20 de diciembre de 2008

Después querés reelección...

GANÓ MONSEÑOR TUCOGNO... ¡VIVA LA EDAD MEDIA!

Ya pasó la histeria y ya pasó el bochorno: con un respaldo interno mayor al que se suponía, se consiguieron en ambas cámaras los votos para aprobar la ley de Salud Reproductiva (una pero no la única de sus medidas era la despenalización del aborto) pero el presidente Tabaré Vazquez usó el instituto del veto para impedir que se haga realidad el fin de 64 años de abortos clandestinos.
1- Si bien no se le puede reprochar -como a tantos- falta de coherencia a Tabaré, ya que siempre dijo que iba a vetar esta ley si salía, llama la atención que nunca hubiera tenido en cuenta que es justamente su propia fuerza política la que llevó adelante la iniciativa, que fueron sus legisladores los que la aprobaron y que fueron los partidos tradicionales los que se opusieron -con muy pocas excepciones en un bando y otro- sin embargo, al presidente no le importó votar -o vetar- enfrentándose al FA y alineandose con los rosados.
Su aseveración que como médico está a favor de la vida es impresentable, su coincidencia con la Iglesia Católica más reaccionaria que se recuerde no es de hoy sino que viene de antes. ¿Su decisión tan costosa no tendrá que ver con el impenetrable corporativismo que tienen los médicos ante sus pares?. Nadie se ha acordado que los ginecólogos que amasan enormes ganancias con las clínicas abortivas son los que más tenían para perder con la aprobación de esta ley.
2- La posición histérica de las diferentes iglesias no es nueva. Aunque es repetido, no puedo dejar de mencionar el argumento de que los católicos no tuvieron tanta pasión por la vida en la época de la dictadura ni después cuando reclamamos por la verdad y la justicia del horror de los años de plomo. Y si bien la actitud de Monseñor Partelli fue más que digna, la institución como tal lo resistió muchísimo y sale con muy mala nota del tema.
Por definición una iglesia no es un ámbito de debate ni de intercambio libre de ideas. Pero como pocas veces la posición de los que se oponían a esta ley fue llevada a cabo con griteríos y amenazas, con prepotencia y con frases medievales (como la que le gritó alguna pelotuda a la edila colorada Rondán... algo así como "mensajera de las tinieblas"). Ni hablar de que repitieron hasta el hartazgo la muletilla de "defender la vida". Incluyendo un insólito argumento nuevo: hay que prohibir el aborto porque necesitamos población dado el alto número de uruguayos que se exilian.
3- Es mentira que quienes defendemos la despenalización del aborto defendemos al aborto. No conozco a ninguna mujer que haya abortado por placer o porque no tenía otra cosa mejor que hacer ese día. Los que defendemos a la ley no salimos por la calle a pedirle a las mujeres embarazadas que aborten. Sólo queremos que quienes tomen esa decisión lo puedan hacer en condiciones adecuadas, sin riesgo de su vida y sin enriquecer a médicos empresarios (y otros) que cobran lo que quieren y trabajan como se les canta porque su labor es clandestina. Andá a protestar si te infectaste...
4- Una de las argucias de los anti despenalización es la evidencia científica de que poco menos que un gameto de dos células ya es una vida y lo equiparan al asesinato de un ser humano nacido, hecho y derecho. Además de que la ciencia siempre busca la verdad y el conocimiento y no sólo cuando puede servir para nuestros intereses, la iglesia católica particularmente tiene una larguísima historia de persecuciones crueles contra los científicos que han hecho avanzar el conocimiento universal (¡aún hoy se oponen a la teoría de la evolución!).
No hace falta tener sotana o túnica de biólogo para darse cuenta que no es lo mismo un feto que un ser humano. No lo es para el sentido común ni para la legislación de ningún país del planeta.
5- La iglesia católica -aún la más influyente en nuestro país- tiene un enorme menjunje de incoherencias con respecto a la sexualidad. Se opone a todos los métodos anticonceptivos, al sexo prematrimonial y a cualquier tipo de relación que no sea la ortodoxa. También al placer sexual, dicho sea de paso. Si no fuera porque la única forma que no se extinga la humanidad es que muchos de sus hombres eyaculen dentro de las vaginas de sendas mujeres, hubieran intentado prohibir el sexo en todas sus manifestaciones. Entonces no tienen más remedio que "aceptar" que se puede hacer aquello... ¡pero sólo para traer hijos al mundo!.
Pero con ese criterio, que utilizaron para la batalla largamente perdida de oponerse a todo método de prevención anticonceptiva, cometemos pecado todos los que no nos pasamos todo el día reproduciéndonos... al final y al cabo, soy más respetuoso de las enseñanzas bíblicas de lo que creía. Pregunto: los y las estériles... ¿fueron castigados por el Señor?.
Para finalizar, una pregunta: ¿hay alguien que esté en la vereda de enfrente en este tema que no menee infiernos, excomuniones, demonios o asesinatos?. ¿Hay gente racional que se oponga a la despenalización o sólo un montón de chupacirios?.

2 de noviembre de 2008

Chasquetti, juná que analis...

NADA DE OBJETIVIDADES

ASTORI PRESIDENTE

Faltan 9 meses, nada menos, para las elecciones internas del 28 de Julio y ya se han lanzado desesperados todos los políticos en plena campaña. Un parto mismo, y las internas son sólo el comienzo de lo que terminará en Mayo del 2010 (uff).
Los blancos están haciendo actos de lanzamientos de campaña, los frenteamplistas se pelean por la candidatura y los colorados agonizando lentamente, necesitados de que haya segunda vuelta para que importen sus escasos votos.

LOS PARTIDOS TRADICIONALES

En 1971 yo tenía 5 años y por cierto, no puedo hablar con demasiada propiedad de esa elección, pero por historias personales -y por la Historia documentada- puedo asegurarle a los más jovenes que a veces no me creen, que hubo un tiempo no tan lejano en Uruguay donde muchos votantes blancos y colorados eran gremialistas y donde había espacio para distintas corrientes de ideas a veces duramente enfrentadas entre sí. Es más, se cree generalmente que el secreto de su éxito electoral fue la posibilidad de incluir a gran parte de las corrientes de pensamiento en un mismo lema, el "catch all" que nombran los expertos. Y si bien ambos partidos siempre tuvieron reaccionarios de lo peor -basta mirar a la prensa del 71, sin necesidad de ir más lejos- nunca como ahora fueron simples clubes de adhesión a los caudillos. Es más, ¿no vieron cómo los políticos se pasan de un sector a otro descaradamente a quién les de un cargo mejor?. El último ejemplo fue Chiruchi, pero no el único. ¿Las ideas?. Bien, gracias.
Aunque hoy arremetan con particular soberbia -especialmente los blancos, por razones obvias- los partidos tradicionales no deberían olvidar tan fácilmente que están en progresiva decadencia -pasaron del 78% en 1984 al 46% en 2004- que están gastados, sin ideas, con los mismos figurones de siempre (la renovación es Pedro sin apellido (!)) y con una herencia maldita de 20 años de gobiernos cada vez peores.
Se pasan todo el día haciendo cuentas para ver si los votos de ambos partidos sumados superan a los del gobierno. Pero una cosa es criticar como oposición y otra es convencer a los indecisos de que tienen que elegirlos a ellos para que vuelvan por 5 años. ¿Van a proponer una vuelta a los gobiernos rosados -donde el de Batlle, el último y por lejos el peor, es el que está más fresco en el recuerdo- o van a intentar hacernos creer que han cambiado?. Todos sabemos lo que piensa y representa Lacalle, nadie mínimanente sensato puede creer que ha "cambiado". Y Larrañaga, el "wilsonista", ¿qué cambios podría hacer si va a tener que apoyarse en los votos de los herreristas y los colorados?. Además, me gustaría que alguien me señale UNA sola idea del programa de 1984 que apoye hoy Larrañaga.

EL FRENTE

La primera gran cagada electoral del Frente Amplio -enorme- que yo recuerde fue cuando el PCU vetó a Hugo Batalla para la candidatura a intendente de 1984 que nadie duda que ganaría fácilmente. Como consecuencia, ganaron los colorados en Montevideo, fracasó el Frente pero los comunistas evitaron que pudiera surgir un lider natural que les plantara resistencia.
Años después, con el liderazgo casi totalmente indiscutido de Tabaré, esa estructura absurda -quizás bien intencionada en los papeles- que les da más votos en determinadas instancias de la complicadísima estructura de la coalición a sectores que no convocan gente -las bases, los comités, las departamentales- dominados por lo que queda del Partido o por la izquierda radical -bastante institucionalizada en los últimos años- que representa el MPP; esa estructura absurda decía, está bastante erosionada pero puede imponer todavía mucha fuerza en las definiciones de candidaturas de estos tiempos.
La batalla es por cargos, señores, y no nos engañemos, acá no hay angelitos. Hay pulseadas feroces por imponer intendentes -aparentemente Montevideo "quedaría" para el PS- y la más mediática, esa pelea ridícula por el orden de la fórmula Astori-Mujica sin contar terceros nombres o el más payasesco de los episodios, la junta de firmas para la reelección, prohibida por la Constitución.

¿QUIÉN DEBERÍA SER EL CANDIDATO?

¿El candidato a Presidente de la República tiene que ser el tipo que tiene más votos o más sectores a su lado?. ¿Tiene que ser el "1" del partido o hay que ver quién tiene las mejores condiciones para ese cargo?. ¿No habría que pensar que algunos son mejores como Intendentes, otros como legisladores, otros como Ministros y otros como titulares del Poder Ejecutivo?.
El Pepe Mujica tuvo muchísimos votos en 2004 y todo hace pensar que puede repetir el resultado, pero tiene más de 70 años, es demasiado chabacano y tiene un pasado como líder guerrillero que lo hace fácilmente atacable si se presenta para algo más que senador. No es ningún gil, por cierto y la gente lo quiere, ¿pero tiene las mejores condiciones para Presidente?. Me cae simpático que sea algo así como el vanguardista de la oposición de los que creen que los valores y la importancia de una persona se miden por la ropa que lleva, ¿pero no es mejor legislador que ejecutivo?.
No soy de Asamblea Uruguay ni nunca voté a Astori pero está claro que fue exitoso en su trabajo como Ministro de Economía, tapándole la boca a muchos neoliberales que se creían los únicos vivos que sabían conducir esa cartera (supongo que hoy las políticas económicas defendidas por los partidos tradicionales tienen menos razón de ser que nunca). Está un poquito desesperado de más por ser Presidente, sí, pero es el tipo más capacitado para dirigir a un gabinete progresista.
Se le ha criticado por izquierda, pero me parecen las típicas expresiones de una ultra tirabombas e intolerante que no tiene propuestas verdaderas que superen al slogan fácil. Por suerte, casi todos se han ido del Frente.

RESUMIENDO...

Mi voto sería para Astori, aunque dudo mucho que los sectores acepten ir a las elecciones internas y dejar que los frenteamplistas decidamos. Obviamente, van a negociar entre bambalinas y van a repartirse las tajadas del poder que suponen conservarán. Se olvidan que nunca hasta ahora se ha repetido en dos elecciones nacionales seguidas el mismo sector mayoritario del Frente (en 1984 Batalla, en 1989 la 1001 de la paradoja, en 1994 Astori, en 1999 el PS y en las últimas el MPP). ¿Qué quiero decir con ésto último?. Que hay un grueso contingente de frenteamplistas independientes que no nos dejamos llevar por los caudillos y además hay -obviamente- otro número no menor de votantes no izquierdistas que están dispuestos a votar al FA y no a los rosados. Pero los sectores -fundamentalmente, PS, PCU y MPP- prefieren matarse entre ellos para imponer sus intereses, olvidando a cientos de miles de uruguayos.
Olvidan también que -les guste o no- el sector de Astori ha llevado muchísimos votos en todas las elecciones que se ha presentado y que en su momento Danilo se opuso firmemente a las ofertas -pérfidas- de los colorados para irse con ellos, a pesar que el Frente no lo trataba muy bien que digamos. Sin embargo, sigue habiendo gente que lo trata de "continuista" y hay quienes quieren que se vaya de la coalición.
¿Primará el aparato y los comités de base -tema para otra entrada- por sobre los ciudadanos frenteamplistas de a pie?.

20 de octubre de 2008

Un cuento propio un tanto irónico

A CINCUENTA AÑOS

DE LA EPOPEYA DE ESTOCOLMO

A riesgo de ser poco originales comenzaremos nuestra crónica con un: Parece que fue ayer.

Y es cierto. Parece que fue ayer. En un 20 de mayo como el de hoy pero de 1958, la celeste ‑esa celeste asombrosa que ha cimentado tantas hazañas a pesar de ser el estandarte de un país tan pequeñito y humilde‑ o quizás por eso mismo, inscribía lo que es, a nuestro entender, la más gloriosa de sus páginas gloriosas, aunque parezca difícil distinguir entre todas ellas.

Ese 20 de mayo inolvidable de hace hoy cincuenta años se enfrentaron en el estadio De la Reina en Estocolmo nada menos que los orgullosos británicos, los inventores del fútbol, que pasaban por su momento de mayor esplendor: James Watherson, Craig Hall, Kevin Wallace, el negro Anderson, el escocés Mc Allison. En el otro rincón como dirían los cronistas de boxeo, la modesta escuadra compatriota, discutida, que partió de Carrasco en medio de la indiferencia de la afición que no creía en ella.

El comienzo del torneo pareció darles la razón a los agoreros de siempre: se le ganó apenas a la inexperiente selección de Honduras 2‑0, pese al primitivismo futbolístico de los caribeños. Los muchachos uruguayos no supieron encontrar nunca la eficacia de su fútbol. Llegó el segundo partido de la serie, que implicaba mucho más riesgo, ya que se trataba del otro bicampeón mundial: Italia. Un afortunado avance en profundidad de Ramón del Pino ‑autor de los goles del partido anterior el centro atrás y el oportunismo del inolvidable Aníbal Rodríguez deter minó que a los 10 minutos del comienzo ya fuéramos ganando. Pero después los celestes sólo atinaron a defenderse, soportando desde ese momento el lógico asedio de los hombres de la península hasta los 18 del segundo tiempo en que resignan el empate y el punto, logrados por el excelente wing Malatesta del equipo italiano.

Pero tal vez la peor perfomance de nuestra selección fue el pálido 0‑0 logrado frente al conjunto yugoslavo, rudimentario y tosco. Dado que la escuadra azzurra le había ganado a los hombres de Tito, Uruguay pudo clasificar segundo en la serie.

Sólo quedó como balance positivo en el desempeño de los nuestros, la seguridad bajo los tres palos del ramplense Martín Villalonga, uno de los que aportaron su veteranía; el rastrillaje expeditivo aunque sin preocuparse del destino del balón de Eugenio Oxobí; el trajinar incansa­ble de Gerardo Arias, tan efectivo como en Racing y los piques endiabla­dos de Manuel Duarte, generalmente desaprovechados por sus compañeros.

La esperanza renació en el partido de octavos de final ante el conjunto francés y su rutilante goleador Just Fontaine. Si bien el partido comenzó mal y no terminamos en desventaja por algunas atajadas providenciales de Villalonga, un despeje sobre la raya de Juan José "Chino" Varela y la pura suerte. Pero la defensa se fue afirmando con el correr de los minutos, los laterales se comenzaron a entender con sus alas, y si bien el "Cabeza" Arias no fue tan productivo como siempre, ésto se contrarrestó con la marca y los pases milimétricos del siempre recordado José Luis Martino. Es así que ante el estupor de los azules, un pelotazo en profundidad del mismo Martino permitió una espectacular corrida de Del Pino que remató ante la salida del meta galo Villeneux, que no pudo ante el tiro que pegó en palo consiguiendo el rebote ‑cuando no‑ Aníbal Rodríguez, terminando el primer tiempo 1‑0 para los celestes.

En el complemento, como era previsible, los franceses se tiraron con todo arriba. Los nuestros pudieron aguantar el chaparrón hasta los 20 en que empata el astro Fontaine. Trece minutos después parecía venir­se la noche: otra vez el goleador con un remate de afuera del área ponía el 2‑1 para los galos, cifras que parecían definitivas. Pero nunca se puede decir eso con la garra charrúa. Luego de un comprensible descon­cierto todo el equipo compatriota, con más amor propio que fútbol arrin­conó a los europeos hasta que un zapatazo infernal del grandote Hermene­gildo Abt forzó el alargue. En éste se repitió el esquema de los últimos minutos: los celestes atacando incansablemente oponiendo corazón a la técnica fría de su rival. A los cinco minutos del segundo alargue el loquito Duarte tomó un rebote luego de un corner y nos dio el pasaporte a los cuartos de final.

En estos nos tocó nada menos que la escuadra de la CBD con Gerson, De Souza y los ultrapromocionados jovencitos Garrincha y Pelé. Para peor, el mejor valor celeste ante los franceses, el Pocho Martino, se había lesionado y no sería de la partida. Uruguay, inteligentemente, planteó el juego que más le convenía, con marca fuerte y a presión, no dejando armarse al team auriverde en ningún momento. En el estadio sobrevolaba el fantasma de Maracaná y el terror dibujado en los rostros de la parcialidad norteña. Los minutos fueron pasando casi sin zozobras para nuestro arco, terminando la etapa inicial 0‑0, con un excesivo respeto de cada equipo al otro. En la segunda parte, Brasil se trajo un gol desde los vestuarios. Garrincha, el increíble gambeteador ‑casi un rioplatense‑ eludió nuevamente al Cacho Montero, levantó un centro que cabeceó el muchachito Pelé que sólo intermitentemente mostró su talento, Villalonga que no puede contener y Ze Mario convirtió la apertura del score.

Al reponer el balón, la verde amarelha parecía pintarle la cara al equipo compatriota, pero Arias y Abt comenzaron a dominar en el medio ganando cada pelota dividida apretando los dientes. Santiago Quintana, que había reemplazado a Martino, comenzó a alimentar los piques del Loco Duarte. Fue así que ante un centro de éste despejó un brasileño y Aníbal Rodríguez, de primera, fusiló a Paulinho, clavándola en el ángulo, dejando sin asunto al guardameta bayano.

Luego del empate, Ghigglia se hizo presente aunque no jugara y el terror pareció paralizar a los antes ágiles brasileros y así fue que un penal innecesario de Vilson, permitió al Cabeza Arias, con su seguridad habitual cuando la responsabilidad es muy grande, repetir aquel otro hazañoso 2‑1 dando un mentís a la cátedra.

A la final llegaron por un lado los ingleses que habían deslumbrado con su mezcla de fútbol pulido y efectivo, de fuerza y frialdad, opo­niéndose a la escuadra oriental, que sin pergaminos y con pocos pesos de sueldo, había derrotado no sin esfuerzo a cuanto rival se le había enfrentado. Las apuestas eran 5‑1 para la gente de las islas, porque los apostadores daban por sentado que inflexiblemente el buen fútbol de los anglosajones debía superar a los "animals" que, sólo por "tarro" habían llegado a esta instancia.

Olvidaban los sabihondos que los uruguayos nos agrandamos en las difíciles y nunca perdimos una final. Que con esa misma humildad tenemos una economía próspera, igualdad de oportunidades, una cultura de la que surgieron grandes hombres a pesar de nuestra pequeñez y el menor índice de analfabetismo en todo el continente.

Nos imaginamos a los aficionados uruguayos apretujados en aquel momento en el living del vecino privilegiado del barrio que tenía esa novedad tecnológica llamada televisión. Si alguno de ellos llegó tarde al receptor ‑siete minutos tarde para ser exactos‑ creería que los otros lo cachaban cuando al preguntar el score, le respondieron que ganaban los británicos 3‑0.

Nadie sabía qué había pasado. En tan sólo siete minutos, tres ataques de los de la rubia Albion y tres goles. Todo parecía haber terminado. Parecía que Uruguay perdería por primera vez una final. Parecía imposible poder recuperarse. Parecía.

Los minutos pasaban y no dábamos pie en bola, estando más cerca Inglaterra del cuarto que nosotros del descuento. Recién a los 27 mi­nutos una corrida solitaria de Abt permitió que los celestes llegaran por primera vez al área rival, pero sin peligro. Hasta que a los 40 minutos y hasta el final del primer tiempo, comenzó verdaderamente el asedio intentado lo imposible. Algunas jugadas ofensivas interesantes pero nunca hubo peligro de gol. Termina el primer tiempo con un gesto de impotencia en todos los compatriotas. O casi todos.

Para el segundo tiempo, Uruguay sigue en la misma tesitura, con el reloj como principal enemigo. Poco a poco, trabajosamente, comienzan las incursiones con peligro: a los 7 pega en el palo un cabezazo de Duarte; tres minutos más tarde, un centro que cruza toda la línea del arco sin que nadie la pudiera introducir. Tanta insistencia permite que al fin llegue el descuento: Del Pino elude a Anderson, a White y a la salida de Wallace le cambia el palo dejándola fuera de su alcance.

Una lucecita de esperanza prende en todos nosotros, pero la alegría duró demasiado poco: dos minutos después, Inglaterra que hacía casi cuarenta minutos que no atacaba, llega en un contragolpe fulminante a la cuarta conquista.

Todo parece en vano. Todo parece terminar. Quizás alguno apagó su televisor y se fue.

Pero se equivocaron los que pensaron que la celeste baja los brazos alguna vez. Luego de dejar pasar unos minutos para recomponer las líneas, comienza otra vez la lucha cuesta arriba. Quintana prueba reite­radamente a Wallace, Del Pino fuerza dos corners que no son aprovecha­dos, la fuerza de Abt y, especialmente, Arias empujan ataque tras ata­que. Los jas Labat y Mantero se tiran decididamente al ataque; Oxobí y el Chino Varela consiguen neutralizar los contragolpes ingleses. Hasta que a los 31 minutos, el aurinegro Lanzilotti, que había ingresado por el Loco Duarte para dar más seriedad al ataque, lanza un centro cruzado al segundo palo que permite el cabezazo de Abt para poner emoción en el partido. Los británicos comienzan a hacer tiempo, se refugian atrás, se cierran en la media luna. Uruguay que no puede eludir esa maraña de piernas y los minutos siguen pasando para sufrimiento de todos nosotros. Hasta que en el minuto 41 Craig Hall intenta restar una pelota que estaba boyando en el área chica pero no hace otra cosa que introducirla en su propio marco. Miles de personas, todo el Uruguay al borde del infarto, los de las islas tirándola afuera desesperadamente. Falta un minuto y los celestes que no traen peligro hasta que Aníbal Rodríguez remata forzado, el arquero Wallace que increíblemente no puede contener y Quintana que no tiene que hacer nada más que tocarla. Faltaban 30 segundos para el final y Uruguay lograba empatar y forzar el alargue.

Era muy difícil para los celestes, extenuados por el titánico esfuerzo de lograr la hazaña que era hasta ese momento. Los ingleses tenían la posibilidad de hacer correr la pelota. Durante el primer alargue, los nuestros, como era lógico, intentaron cuidar al máximo sus físicos, contener los avances del fútbol de toque y técnica de los del Reino Unido. Los minutos fueron pasando, ambos equipos especularon y así se llega al fin de la primera parte.

Ya era hazaña; los nuestros ya habían cumplido y nadie les hubiera reprochado nada si no hubieran podido ganar. Pero todos íntimamente mantenían la llamita encendida. No se iban a retirar sin haber derramado en el césped sueco hasta la última gota de sudor. En cada uno de ellos había un viril juramento de no permitir jamás que la Jules Rimet fuera de otras manos. Comienza el alargue final, el momento en el que sólo los elegidos pueden triunfar. Y a los cinco minutos todo parece terminar definitivamente. Mc Allison levanta un centro pasado, la defensa urugua­ya no está todo lo atenta que debiera y permite que Anderson fusile a Villalonga, que no tiene nada que hacer en la oportunidad. Parece impo­sible sobreponerse a tanta adversidad. Cuando parece llegar a su objeti­vo la oncena compatriota se enfrenta a la oposición del Destino. El imperio colonial, el león británico se levanta orgulloso, ya paladea el primer sorbo de la copa. Pero no contaba con la reciedumbre, el valor intrépido de estos humildes leones celestes. Uruguay intenta pero no puede. El rival también juega. Los minutos se van. ¿Será posible que finalmente ganen ellos?. No, responden los héroes. Ganarán sea como sea. Cuando llegamos al minuto 13, que esta vez fue de suerte para los nuestros, otro desborde de esos inconfundibles de Ramón Del Pino que termina en un centro que rebota en el back Greenaway pero el oportunismo nunca tan oportuno ‑valga la redundancia‑ de Aníbal "Cholo" Rodríguez empata y asegura el pasaje a la instancia de los penales. Pero la celeste no puede ganar por casualidad; la garra charrúa ‑aún hoy dis­cutida por ciertos señores académicos de esos que estudian mucho, pero que nunca fueron a la otra Universidad, a la Universidad de la calle, la garra charrúa decíamos, tenía mucho que decir todavía. Ya no había tiempo pero un trancazo de Abt con alma y vida, se la pasa al querido cabezón Arias, éste elude a uno, elude a otro, ingresa violentamente al área, amaga al golero que cobardemente le agrede, pero, pese a todo, el inolvidable, el malogrado cabezón Gerardo Arias, le pega con la derecha fracturada haciendo ingresar el esférico en el marco cuando apenas faltaba un segundo y fracción para terminar.

¡Uruguay Campeón!, ¡Uruguay Campeón Mundial!. La justicia se hizo presente y ganó el mejor. Ganó el equipo que se sobrepuso a la adver­sidad. Que nunca se achicó. Que supo dar todo en las ocasiones impor­tantes, como ésta.

Fue un tiempo que no volverá. De la Suiza de América. De la aldea que no tenía nada que envidiarle a nadie. De pobres orgullosos de su condición. Ese 6‑5 increíble ante Inglaterra fue el fin de aquella era gloriosa.


FIN

12 de octubre de 2008

Algunos poemas de Idea

IDEA VILARIÑO: SELECCIÓN

Nacida en 1920, Idea Vilariño integró la generación del 45. Si bien también ha sido crítica y traductora -particularmente estimada en esta última faceta- son sus poemas los que la han consagrado entre los lectores uruguayos y más allá de las fronteras. Lentamente, dado su total rechazo a la publicidad y a la autopromoción, se ha hecho un lugar no sólo entre los aficionados conocedores sino también entre el gran público. Su poesía suele ser sonora, austera, fundamentalmente dedicada al tema del amor de pareja. Aquí presento una selección de su obra, comenzando por el famoso -y estremecedor- "Ya no".

YA NO

Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.

AMOR

Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
desde el pozo asfixiante del recuerdo
sin nada que me sirva ni te espere.
Te estoy llamando
amor
como al destino
como al sueño
a la paz
te estoy llamando
con la voz
con el cuerpo
con la vida
con todo lo que tengo
y que no tengo
con desesperación
con sed
con llanto
como si fueras aire
y yo me ahogara
como si fueras luz
y me muriera.
Desde una noche ciega
desde olvido
desde horas cerradas
en lo solo
sin lágrimas ni amor
te estoy llamando
como a la muerte
amor
como a la muerte.

CONCÉDEME ESOS CIELOS, ESOS MUNDOS DORMIDOS...

Concédeme esos cielos, esos mundos dormidos,
el peso del silencio, ese arco, ese abandono,
enciéndeme las manos,
ahóndame la vida
con la dádiva dulce que te pido.

Dame la luz sombría, apasionada y firme
de esos cielos lejanos, la armonía
de esos mundos sellados,
dame el límite mudo, el detenido
contorno de esas lunas de sombra,
su contenido canto.

Tú, el negado, da todo,
tú, el poderoso, pide,
tú, el silencioso, dame la dádiva dulcísima
de esa miel inmediata y sin sentido.

DESPUÉS

Es otra
acaso es otra
la que va recobrando
su pelo su vestido su manera
la que ahora retoma
su vertical
su peso
y después de sesiones lujuriosas y tiernas
se sale por la puerta entera y pura
y no busca saber
no necesita
y no quiere saber
nada de nadie.

EL MAR NO ES MÁS QUE UN POZO DE AGUA OSCURA...

El mar no es más que un pozo de agua oscura,
los astros sólo son barro que brilla,
el amor, sueño, glándulas, locura,
la noche no es azul, es amarilla.

Los astros sólo son barro que brilla,
el mar no es más que un pozo de agua amarga,
la noche no es azul, es amarilla,
la noche no es profunda, es fría y larga.

El mar no es más que un pozo de agua amarga,
a pesar de los versos de los hombres,
el mar no es más que un pozo de agua oscura.

La noche no es profunda, es fría y larga;
a pesar de los versos de los hombres,
el amor, sueño, glándulas, locura.

NO SUPISTE

Pobre mi amor
creíste
que era así
no supiste.
Era más rico que eso
era más pobre que eso
era la vida y tú
con los ojos cerrados
viste tus pesadillas
y dijiste
la vida.

LA NOCHE

La noche no era el sueño

Era su boca

Era su hermoso cuerpo despojado

De sus gestos inútiles

Era su cara pálida mirándome en la sombra

La noche era su boca

Su fuerza y su pasión

Era sus ojos serios

Esas piedras de sombra cayéndose en mis ojos

Y era su amor en mí

Invadiendo tal lenta

Tan misteriosamente.

SI MURIERA ESTA NOCHE...

Si muriera esta noche
si pudiera morir
si me muriera
si este coito feroz
interminable
peleado y sin clemencia
abrazo sin piedad
beso sin tregua
alcanzara su colmo y se aflojara
si ahora mismo
si ahora
entornando los ojos me muriera
sintiera que ya está
que ya el afán cesó
y la luz ya no fuera un haz de espadas
y el aire ya no fuera un haz de espadas
y el dolor de los otros y el amor y vivir
y todo ya no fuera un haz de espadas
y acabara conmigo
para mí
para siempre
y que ya no doliera
y que ya no doliera.

CUÁNDO YA NOCHES MÍAS...

Cuándo ya noches mías
ignoradas e intactas,
sin roces.

Cuándo aromas sin mezclas
inviolados.

Cuándo yo estrella fría
y no flor en un ramo de colores.

Y cuando ya mi vida,
mi ardua vida,
en soledad
como una lenta gota
queriendo caer siempre
y siempre sostenida
cargándose, llenándose
de sí misma, temblando,
apurando su brillo
y su retorno al río.

Ya sin temblor ni luz
cayendo oscuramente.

TAL VEZ NO ERA PENSAR, LA FÓRMULA, EL SECRETO...

Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.
Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...

BUSCAMOS

Buscamos
cada noche
con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz
que arde y se nos escapa
en un gemido.


8 de octubre de 2008

A 5 años del bloqueo argentino

CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS QUE CASI NOS LLEVARON A LA GUERRA

1819- Artigas, en lucha contra los porteños, inicia una audaz maniobra de inteligencia militar: consigue infiltrar a la entonces ya veterana actriz oriental China Zorrilla en el ambiente teatral de la vecina orilla para intentar adormecer soporíferamente a toda la sociedad de Buenos Aires con sus papeles de veterana que se las sabe todas. Lamentablemente, pese al éxito inicial de la hábil estratagema, las fuerzas compatriotas no pueden salirse con las suyas porque sus principales oficiales también asistieron a una representación de la mencionada intérprete y nunca más se supo de ellos. Probablemente, aún duerman.
1960- Desembarca en Montevideo Federico Fasano con la intención de fundar diarios en nuestro país. Toda posibilidad de reconciliación entre ambos pueblos rioplatenses es imposible a partir de este momento.
1964- En un hecho condenado por la Convención de Ginebra, se establece en Uruguay Cacho de la Cruz. Hasta Kissinger opina que eso es ser demasiado cruel.
1997- Años de rencor no manifestado no pueden conducir a otra cosa que a una sádica salvajada: Natalia Oreiro comienza a perforar tímpanos y derretir sinapsis neuronales con sus discos y sus teleteatros.
1999- La ofensiva oriental ataca desde una segunda punta de playa: Osvaldo Laport deja Colonia y comienza su carrera actoral en la televisión porteña. Las fuerzas del orden allende el Plata se ven superadas.
2001- La guerra es total: Argentina contraataca con Román González que se infiltra en Aguada.
2003- La provincia de Entre Ríos pierde la oportunidad de que se radique una papelera en su territorio y descubre que del lado de Fray Bentos se vuelven contaminantes.
2004- Uruguay toma la delantera sin ningún escrúpulo por las muertes que pueda causar en la indefensa población civil de su enemigo: van arribando a la farándula de la vecina orilla sucesivamente Claudia Fernández, Monica Farro, Eunice Castro y Abigail Pereira. Ese cuaterno de bellas damas (aunque hay una que tiene bonus track) entran a formar parte frecuentemente de las coberturas de "Interesos" y de "Garcando por un sueño".

Después de este recuento de muestras de desprecio por la vida ajena y ensañamiento con el enemigo, sólo nos queda recordar a la única persona que hizo denodados esfuerzos por la tolerancia, la paz y el respeto por el otro bando: nuestro ex presidente Jorgito Batlle con sus inolvidables declaraciones a la cadena "Bloomberg".

5 de octubre de 2008

A propósito de los casos Da Cunha y Prudente

Un consejo para mis seres queridos:

NO VAYAN AL FÚTBOL

En realidad son dos cosas muy diferentes: un hincha asesinado cobardemente a la salida del Estadio por tener una bandera o camiseta del cuadro rival y un juez que suspendió un partido por demorar un equipo en salir a jugarlo.
En el primero ya salió una condena a tres de los culpables (fueron muchos los "valientes" que lo atacaron delante de su mujer e hijo) y en el segundo, es inminente el fallo a ver si se juega o no el dichoso partido.
El fallo del juez sobre el asesinato de Héctor Da Cunha -publicado en "La República"- es más que interesante. Por primera vez que yo recuerde se deja estampado públicamente lo que uno sospechaba en privado: que muchos de esos "hinchas", de esos "barrabravas" -término importado del fútbol argentino, como tantas otras cosas negativas que reseñaré más abajo- viven de su "pasión". Los dirigentes clubistas no son sólo cómplices por omisión o cobardía, sino que directamente les pagan.
¿Para qué les pagan?. Buena pregunta, ¿no?.
Son "tribus urbanas" de una subcultura de las peores que ha engendrado nuestra sociedad: varias veces me he encontrado en los ómnibus con chicos que van a un partido gritando y jodiendo frenéticos, molestando a todo el mundo, orgullosos de decir malas palabras en público, contando anécdotas graciosísimas de corridas de la policía y robos de "trapos".
No sólo mencionar a las banderas como "trapos"... también decir: "sos amargo", "sos vigilante", "no existís", "corriste"... todas importaciones de la violentísima liga argentina.
Parezco un viejo pero hubo una época -quizás hasta entrados los 80- en que uno podía ir, por ejemplo, a una final de la B por el ascenso y se mezclaban las hinchadas y festejaban los goles propios sin ninguna violencia. Hoy, si juegan La Luz y Durazno tienen que hacer separación. Incluso cuando juega la celeste hay que reagruparlos...
¿Por qué hay gente a la que lo único que le importa en la vida es el fútbol?. ¿Por qué son capaces de cualquier violencia si ven a un tipo vestido con una camiseta rival?.
Lo que nos lleva al otro caso: el polémico árbitro Liber Prudente suspendió el partido Nacional - Villa Española porque los bolsos salieron tarde a la cancha dado que su jugador Lodeiro tuvo que ir al baño en el peor momento. Si bien la reglamentación parece absurda en la práctica -dejar sin el espectáculo a la gente que fue a la cancha por una demora- hay que aplicarla y eso no es culpa de Prudente. Cambiemos la norma y sancionemos con pérdida de puntos o multas pero el hoy amenazado juez actuó en forma correcta. El problema es que el sancionado fue un grande...
Y ése es el tema. Si ésto hubiera pasado en un partido Bella Vista - Rampla, todo se hubiera olvidado a los tres días. Pero salvando las distancias, al igual que el caso Da Cunha con Peñarol, el sancionado fue un grande.
Varias semanas después del partido suspendido, no he escuchado aún a un dirigente, parcial o integrante de Nacional que dijera que las reglas están para cumplirlas ni que se equivocaron. Los equipos tienen que entrar en hora -incluso los grandes- y las reglas tienen que cumplirse. Si quieren, cambienlas pero en el lugar correspondiente. No metiendo el gaucho en la AUF.
El fin de semana del caso Prudente -que incluyen dos agresiones físicas a periodistas- los hinchas tricolores casi unánimente decían que el juez y los periodistas incitaban a la violencia al sancionar o criticar a su cuadro. Sería largo enumerar toda la serie de excusas que dieron para criticar la reglamentaria decisión del árbitro. Muchos dijeron que ésto le pasaba a Nacional porque era "manso" y "bueno" y que tenía que dejar de serlo.
Y si bien ese día hubo violencia por parte de los bolsos, la gran mayoría de esos incidentes han sido protagonizados por sus tradicionales rivales -la de Da Cunha no fue la primera muerte atribuible a la hinchada de Peñarol- que les han costado pérdida de puntos en casi todos los últimos campeonatos.
Recuerdo claramente al lamentable José Carlos Domínguez protestando por alguna sanción a su cuadro después de un nuevo bochorno de su hinchada, diciendo que no habían lastimado a nadie. Claro, los habían cagado a pedradas a los de Miramar pero no le habían embocado lo suficiente. Ese señor no fue sancionado y hoy es "neutral" en la AUF...
En resumen, ya sabe, si usted es hincha de un cuadro y va a la cancha puede ser asesinado por el delito de gritar un gol en primer grado o por portación de camiseta. Y si fue atacado por una patota de un cuadro influyente en los pasillos de Guayabos (¿o de Divina Comedia?), jódase. Siempre habrá un Domínguez, un Damiani, un Magurno, un Della Valle o su sobrino Balbi que irá a sacar de la cárcel a su agresor.
Lo del título.

18 de septiembre de 2008

En Cinemateca, desde el 27 de Setiembre

¿QUIÉN ES TSAI MING-LIANG?

Desde hace unos 8 años algunos cinéfilos de todo el mundo hemos aprendido que gran parte de lo mejor de la producción actual se está haciendo en el Sudoeste de Asia (más exactamente en China, Japón, Taiwan, Hong Kong y Corea del Sur). En los festivales de Cannes o de Berlín la mayoría de los grandes -y más esperados- maestros que presentan sus últimas películas no tienen ya nombres anglosajones, franceses o suecos. Más bien se llaman Takeshi Kitano, Kim ki-duk, Wong Kar-wai o Jia Zhang-ke. A diferencia del cine social francés de los 90 o el neorrealismo a la iraní o el presente boom del cine rumano, ésto no parece ser una moda y todos los años descubrimos autores interesantes y películas geniales.
Por cierto que no todas las cientos de cintas que se filman en el Asia amarilla son obras maestras. Pero parece haber la libertad suficiente para los autores mencionados -y muchos más no tan brillantes pero interesantes como Kiyoshi Kurosawa o Takashi Miike o a descubrir como Johnny To, Hirokazu Kore-Eda y Hou Hsiao-Hsien- puedan desarrollar su obra. Aunque, como bien sabemos, la censura en China es implacable. Y también hay problemas en Corea.
De todos ellos se destaca -aunque me resisto a hacer comparaciones, rankings y medidas- el malayo radicado en Taiwan Tsai Ming-liang, de quien Cinemateca Uruguaya presenta en su sala más chica -Sala 2- gran parte de su obra a partir del sábado 27.
Autor de ocho largometrajes -de los cuales vi 7- desde 1992 está desarrollando una visión propia del absurdo de la vida a través de un estilo definido aunque cada película sea diferente y trate diversos temas desde distintos ángulos. En Uruguay sólo tuvo estreno normal la tercera película "El río" y se presentaron en una semana a fin de año la segunda ("Viva el amor") y la cuarta ("El agujero").
Debutó con "Los rebeldes del dios neon", talentosa visión de la juventud taiwanesa que rehuía los lugares comunes de este tipo de producciones pero que era relativamente convencional. El estilo Tsai todavía no había llegado.
Que comienza con la citada "Viva el amor". Personajes que no suelen hablar entre ellos, planos fijos (en su última película no hay un solo movimiento de cámara y sospecho que no es la única), acciones sin sentido, sentimientos que no se explican. ¿Aburridas?. Para nada. ¿Difíciles de entender?. No necesariamente.
En las películas de Tsai (tanto en China como en Japón y Corea se dice primero el apellido y en segundo lugar el nombre de pila) la cámara suele estar emplazada en un ángulo del cual no se moverá, ángulo muchas veces diagonal, en perpectiva y con profundidad de campo. Suele pasar que no entendemos al principio lo que pasa en esas escenas cerradas que comienzan y terminan con la misma toma y donde los personajes suelen hacer actividades absurdas, inútiles o sin propósito. Sus personajes suelen ser obsesivos: en "Qué hora es ahí", por ejemplo, el protagonista -interpretado por Lee Kang-shen, que actúa en todas sus películas- quiere cambiar la hora de todos los relojes de Taiwan a la hora de París, adonde viajó la chica de la que está enamorado (Chen Shiang-chyi, que también actuaría en todas a partir de ésta).
Una de las manías de Tsai es el agua: inundando las casas de "El río" o "El agujero" o escaseando en "La nube errante" (o "El sabor de la sandía", la mejor película de esta década en mi opinión), en todos sus films suele ser un problema. Suele presentar escenarios desolados llenos de basura, escaleras, así como incomunicación entre sus personajes (aunque vivan juntos o sean pareja), soledad, individualismo. La acción siempre es visual, los diálogos suelen ser muy pocos y no aportan nada trascendente (en "I don't want to sleep alone" el protagonista no dice una sola palabra).
Tsai no es solemne y suele practicar un extraño sentido del humor, siempre visual. En "El agujero" comenzó con un experimento que pareció más logrado en "El sabor de la sandía": intercalar números músicales un poco naifs que comentan muy indirectamente el sentido de la película. Ésta última parece marcar el fin y el agotamiento de una etapa y la siguiente -y última hasta ahora- "I don't want to sleep alone" se ve como una obra de transición.
En suma, un director audaz, con una inventiva visual casi inagotable. Tiene un estilo propio e inconfundible pero con una evolución evidente y una búsqueda de nuevos caminos y temas. Uno de los pocos autores actuales en los que cada visión de sus películas enriquece el sentido de las mismas.
IMDB anuncia que está en preproducción "Visages" con Laetitia Casta, Fanny Ardant, Jean-Pierre Leaud (actor mítico de la nueva ola francesa que apareció como él mismo en "Qué hora es ahí") y, por supuesto, Lee Kang-shen. Habrá que ver.

FILMOGRAFÍA:
1992- LOS REBELDES DEL DIOS NEON- Debut bastante convencional -pero talentoso- acerca de los jóvenes de Taiwan.
1994- VIVA EL AMOR- Tres personajes ocupan un apartamento sin cruzarse casi hasta el final. Impresionante final de la chica llorando sin explicar por qué.
1997- EL RÍO- Un joven se enferma del cuello al actuar en una película sumergido en el río del título. Conflictiva relación con sus padres.
1998- EL AGUJERO- Aquí Lee Kang-shen vive solo y un plomero le deja un agujero en el piso. A través de él conoce a una chica también sola.
2001- ¿QUÉ HORA ES AHÍ?- Un vendedor de relojes se enamora de una chica que viaja a París donde se siente sola.
2003- ADIÓS, DRAGON INN- Es la única que no vi, acerca de un cine que cierra.
2005- LA NUBE ERRANTE o EL SABOR DE LA SANDÍA- La pareja de "¿Qué hora es ahí?" vive junta, sin nada que decirse. Él actúa en films porno. Increíble final, de lo más extraordinario que vi en mi vida.
2006- I DON'T WANT TO SLEEP ALONE- La más despojada de todas. El protagonista es golpeado y rescatado por unos inmigrantes hindúes. Filmada en Kuala Lumpur -Tsai es malayo- y no en Taipei como todas las otras.

30 de agosto de 2008

Proust reloaded

Hay quienes le tienen miedo a la lectura de la impresionante “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust por su extensión (7 volúmenes). En cambio, otros creen que es una celebración acrítica y reaccionaria de la burguesía del siglo XIX. Ellos se lo pierden. Vuelvo a él con un fragmento del tomo 2 “A la sombra de las muchachas en flor” donde el narrador, que ha dejado de ser el niño del tomo 1, conoce las dificultades de entrar en el mundo de los adultos, incluyendo el amor. En este texto vuelve con su abuela al pueblo de Balbec donde alguna vez fue en su infancia y comienza a comprobar los desencuentros entre la realidad y la memoria.

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO:

2 – A LA SOMBRA DE LAS MUCHACHAS EN FLOR (fragmento)

A cada momento nuestro tren se paraba en una de las estaciones que precedían a Balbec Plage, y hasta sus nombres (Incarville, Marcouville, Doville, Pont á Couleuvre, Arambouville, Saint.Mars le Vieux, Hermonville, Maineville) me parecían ahora cosa extraña, mientras que leídos en un libro no se me hubiese escapado que tenían alguna relación con lugares cercanos a Balbec.

Pero puede ocurrir que para el oído de un músico dos motivos compuestos materialmente de varias notas comunes quizá no ofrezcan ninguna semejanza sí difieren por el color de la armonía y de la orquestación. Y así, esos nombres tan tristes, hechos de arena, de espacios ventilados y abiertos, de sal, nombres de los que se escapaba su último elemento, ville como se escapa el vole final cuando se juega a Pigeon vole, en nada me recordaban esos otros nombres parecidos de Roussainville o Martinville; porque estos últimos los había oído pronunciar tan a menudo por mi tía mayor cuando estábamos en la sala, sentados a la mesa, que llegaron a cobrar cierto sombrío encanto, en el que acaso se confundían sabores de confitura, olor a fuego de leña y a papa de Bergotte y el tono pizarroso de la casa de enfrente tanto, que hoy, cuando se remontan como una burbuja del fondo de mi memoria, aún conservan su virtud específica a través de las superpuestas capas de ambientes distintos que hubieron de franquear para llegar a la superficie.

Eran pueblecitos que desde el montículo arenoso en donde estaban enclavados dominaban el mar lejano, bien recogidos ya para pasar la noche al pie de unas colinas de crudo color verde y de rara forma, como el sofá de una habitación de hotel adonde acabamos de llegar; componíanse de unos cuantos hotelitos, con sus juegos de tenis, y a veces de un casino, cuya bandera restallaba a impulso del viento fresco, ansioso y vacío, y me mostraban por vez primera sus huéspedes habituales, pero sólo en su exterior apariencia: jugadores de tenis con gorras blancas; el jefe de estación, que vivía junto a sus rosales y sus tamariscos; una señora con sombrero canotier, que, describiendo el cotidiano trazado de una vida que yo nunca conocería llamaba a su perro, que se había quedado atrás, y volvía a su chalet, donde ya estaba encendida la lámpara; y esas imágenes, tan extrañamente usuales y tan desdeñosamente familiares, heríanme en los sorprendidos ojos y en el nostálgico corazón. Pero aún sufrí más cuando nos apeamos en el hall del Gran Hotel de Balbec, frente a la escalera monumental imitando mármol, mientras que mi abuela, sin miedo a excitar la hostilidad y el desdén de las personas extrañas a cuyo lado íbamos a vivir, discutía las condiciones con el director, monigote rechoncho con el rostro y la voz llenos de cicatrices (en la cara, por la sucesiva extirpación de numerosos granos, y en el habla, por los diversos acentos que debía a su remota patria y su infancia cosmopolita), con su smoking de hombre de mundo y su mirar de psicólogo, que por lo general tomaba, a la llegada del ómnibus, a los grandes señores por miserables y a los tramposos por grandes señores.

Olvidándose indudablemente de que a él no le pagaban ni siquiera quinientas pesetas de sueldo, despreciaba profundamente a las personas para quienes quinientas pesetas, o .veinticinco luises, como él decía, eran una cantidad respetable, y las consideraba como pertenecientes a una raza de parias indignos del Gran Hotel. Sin embargo, en aquel Palace había personas que pagaban poco y a pesar de ello gozaban la estima del director, pero siempre que éste estuviera convencido de que si reparaban en gastos no era por pobreza, sino por avaricia. Porque, en efecto la avaricia en nada menoscaba el prestigio de un individuo, pues es un vicio, y como tal se da en todas las clases sociales. Y la posición social era la única cosa en que se fijaba el director, o, mejor dicho, los indicios de que se gozaba una posición muy elevada, como el no descubrirse al penetrar en el hall, llevar knickerbockers o abrigo entallado, o sacar un cigarro con sortija encarnada y dorada, de una petaca de tafilete liso, preeminencias todas éstas de que yo carecía. Esmaltaba su conversación comercial con frases selectas, pero empleadas a tuertas. Mi abuela, sin darse por molesta porque el director la escuchaba sin quitarse el sombrero y silbando, le preguntaba, con entonación artificial: ¿Cuáles son los precios?... ¡Ah!, muy caros para mi presupuesto; y yo, mientras; sentado en un banco, la oía, y me refugiaba en lo más hondo de mí mismo, esforzándome por emigrar hacia pensamientos de eternidad, por no dejar nada mío, nada vivo en la superficie de mi cuerpo insensibilizada como la de esos animales que por inhibición se hacen los muertos al verse heridos, con objeto de no sufrir tanto en aquel lugar, donde mi absoluta falta de costumbre se me hacía aún más sensible al ver lo muy acostumbrados que a él debían de estar esa dama elegante a quien el director testimoniaba su respeto permitiéndose familiaridades con el perrito que la seguía, aquel pisaverde que entraba, con su plumita en el sombrero, preguntando si no había cartas, y todas aquellas personas para quienes el acto de subir los escalones de imitación a mármol significaba volver a su home. Al mismo tiempo, unos señores que, aunque muy poco versados probablemente en el arte de recibir, llevaban el título de encargados de recepción. me lanzaban severamente la mirada de Minos, de Eaco y de Radamanto, mirada en la que se hundía mi alma desamparada como en desconocido abismo donde no tenía protección posible; más lejos, detrás de unos cristales, veíase a la gente sentada en un salón de lectura para cuya descripción me hubiera sido menester pedir a Dante, ya los colores con que pinta el Paraíso, ya los del Infierno, según pensara yo en la dicha de los elegidos que tenían derecho a entrar allí a leer con toda tranquilidad o en el terror que me causaría mi abuela si ella, tan despreocupada por este género de impresiones, me mandaba entrar en aquel salón.

Aun aumentó mi impresión de soledad al cabo de un momento. Como confesé a mi abuela que no me encontraba bien y que me parecía que tendríamos que volvernos a París, me dijo ella, sin protesta alguna, que iba a hacer unas compras, necesarias tanto en el caso de que nos quedáramos corno en el contrario (compras que, según luego averigüé, eran todas para mí, porque Francisca se había llevado muchas cosas que me hacían falta); yo, para esperarla, salí a dar una vuelta por las calles; tan llenas de gente estaban, que reinaba en ellas la misma calurosa atmósfera de una habitación; aun estaban abiertas algunas tiendas, la peluquería y una pastelería, donde tomaban helados los parroquianos, delante de la estatua de DuguayTrouin. Estatua que me causó tanto agrado como puede causar el verla en fotografía al pobre enfermo que hojea un periódico ilustrado en la sala de espera de un cirujano. Y al pensar que el director me había aconsejado aquel paseo por la ciudad a título de distracción, y que ese lugar de suplicio que a uno le parece toda nueva morada era para ciertas personas lugar de delicias, como decía el prospecto del hotel, que quizá exagerara, pero que indudablemente expresaba halagadoramente la opinión de la clientela, me asombré de la diferencia que existía entre las demás personas y yo. Cierto que el prospecto invocaba para atraer la gente al Gran Hotel, no sólo la .exquisita cocina y la vista ideal de los jardines del Casino, sino también .las leyes de Su Majestad la Moda, que no pueden violarse impunemente sin pasar por un beocio, a lo cual no quiere exponerse ninguna persona bien educada. Mi deseo de ver a mi abuela era muy grande, porque tenía miedo de haberle causado una desilusión. Debía de estar descorazonada con la idea de que si yo no podía resistir el cansancio habría que desesperar de que me pudiese sentar bien ningún viaje. Resolví volver al hotel a esperarla; el director en persona dió a un timbre, y un personaje que para mí era desconocido, llamado lift (y que estaba instalado en lo más alto del hotel, en un lugar correspondiente a la linterna de una iglesia normanda, como un fotógrafo en su estudio de cristales o un organista en su cámara), empezó a descender hacia mí con la agilidad de una ardilla casera, industriosa y domesticada. Y luego, trepando a lo largo de un pilar, me arrastró hacia la bóveda de la comercial nave del edificio. En todos los pisos veíanse al pasar escaleritas de comunicación que se desplegaban en abanicos de sombríos pasillos; una camarera pasaba con una almohada en la mano. Y yo ponía en aquellas caras, indecisas con luz crepuscular, toda mi apasionada ilusión, como un antifaz, pero leía en sus miradas el horror de mi insignificancia. Para disipar en el curso de la interminable ascensión la mortal angustia que me causaba el atravesar en silencio el misterio de aquel claroscuro sin poesía, iluminado tan sólo por una fila de vidrieras correspondientes a los water closet de los pisos, dirigí la palabra al joven organista, al autor de mi viaje y compañero de cautiverio, que seguía manejando los registros y tubos de su instrumento.

Me excusé por dejarle tan poco sitio, por la molestia que le daba, y le pregunté si no le incomodaba yo para el ejercicio de su arte; arte hacia el cual manifesté no sólo gran curiosidad, sino predilección, con objeto de lisonjear al virtuoso. Pero no me respondió, no sé si por la sorpresa que le causaron mis palabras, por la atención debida a su trabajo, por etiqueta, por sordera, por respeto al lugar en que estábamos, por miedo al peligro, por cortedad de inteligencia o por obediencia a la consigna del director.

27 de agosto de 2008

Ya que todos opinan, yo también


BEIJING (O PEKÍN) 2008. RESUMEN FINAL
  • Divina la ceremonia inaugural, pero con un par de horas menos hubiera quedado mejor.
  • Un bochorno lo de la nena fea a la que no se pudo ver cantando porque pusieron a una linda en su lugar, por orden de un alto dirigente del PCCh. Muy socialista lo tuyo...
  • La paraguaya no estaba tan buena como decían. Taba, sí, pero era más marketing que otra cosa.
  • Hay países donde no parece que nacieran minas feas: Holanda, Ucrania, Noruega. Y uno acá...
  • No sé un carajo de atletismo, pero en el lanzamiento de martillo femenino aparecieron varias con enormes espaldas, panzas y una pinta de machos que no se podía creer. Pero ganó una lituana flaca, musculosa pero sexy y bien femenina.
  • Ni picamos con una medalla ni siquiera en hockey sobre barro. Es lógico que no podemos competir con China, USA, Rusia o Alemania, pero otros países tan ignotos como el nuestro como Tayikistán (2 medallas), Bahamas (2), Mongolia (4), Bahrein (1 y de oro), islas Mauricio (1) y Togo (1), sí las consiguieron. ¿Por qué?.
  • Se les frunció a los de la NBA cuando se acercaron los gallegos en la final.
  • Los comentaristas de la OTI, un desastre. A veces les mostraban en pantalla el nombre y nacionalidad del que iba a competir e igual así le erraban...
  • ¿Por qué se cuentan los medalleros EXCLUSIVAMENTE por las de oro?. ¿Las medallas de plata y bronce no sirven para un carajo?. ¿Si un país tiene 3 medallas de oro y ninguna más ha sido mucho mejor que el que tiene 2 de oro, 10 de plata y 15 de bronce?.
  • ¿Para qué fue Da Silveira?. ¿Sabe un carajo de algún deporte que no sea fútbol?. ¿Sabe una poronga de fútbol?.