18 de abril de 2013

Spinetta 3

Digamos la verdad: la poesía de Spinetta era enormemente críptica. Muchas veces no era fácil saber de qué trataban sus letras.

Pero la fascinación que creaban, la constancia de ser un músico diferente que no ensayaba fórmulas fáciles sino que se adentraba por caminos personales y la simple calidad de su música -qué diferente a tantos conjuntos que sólo piensan en el aplauso fácil de las barras que agitan y no escuchan- nos conquistó para siempre.

Estuvo siempre la tentación -tan uruguaya- de seguir al artista "de culto", "maldito", ese que sólo uno -y otros poquitos que no nos molestan- conocen y los demás, no. Pero otros lo supimos valorar por lo que daba y comprendíamos su ostracismo de los grandes medios.

Se murió sin tener la repercusión -y la difusión- merecida a tanta calidad vertida en discos que no estaban nunca en los casi deportivos rankings de las FMs, esas que no entienden nada de arte. 



CREDULIDAD

CRISTALIDAD

TODAS LAS HOJAS SON DEL VIENTO

A STAROSTA, EL IDIOTA

BAJAN