20 de diciembre de 2008

Después querés reelección...

GANÓ MONSEÑOR TUCOGNO... ¡VIVA LA EDAD MEDIA!

Ya pasó la histeria y ya pasó el bochorno: con un respaldo interno mayor al que se suponía, se consiguieron en ambas cámaras los votos para aprobar la ley de Salud Reproductiva (una pero no la única de sus medidas era la despenalización del aborto) pero el presidente Tabaré Vazquez usó el instituto del veto para impedir que se haga realidad el fin de 64 años de abortos clandestinos.
1- Si bien no se le puede reprochar -como a tantos- falta de coherencia a Tabaré, ya que siempre dijo que iba a vetar esta ley si salía, llama la atención que nunca hubiera tenido en cuenta que es justamente su propia fuerza política la que llevó adelante la iniciativa, que fueron sus legisladores los que la aprobaron y que fueron los partidos tradicionales los que se opusieron -con muy pocas excepciones en un bando y otro- sin embargo, al presidente no le importó votar -o vetar- enfrentándose al FA y alineandose con los rosados.
Su aseveración que como médico está a favor de la vida es impresentable, su coincidencia con la Iglesia Católica más reaccionaria que se recuerde no es de hoy sino que viene de antes. ¿Su decisión tan costosa no tendrá que ver con el impenetrable corporativismo que tienen los médicos ante sus pares?. Nadie se ha acordado que los ginecólogos que amasan enormes ganancias con las clínicas abortivas son los que más tenían para perder con la aprobación de esta ley.
2- La posición histérica de las diferentes iglesias no es nueva. Aunque es repetido, no puedo dejar de mencionar el argumento de que los católicos no tuvieron tanta pasión por la vida en la época de la dictadura ni después cuando reclamamos por la verdad y la justicia del horror de los años de plomo. Y si bien la actitud de Monseñor Partelli fue más que digna, la institución como tal lo resistió muchísimo y sale con muy mala nota del tema.
Por definición una iglesia no es un ámbito de debate ni de intercambio libre de ideas. Pero como pocas veces la posición de los que se oponían a esta ley fue llevada a cabo con griteríos y amenazas, con prepotencia y con frases medievales (como la que le gritó alguna pelotuda a la edila colorada Rondán... algo así como "mensajera de las tinieblas"). Ni hablar de que repitieron hasta el hartazgo la muletilla de "defender la vida". Incluyendo un insólito argumento nuevo: hay que prohibir el aborto porque necesitamos población dado el alto número de uruguayos que se exilian.
3- Es mentira que quienes defendemos la despenalización del aborto defendemos al aborto. No conozco a ninguna mujer que haya abortado por placer o porque no tenía otra cosa mejor que hacer ese día. Los que defendemos a la ley no salimos por la calle a pedirle a las mujeres embarazadas que aborten. Sólo queremos que quienes tomen esa decisión lo puedan hacer en condiciones adecuadas, sin riesgo de su vida y sin enriquecer a médicos empresarios (y otros) que cobran lo que quieren y trabajan como se les canta porque su labor es clandestina. Andá a protestar si te infectaste...
4- Una de las argucias de los anti despenalización es la evidencia científica de que poco menos que un gameto de dos células ya es una vida y lo equiparan al asesinato de un ser humano nacido, hecho y derecho. Además de que la ciencia siempre busca la verdad y el conocimiento y no sólo cuando puede servir para nuestros intereses, la iglesia católica particularmente tiene una larguísima historia de persecuciones crueles contra los científicos que han hecho avanzar el conocimiento universal (¡aún hoy se oponen a la teoría de la evolución!).
No hace falta tener sotana o túnica de biólogo para darse cuenta que no es lo mismo un feto que un ser humano. No lo es para el sentido común ni para la legislación de ningún país del planeta.
5- La iglesia católica -aún la más influyente en nuestro país- tiene un enorme menjunje de incoherencias con respecto a la sexualidad. Se opone a todos los métodos anticonceptivos, al sexo prematrimonial y a cualquier tipo de relación que no sea la ortodoxa. También al placer sexual, dicho sea de paso. Si no fuera porque la única forma que no se extinga la humanidad es que muchos de sus hombres eyaculen dentro de las vaginas de sendas mujeres, hubieran intentado prohibir el sexo en todas sus manifestaciones. Entonces no tienen más remedio que "aceptar" que se puede hacer aquello... ¡pero sólo para traer hijos al mundo!.
Pero con ese criterio, que utilizaron para la batalla largamente perdida de oponerse a todo método de prevención anticonceptiva, cometemos pecado todos los que no nos pasamos todo el día reproduciéndonos... al final y al cabo, soy más respetuoso de las enseñanzas bíblicas de lo que creía. Pregunto: los y las estériles... ¿fueron castigados por el Señor?.
Para finalizar, una pregunta: ¿hay alguien que esté en la vereda de enfrente en este tema que no menee infiernos, excomuniones, demonios o asesinatos?. ¿Hay gente racional que se oponga a la despenalización o sólo un montón de chupacirios?.