas armadas regularmente constituídas -nunca lo fue así en todos los casos- para ser la masacre de un ejército que arrasa impunemente contra una población enemiga que, como se ha relevado prolijamente antes, no tiene forma de oponer demasiada resistencia a la prepotencia de quien tiene las armas. Avances tecnológicos mediante, ya ni siquiera es imprescindible la desagradable responsabilidad de tener que arriesgar vidas propias cuando se quiere aniquilar al enemigo de turno. Con los misiles y drones modernos, se mata y destruye desde lejos.

Pero nadie confiesa que invade a un país para quedarse con sus pozos de petróleo, su agua o sus minerales. Todos los ocupantes han dado excusas argumentando "que no han tenido más remedio" que atacar, con todo lo que ello implica. Antes, y de vez en cuando todavía en estos tiempos, se invocaba algún dios que les ordenaba alguna masacre que otra por ser el atacante el pueblo elegido por ese ser superior. Eso mismo dice la Biblia repetidas veces en su Antiguo Testamento, que sigue siendo el libro sagrado para varias religiones.

Más frecuentemente, se presentan los ataques e invasiones como "inevitables", como misiones por la paz y como respuestas a agresiones. Así presentó USA -lo que quiere decir el 90 % del periodismo de la televisión y los grandes medios de comunicación, automáticamente alineados con el punto de vista norteamericano- sus invasiones a Afganistan e Irak (y todas las anteriores), así presentó la URSS los aplastamientos de las disidencias en Hungría y Checoslovaquia y hasta así también los nazis pretextaron su invasión a Polonia, diciendo haber sido agredidos por una ignoto soldado borracho en 1939.

Mucho de eso hay en el interminable conflicto -con terribles consecuencias en vidas, destrucción de viviendas y hambre- entre Israel y Palestina. El problema es que las cosas no son en blanco y negro como las pintan desde hace muchísimos años y cuanto intento haya de resolverlo para terminar con tanta violencia es boicoteado inevitablemente.

Los judíos comenzaron a ocupar el territorio asiático conocido como Palestina en el siglo XIX. Siendo un pueblo -o una nación religiosa, que no es lo mismo- sin territorio y teniendo esa zona como referencia cultural gracias al citado Antiguo Testamento, el entonces enclave colonizado por los británicos sufrió una serie de atentados terroristas por parte de los pobladores originales, enojados por las ocupaciones muchas veces por la fuerza, de sus tierras. Inglaterra hizo poco por pacificar la zona y, durante la Segunda Guerra Mundial, prometió conceder a los judíos un territorio propio, delimitando claramente y separándolo de los palestinos. Promesa que nunca cumplió.

Los judíos tenían otras razones bastante entendibles para querer irse de Europa y América. No sólo la espantosa matanza perpetrada por los nazis conocida posteriormente como el Holocausto, sino la permanente -e irracional- discriminación de que eran objetos, que se traducía en odio, ataques y racismo en Estados Unidos, Europa Occidental y la propia Unión Soviética. En la inmediata postguerra realizaron muchas acciones violentas en Palestina para que los británicos cumplieran su promesa pero sólo consiguieron que se retiraran dejando la zona librada a su suerte.

Los palestinos -y los árabes en su conjunto- que tenían buenas razones para considerar a los creadores del Estado de Israel como intrusos, no reaccionaron en forma inteligente y su política -frente a un ejército que se estaba creando, mucho más motivado y mejor financiado- fue de exterminio. Sucesivos fracasos militares -en 1956 y en 1967, los más resonantes- no hicieron más que legitimar y fortalecer la posición israelí.

La larguísima guerra es, dadas las características geográficas de la zona, por sobre todo una guerra por el agua y las escasa tierras cultivables. Los judíos, basados en su superioridad militar, generosísimamente incrementada por Estados Unidos, su aliado incondicional, han despojado sistemáticamente a todo el pueblo palestino del acceso a ambos bienes y los ha robado progresivamente, condenando a la otra parte al hambre y la miseria actual.

La respuesta palestina ha sido la hostilidad en una especie de guerra de guerrillas con bombas y misiles que no pueden erosionar el poderío militar israelí pero sí provocar muertes inocentes. Y excusas para más masacres.

El odio irracional; la visión simplista que coloca al mal únicamente en un bando (hay que ver la enseñanza que se da sobre el tema en los colegios judíos en Uruguay); la indiferencia internacional sobre el martirio de la población palestina, que pone en un enorme número las víctimas y las casas derrumbadas y robadas; el rédito electoral que dan las posturas guerreras y nacionalistas sobre las racionales y pacifistas en ambas sociedades; los continuos entorpecimientos de cuanto intento de solución se presenta (incluyendo el asesinato de Rabin) son elementos que llevan al pesimismo.

Un primer paso sería negarse a afiliarse a posturas infantiles y mentirosas que no llevan más que a perpetuar el odio. Hay demasiada sangre derramada y demasiada injusticia para que se olvide tan rápidamente, pero lo más urgente sería asegurar el agua y los recursos naturales a todos los habitantes, más allá de religiones y nacionalidades y terminar con la tragedia diaria de la gente que hoy no sólo pasa miedo por su vida sino también hambre.     

11 de diciembre de 2012

Historia Ilustrada del Jazz 33

EL JAZZ HOY: SAXOFONISTAS

Probablemente, el único estilo creado dentro del jazz desde la década del 90 hasta aquí sea el llamado "acid jazz", una mezcla con el hip hop y los sonidos de máquinas electrónicas, que fue bastante promocionado pero que no despertó demasiado entusiasmo entre los aficionados.

Luego de que el movimiento neoclásico llegó a su saturación, otros períodos históricos han sido revisitados intentando, generalmente, partir de los sonidos de antaño para hacerlos evolucionar al gusto de los oyentes de hoy en día. O unirlos, creando una síntesis nueva a partir de dos estilos a veces antagónicos. De esa forma, han sido visitados no sólo los estilos primitivos o antiguos, sino que también los que fueron creados a partir del bebop y mucho más acá, incluyendo el free jazz y el propio jazz rock. Hoy el panorama se acerca bastante a la libertad total y dentro de ella, cada uno sigue el camino que más le guste explorar. Desde veteranos que mantienen su sonido tradicional hard hasta jóvenes que actualizan el swing o los que colaboran con gente por fuera de la música improvisada.

Michael Brecker (1949-2007) fue, probablemente, el más importante saxofonista de los últimos 30 años. Famoso por la banda que organizó con su hermano, el trompetista Randy (los Breckers Brothers), continuó a partir de los 80 con una brillante carrera solista, en la que se proyectó aún más, sobrepasando los límites del jazz, para ser un músico de fama internacional.

Mayormente volcado a la fusión dentro de los estilos contemporáneos del jazz, Brecker asimiló con menos comercialidad y más lógica el lenguaje del rock, incorporándolo a su notable estilo, que no tenía nada que envidiar a los mejores saxos tenores de la historia.

Fue responsable de una vuelta a la mayor consideración de su instrumento pero su muerte por leucemia, cuando aún tenía mucho para dar, frenó una ascendente carrera que iba en camino a desbancar a Wynton Marsalis como estrella máxima del jazz.     


CARDINAL RULE

THE MEAN TIME


Tim Berne nació en 1954. Poco conocido incluso entre los aficionados del jazz, puede ser descrito como uno de los pocos músicos renovadores de la escena norteamericana actual dentro de la música nacida en New Orleans (o quizás, de la música a secas). Es un extraño caso de músico iconoclasta pero de perfil bajo, que no apunta a tirar nada abajo, sino a desarrollar sus propias ideas y su propio camino.

Son particularmente apreciadas sus colaboraciones con el gran guitarrista Bill Frissell y con el cellista Hank Roberts. Berne -alumno del ex integrante del Art Ensemble of Chicago Julius Hemphill- descree de los tradicionales solos de saxo, acompañados de una orquesta que se limita a ser soporte de las virtuosas filigranas del solista y emprende con sus colaboradores una complementación mucho más solidaria. Si bien parte del llamado movimiento neoclásico, sus contactos reiterados con la vanguardia contemporánea desde sus comienzos como líder lo han llevado a un camino único, diferente a ambos, sin dejar de tomar prestados los aspectos que más le intresan.

M

GROUND FLOOR NEW


Courney Pine nació en Londres en 1964. Es un músico más atento de lo habitual entre los jazzman a todos los géneros populares contemporáneos. Tocó en su primera juventud no sólo con los Messengers de Art Blakey, sino también en bandas reggaes y con el baterista Charlie Watts, de los Rolling Stones.

Comenzó su carrera solista en 1986 pero su consagración llegaría cinco años después con el disco "With the realm of our dreams". Revelación de la escena de jazz de los 90, Pine alterna con enorme naturalidad en el jazz más ortodoxo, junto al blues, el reggae, el hip hop tanto como la experimentación con los ritmos africanos o caribeños, un poco a la manera en que se hacía décadas pasadas, sin entrar nunca en lo que la industria ha denominado "world music".  

A RAGGAMUFFIN & HIS LANCE

DONNA LEE