¿JOHN O PAUL?. ¿CUÁL FUE EL MEJOR BEATLE?
Para la primera generación post-Beatles -yo tenía 4 años cuando se separaron- que llegamos en nuestra adolescencia al festín de la resistencia contra la dictadura la cosa era muy clara (muy esquemática) con respecto a los cuatro genios de Liverpool: John, recientemente asesinado, era el rebelde, el politizado, el genio contestatario. En cambio, Paul era el nenito bien que hacía sólo baladas dulzonas. O sea, el reaccionario. Que para peor, seguía vivo, exitoso y bien de salud. Uno casado con una mujer fea, de otra raza y artista under y otro, con una heredera millonaria, rubia y linda. ¿Se precisa algo más?.
La primera alarma me llegó cuando gente más inteligente y que sabe más de música que yo –que son muchísimos, obviamente- me hacía ver que las cosas no eran tan sencillas y que no se podía eliminar tan rápidamente al McCartney músico.
Pero la comprobación definitiva me vino cuando vi el muy buen documental: “U.S.A. versus John Lennon” (2006, Leaf y Scheinfeld), que trata sobre su vida en New York, el secreto seguimiento perpretado por el F.B.I. y las sonoras demostraciones políticas del ex Beatle. Fue este último item el que me empezó a trabajar la cabeza: creo que es difícil ver la película sin pudrirse de la paranoia de John, creyéndose el líder indiscutido de la revuelta mundial. Aclaro: no es que simplemente adhiera a movimientos, ideas o causas rebeldes o prohibidas. No, el se considera el Nº 1 de los rebeldes, el opositor más lúcido, el más odiado y temido por todos los malos del planeta.
¿Es –fue- John un revolucionario?. ¿Qué cambios, qué mejoras propuso para aliviar los sufrimientos de las masas oprimidas?, ¿Qué estructura de la rosca intentó destruir? (utilizo el lenguaje marxista a propósito). Ninguna, por cierto, desde su lujoso apartamento del edificio Dakota frente al Central Park.
Entendámonos: nada tiene de malo que un músico exitoso viva bien de las ganancias que su trabajo produce. Y siempre es mejor que apoye las causas nobles y critique a las estructuras que han hecho a este mundo tal como está. Todo bien, pero revolucionarios no son.
No sé qué pensaban exactamente ni John ni Paul, políticamente hablando. Ni me interesa saber a quien votaban, si es que lo hacían. Para mí está claro que reducirlos a John El Izquierdista y Paul El Derechista es, por lo menos, cuadrado.
El viudo de la heredera del imperio Kodak no es un Bono que se sume a todas las actividades benéficas ni despotrique contra los imperios, ni ha escrito un tema que sirva como himno rebelde. No hay, por cierto, un “A desalambrar” en la carrera de Paul. Pero las pocas veces que ha opinado sobre la actualidad lo ha hecho en forma bastante sensata. Parece un tipo bastante ubicado en sus dichos y en su posición en la vida a partir de su inmenso éxito popular. Sólo parece que lo nubla la competencia aún vigente con su amigo-enemigo (un caso vergonzoso de hace pocos años fue cuando le planteó a Yoko Ono que los temas compuestos por ambos figuraran como de Mc Cartney-Lennon y no como hasta ahora).
¿Qué, mientras tanto, en lo estrictamente musical?.
Estoy revisando desde hace un par de meses las carreras solistas de ambos, iniciadas a partir del fatídico 1970. Conocemos en general mucho mejor la carrera de John, más corta y más ruidosa. Pero visitando a Paul uno descubre muchas joyitas ignoradas. ¿Cuántos de nosotros hemos escuchado discos como “RAM” o “Wild life” de 1971, editados aquí –supongo- cuando recién empezábamos la escuela?.
Quienes refutan la simplificación de un Paul autor únicamente de baladitas tontas suelen esgrimir el ejemplo de “Shelter skelter” del Album Blanco como un rock bastante fuerte. Pues bien, escuchen “Monkberry moon delight” del mencionado disco “RAM” y me cuentan. Hay mucha experimentación y poco de almíbar en el primer Mc Cartney post Beatle. Es cierto que hay mucha tontería facilonga en su conjunto Wings y en temas como “Ebony and Ivory”, pero eso no habilita a descalificar en masa toda la discografía solista del autor de “Yesterday”. También es verdad que escuchando el disco “Red rose speedway” de 1973 uno comienza a escuchar algunas cosas que parecen darle la razón a los “lennonistas” (no leninistas), pero en todo caso la canción romanticona, sosa y comercial (pero bien hecha) no ha dejado de estar también en el repertorio de John y de George. Además, de que no es lo único que ha hecho el “reaccionario” Paul. En el “Red rose…” hay un más que interesante tema instrumental llamado “Loup (first indian on the moon)”.
Nunca entenderé la manía de anteponer dicotomías y polarizaciones. ¿Por qué tiene que haber en el arte un enfrentamiento Peñarol vs. Nacional?. ¿Hay algo más absurdo que el enfrentamiento que tenían los porteños entre los Redondos y Soda, dos conjuntos que se parecían en muy poco?. ¿Chaplin o Buster Keaton?. Insisto, ¿por qué?. Lógico, se suelen bajar estas consignas para vender… pero, ¿somos tan acríticos que repetimos como un loro todo lo que quieren que repitamos?.
Paul y John tienen ambos –en sus carreras solistas- grandes temas y otros no tanto, pero un buen gusto y una creatividad infrecuentes. ¿Por qué tendríamos que endiosar a uno y defenestrar al otro?. No todo lo que Mc Cartney hizo solo o en el conjunto son “baladitas” ni todo lo de Lennon, revolucionario. A propósito, cuánta razón tenía Paul en oponerse a esa tontería de no sé cuántos minutos llamada “Revolution nº 9” en el Album Blanco…
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