22 de marzo de 2010

Un poema famoso y malinterpretado

Jorge Manrique (1440-1479) murió en combate, como vivió esos pocos años. Sin embargo, se dio tiempo para hacer una cuarentena de poemas aunque el único recordado es éste, dedicado a su poderoso progenitor Rodrigo Manrique, fallecido cuando Jorge tenía 36 años. Un poco sentencioso de más, pero con un increíble ritmo y una originalidad llamativa para su época, con una correspondencia poco común entre forma y tema. El verso de "cualquier tiempo pasado fue mejor" es su pasaje más conocido y más interpretado equivocadamente. Como se puede leer a continuación -sólo están las primeras 10 estrofas de 40 en total- el citado verso no es una apelación a la nostalgia reaccionaria.

COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE (fragmento)

1.- Recuerde el alma dormida
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

2.- Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
e acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por pasado.
Non se engañe nadi, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.

3.- Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
e más chicos;
i llegados, son iguales
los que viven por sus manos
e los ricos.

4.- Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
non curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores;
a Aquél sólo me encomiendo,
Aquél sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo,
el mundo non conoció
su deidad.

Invocación
5.- Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nascemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que, cuando morimos,
descansamos.

6.- Este mundo bueno fue
si bien usásemos dél
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganarse aquel
que atendemos.
Aun aquel Fijo de Dios,
para sobirnos al cielo,
descendió
a nascer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
do murió.

7.- Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor ,
aun primero que muramos
las perdemos;
dellas deshace la edad,
dellas casos desastrados
que acaescen,
dellas por su calidad,
en los más altos estados
desfallescen.

8.- Decidme: la hermosura,
y gentil frescura y tez
de la cara,
la color e la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas e ligereza
e la fuerza corporal de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud.

9.- Pues la sangre de los godos,
y el linaje e la nobleza
tan crescida,
¡por cuántas vías e modos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
por cuán bajos e abatidos
que los tienen;
otros que, por non tener ,
con oficios non debidos
se mantienen.

10.- Los estados e riqueza,
que nos dejen a deshora
¿quién lo duda?
non les pidamos firmeza
pues que son de una señora
que se muda,
que bienes son de Fortuna
que revuelve con su rueda
presurosa,
la cual non puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.

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