5 de septiembre de 2011

La celeste de antes II

No está de más repetirlo: esta nota está hecha con los textos sobre el tema publicados en mi columna en el blog "Todo por la misma plata".

QUE FRACASO... ¡SALIMOS CUARTOS!

En el Mundial de 1970, Uruguay llegó a semifinales jugando cuatro partidos previos con dos victorias (2-0 a Israel y 1-0 a la URSS, con polémico gol de Espárrago), un empate (0-0 con Italia) y una derrota (0-1 con Suecia). O sea, tres goles a favor. Y poco fútbol. El partido más famoso de esa campaña fue la derrota 1-3 en semifinales con Brasil, que tuve oportunidad de bajarme gracias a una mula amiga que tengo y verla por primera vez. (En 1970 yo tenía 4 años).

En los primeros 30 minutos más bien dominó Uruguay con su fútbol clásico de cuidar la pelota, tocar sobriamente y jugarse a lo que podían hacer sus dos puntas: nada menos que Cubilla y "Cascarilla" Morales. El problema es que no había nadie que se la alcanzara a estos dos, función que no realizaron nunca ni Maneiro ni Dagoberto Fontes (mucho gusto, en mi putísima vida había escuchado hablar de él), con lo que o recurrimos al pelotazo muy largo o los propios punteros tenían que bajar a buscar la pelota y remontar la defensa brasileña. Con todo, nos pusimos en ventaja con un tirito del posteriormente técnico del Olimpia paraguayo al que el arquero Felix le sacó la foto. Sobre el final empató Clodoaldo con un excelente sobrepique. Pelé, intrascendente, excepto por un excelente pase de taco en el área. Mujica (Juan Martin, aclaro) se pudrió de pegar.

En el segundo tiempo, la celeste ya no encontró formas de llegar y Brasil, sin ser nada del otro mundo, comenzó a merecer el segundo que llegó a los 30 minutos con un excelente desborde de Jairzinho. Posteriormente vendría el tercero y último y una jugada notable y famosa de Pelé (que participó en el tercero) amagándole a Mazurkiewicz con tocar la pelota, yendo para el otro lado y dejándola correr y rematar afuera después de superarlo.

A destacar la tecnología brasileña cuando entraba el kinesiólogo: mojaba a los jugadores con una esponja de adentro de un balde y les daba de tomar con una bolsa de agua caliente.

Finalmente, perderíamos el partido por el tercer puesto -como corresponde- contra Alemania 1-0 aunque aparentemente sin merecerlo.

MUNDIAL 74
En el Mundial México 70 yo tenía -como dije- 4 añitos y pesaba menos que ahora. La inauguración de R.F.A. 74 (con pelotas a los costados de la cancha y un conjunto musical de cada país interviniente) fue mi debut mundialista. Una palidísima presentación de Brasil contra Yugoslavia (0-0) y el primer partido de Uruguay fue con la inexperiente Holanda.

O eso decían los periodistas de entonces. Para ellos (y especialmente para Dalton Rosas Riolfo y Penino en CX 24 El Tiempo) la celeste era prácticamente la misma selección que cuatro años atrás había sido semifinalista (y que según ellos, mereció mucho más) reforzada con la sensación joven Fernando Morena. Casi, casi, que el Mundial se jugaba solamente para ver quien salía segundo de nosotros
. Se olvidaban del pequeño detalle de que en esas Eliminatorias nos enfrentamos a Colombia y a Ecuador y apenas clasificamos por diferencia de goles contra los cafeteros. Al mismo tiempo, los argentinos (que no habían clasificado para el Mundial anterior) decían (El Gráfico, bah) que los alemanes en la calle le decían -memones- que hinchaban por la albiceleste y que preferían que salieran campeones ellos que su misma selección. Tiempos negros de patrioterismos agresivos y estúpidos.

El partido con Holanda -cuya base era el Ajak tricampeón de lo que hoy se llama Champions League europea, pero eso nuestros periodistas no lo sabían- fue una pesadilla. El 6-1 de Dinamarca fue un partido parejo comparado con esto. Fue como si se enfrentaran los Miami Heat drogados con los veteranos de Auriblanco después de estar toda la tarde en una casa de masajes. Montero Castillo fue expulsado por ponerle el hígado a Resembrick entre las amigdalas. Después empatamos con Bulgaria -o sea, nadie- y nos comimos sólo 3 con los suecos porque Mazurkiewicz andaba inspirado. Ahí comenzó la leyenda de que no había que traer más jugadores repatriados. Yo diría que no hay que convocar a veteranos gordos y sin ganas. Y hacer que no se la creyeran.

Para las eliminatorias de 1977 nos tocó un triangular con Bolivia y Venezuela. Que es como si ahora nos tocara Tuvalu y las islas Marshall. Sin embargo, marchamos. Previamente habíamos jugado amistosos contra los últimos campeones de la Libertadores (Independiente y Cruzeiro) y les habíamos ganado así como a Paraguay y Chile. Sin embargo, marchamos. Victor H. Morales dijo en Oriental, después del empate con Venezuela: -Adiós, país de la tristeza, y los milicos lo llamaron. Se dice que en la revancha contra estos últimos (los de la tierra de Chavez, no los militares de acá) se extendió una pancarta que pedía por la aparición con vida de Elena Quinteros, pero la prensa de la época no dio la noticia. No sé por qué.

En resumen, cada vez jugábamos peor. Seguíamos pensando que alcanzaba y sobraba con una patada bien dada para ganar. El mundo jugaba a otra cosa y tenía a Maracaná como una anécdota pero nosotros no nos dábamos cuenta.

En 1982 se jugó en España, con la brillante ausencia de nuestra selección. El triangular eliminatorio fue con la Colombia que no le ganaba a nadie (y todavía no se creían vivos diciendo "selección Colombia") dirigida por Bilardo y con el Perú de los últimos estertores de una generación brillante. Le ganamos de atrás -de local- a los cafeteros 3 a 2, remontando un 2 a 1 y perdimos con los incaicos 2 a 1, también en el Estadio, en partido que vi, sin sospechar las relaciones que me unirían a ese país durante algunos años. Era una celeste dirigida por el tan viejo como disfónico Roque Gastón Máspoli, que jugaba a los ponchazos, como una reunión del trabajo que resolvieran jugar un picado entre solteros y casados, sin la menor organización defensiva ni una puta jugada preparada para atacar. Al salir de visitantes, empatamos los dos partidos y quedamos afuera. Again.


1986: LLEGÓ LA DEMOCRACIA, AUNQUE NO DEL TODO EN LA A.U.F.
Para el segundo Mundial disputado en México -después que Colombia renunciara a organizarlo por los puteríos que aún siguen- pudimos clasificar de una vez por todas, limonazo frente a los chilenos de Venancio incluído. La celeste tenía un equipazo -o por lo menos, mucho más talentoso de lo habitual en los planteles del paisito- con gente como nuestro Pato Aguilera, Fernando Harry Alvez -un zoretazo pero gran jugador-, Venancio Ramos -id-, Alzamendi -creo que id-, Francescoli -también id, sin duda-, el Polilla Da Silva, Ruben Paz, Wilmar Cabrera, Rodolfo Rodríguez (que se agarró apendicitis y no jugó), etc. 8 de los 22 eran del medio local, algo impensable ahora.

El problema era que el técnico era Omar Bienvenido Borrás, lejanísimo pariente mío. Había tenido una buena campaña con Wanderers y había hecho excelentes relaciones públicas con la dictadura. Como habíamos ganado la Copa América de 1983 con un cabezazo recordado de Aguilera (!) el chanta seguía. Le empatamos a Alemania en el debut, probablemente jugando mejor que ellos pero nos comimos seis (6) con los daneses (otro equipo "sin historia" como dirían tantos periodistas deportivos al uso) donde no sólo fuimos goleados sino también vapuleados por la velocidad en contraataque de los europeos que aprovechaban nuestros ataques a los ponchazos. Alvez todavía tiene pesadillas y se despierta gritando: -No, Laudrup, nooooooooooo!.

Le empatamos con la bañadera a Escocia, registrándose el record Guiness del Charly Batista expulsado antes del minuto y clasificamos. ¿Cómo?, dirán los pendejos que no lo vieron, ¿empatamos dos partidos y nos rompieron el hongo en el otro y pasamos de ronda?. Sí, queridos guachos, en esa época clasificaban los mejores terceros y la desaparecida U.R.S.S. tuvo la buena idea de golear 6 a 0 a su subordinada Hungría. Creo que si le metía uno menos, marchábamos.

Y llegaron los octavos de final (primeros que veía de Uruguay en mi life) contra la Argentina de Maradona. La celeste se dedicó todo el primer tiempo a esperar y a que no la golearan hasta que Eduardo Acevedo -sí, ese mismo- agarró una pelota en el área y lo dejó solo a Pedro Pablo Pasculli para que metiera el gol. Olvidó el pequeño detalle de que él era un zaguero de nuestra selección y PPP era un delantero de la otra.

Párrafo aparte para el ex DT de Cerro, Nacional, los Tecos y Danubio: que él fuera titular y Darío Pereyra (ídolo y patrón en Sao Paulo) su suplente es el equivalente a que hoy Tabarez pusiera a Forlán comiendo banco y a "Falucho" Silva de delantero titular. Con todos los respetos a "Falucho".

En el segundo tiempo algunos jugadores -que se dedicaron a la dolce vita incluyendo alcohol y briscas a granel durante todo el Mundial- mandaron a cagar a Borrás y se pusieron a atacar a la selección de Bilardo. Cerca estuvieron de empatar, aunque si me apuran Argentina ganó bien. Nosotros nos fuimos con la sensación de que podríamos haberla luchado mucho más.

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