5 de agosto de 2011

Otro balance más sobre la Copa que ganamos

En primer lugar, la Copa América -como cualquier campeonato de eliminación simple- es un juego donde el azar -tanto en el sentido de suerte como de casualidad- rige mucho más que en una liga en la que jueguen todos los equipos unos contra todos y su largo desarrollo permita minimizar los accidentes. En este tipo de torneos, una mala noche determina la eliminación o un penal que pega en un palo la clasificación, moviendo hacia un lado u otro la balanza del éxito o fracaso.

La celeste fue un equipo que jugó la Copa 2011 de menos a más, corrigiendo y ensamblándose sobre la marcha y solidificándose partido a partido, siendo concientes -creo que éste es el mayor mérito de Tabarez en cuanto DT- de sus carencias y virtudes. Si por un lado tenemos dos atacantes de primera línea a nivel mundial -Forlán y Suarez, obvio- también es cierto que no hay ningún volante ofensivo, ya sea tocador, asistidor o creador de jugadas ni siquiera de nivel medio, lugar donde han fracasado hasta ahora Lodeiro, "Nacho" González y Ramírez y donde quien mejor ha jugado fue el "Cebolla" Rodríguez, aunque su puesto natural es mucho más parecido al de los volantes de ida y vuelta de los que sobran -por suerte- en este plantel.

En la primera fase fue superado futbolísticamente por un buen equipo como el chileno, pero al que supo plantarse de igual a igual. En cambio cuando fue claramente superior -ante el equipo juvenil de México- le ganó sin sobresaltos, 1-0 pero mereciendo un resultado más amplio.

Claramente, el partido de Cuartos de final con Argentina marcó un antes y un después. Un cuadro como el local con individualidades superiores -empezando con un Messi que es un diferente, pero al que jamás le han encontrado en su país cómo acompañarlo- lo superó notoriamente durante el primer tiempo y mereció ganar claramente pero Uruguay anotó primero y la albiceleste apenas pudo empatar. En el segundo tiempo y en el alargue, Argentina nunca supo cómo dominar a nuestra selección, que le jugó de igual a igual con un hombre menos, sin encerrarse atrás, sabiendo esperar sus oportunidades. Para mí, los últimos 75 minutos del clásico rioplatense fueron parejos, con jugadas de gol por igual para ambos, con un Uruguay muy fuerte mentalmente, superando en este aspecto al local.

En los dos últimos partidos se vio al mejor Uruguay. Tan así que dominó claramente a sus rivales de semifinales y de final, sin recibir goles en contra. Sin maravillar, siendo contundentes en ataque y disciplinados en la recuperación de pelota, esta selección que mete pero que no pega arteramente, que tiene garra pero que intenta jugar por abajo, terminó justificando el título por su progreso durante el campeonato y por su regularidad.

Pronto comenzarán las eliminatorias y el año que viene algunos de estos jugadores irán a las Olimpiadas de Londres. Esperemos que el transitorio (y exagerado) 5º puesto en el extraño ranking de la FIFA, la transformación de los jugadores en modelos y sex simbols y la adoración general (tan infrecuente) por la celeste no nos hagan olvidar las limitaciones de una escuadra que, nada más y nada menos, ahora es conducida inteligentemente para que rinda el máximo de lo que pueda dar (que no siempre alcanzará) y los problemas estructurales de nuestra competencia doméstica.

2 comentarios:

El_Hincha dijo...

No hay que olvidarse que esta seleccion es una excepcion. La Sub20 nos lo recordó.

Tarde o temprano las cosas no van a ir bien... y habrá que pensar en lo de ahora como los viejos buenos tiempos.

Alvaro Fagalde dijo...

Yo creo que ni tanto ni tan poco. En general, ahora estamos haciendo bien las cosas en materia de selección y así, vamos a ganar de vez en cuando.

Por supuesto, vamos a fracasar seguido, lo cual es inevitable pero trabajando bien se pueden conseguir triunfos y una competitividad superior.