¿QUIÉN FUE ERIC ROHMER?
El más francés de los directores cinematográficos franceses acaba de morir hace dos meses y su nombre fue conocido por muchos de quienes nunca vieron una sola de sus películas ni lo harían jamás, obnubilados por la invasión y la domesticación hollywoodense. Maurice Schérer (Nancy (?), 1920 (?) - París 2010) nunca habló de su vida privada ni casi concedió entrevistas o concurrió a festivales. Ni siquiera se sabe con exactitud su nombre completo o la fecha y ciudad de nacimiento.
No tuvo suerte como escritor pero consiguió diversos trabajos como crítico de cine, publicando colaboraciones en varios medios llegando incluso a la secretaría de redacción de la polémica y célebre Cahiers du Cinema y también, algunos libros incluyendo uno famoso -pero poco leído- sobre Alfred Hitchcock, coescrito por Claude Chabrol.
Después de algunos cortometrajes, debuta con "El signo del león" (1959), un fracaso de taquilla que le retrasaría varios años su carrera. Es uno de los pocos largos suyos que no he visto pero parece ser muy diferente a lo que realizaría característicamente después.
Realizó "La coleccionista" ocho años después mientras esperaba que Jean-Louis Trintignat estuviera libre para filmar "Mi noche con Maud", película que sería la que le diera la fama y el reconocimiento crítico, dos nominaciones al Oscar incluídas. Rodaría después "La rodilla de Clara" con Jean Claude Brialy y a partir de entonces (la única excepción sería Bruno Ganz en "La marquesa de O") sólo realizaría filmes con actores poco -o nada- conocidos y con técnicos que se repetirían título a título, con presupuestos muy sobrios, utilizando paisajes naturales y personajes jóvenes que viven situaciones cotidianas. Sus tres últimas películas, sin embargo, introducirían variantes en su carrera.
Esos jóvenes rohmerianos hablan permanentemente, utilizando un lenguaje muy creíble, cuidadosamente natural. Tienen problemas sentimentales, ambiciones, comentan una lectura o discuten cómo pagar el alquiler pero siempre lo que dicen nos interesa. No hay buenos ni malos, por lo menos de la manera que nos tiene acostumbrados el cine comercial. Todos tienen sus razones y sus defectos y el director nos lo pone en la pantalla para que cada uno de nosotros saquemos nuestras conclusiones. Nunca sus situaciones son obvias o esquemáticas.
Un buen ejemplo es "Pauline en la playa" donde una pre adolescente se molesta porque las actitudes de los mayores que la rodean no son como ella imaginaba de ellos. Pero la película no se limita a ser meramente una exhibición de canalladas sino de las actitudes normales de unos adultos desorientados. Tampoco es "una lección de vida" para la joven Pauline, que apenas aprenderá que hay cosas que están por ahora fuera de su alcance.
En "La buena boda" Sabine quiere planificar minuciosamente con quién se va a casar y decide, por lo tanto, seducir a Edmond. Pero como que se olvida de preguntarle a éste si está de acuerdo. Ella parece insoportable, desubicada e inmadura, pero también tiene buenos sentimientos. Él se nos muestra como el hombre más amable y razonable del mundo, pero tiene también su otra cara.
Algunos actores se repitieron frecuentemente en sus películas: Marie Riverie (la Delphine protagónica de "El rayo verde"); Beatrice Romand (la Sabine mencionada); el posteriormente también director Fabrice Luchini (Perceval); la rubia norteamericana Arielle Dombasle; el catalán Feodor Atkine.
Rohmer utilizó muchas veces la improvisación -especialmente en "El rayo verde", inesperadamente otra de sus películas con mayor difusión internacional a pesar de ser una de las más áridas- pero siempre sus diálogos -abundantes- parecen naturales y espontáneos. Se necesita mucha sabiduría artística para conseguir eso, partiendo de anécdotas muy sencillas para llegar a reflexiones trascendentes.
Pero no se confunda al maestro con un pensador político que grita sus verdades. Cuando intentó algo así le salió una de sus peores películas, cosa que él mismo reconoció ("El árbol, el alcalde..."). Lo de Rohmer es la cotidaneidad y la levedad.
Los mejores momentos son, generalmente, sobre esperanzas, encuentros y desencuentros. Uno de ellos es el final de "El rayo verde", cuando la protagonista encuentra al final de sus tristes vacaciones al desconocido de quien enamorarse. Algo parecido le ocurre a la chica de "Cuento de invierno" quien perdió a su novio que la dejó embarazada por un estúpido error en la dirección que le dio y no pierde la esperanza de volver a encontrarlo.
Un rasgo insólito de Rohmer fue el crear series de películas. La primera, "Seis cuentos morales", comprende dos cortometrajes y sus largos desde "La coleccionista" hasta "El amor después del mediodía". La segunda, "Comedias y proverbios", desde "La mujer del aviador" hasta "El amigo de mi amiga" ("Cuatro aventuras..." no está incluída). La última fueron los cuentos de las cuatro estaciones. Los títulos son engañosos y las características de las series, muy sutiles de detectar.
Dos excepciones filmadas consecutivamente a estas "series" fueron "La marquesa de O" y "Perceval el galés", de tema histórico y basadas en novelas antiguas. En ésta última, apeló a decorados intencionadamente artificiales y coros que comentan la acción para intentar dar una imagen medieval.
Al final de su carrera, después de completar los cuentos de las cuatro estaciones, abandonaría a sus adolescentes para volver al pasado. Trató un asunto lateral de la Revolución Francesa en "La dama y el duque" para dar su opinión negativa de sus desbordes, irritando a muchos que ignoraban que era muy conservador políticamente hablando. También aprovechó la tecnología digital para crear decorados no reales, como había hecho con mampostería en "Perceval".
"Triple agente" es más sutil. Es una "aventura" de espionaje sin un tiro ni una persecución ambientada en la Segunda Guerra Mundial, en torno al dilema moral de un agente que finalmente no es -como suele pasar con los personajes rohmerianos- lo que dice ser. Queda por ver su último largometraje, aún inédito, aunque tiene ya tres años de realizado.
No hay forma de describir con palabras de qué está hecha la materia Rohmer. Hay quienes se fatigan por sus películas tan habladas y sin acción. Sin embargo, mirándolas atentamente nada hay de teatrales en ellas y siempre están pasando cosas frente a la cámara para quien sepa verlas. Probablemente, sean un exquisito bocado sólo para paladares exigentes.
LARGOMETRAJES:
El signo del león - 1959
La coleccionista - 1967
Mi noche con Maud - 1969
La rodilla de Clara - 1970
El amor después del mediodía - 1972
La marquesa de O - 1976
Perceval el galés - 1978
La mujer del aviador - 1980
La buena boda - 1981 (*)
Pauline en la playa - 1982 (*)
Las noches de la luna llena - 1984 (*)
El rayo verde - 1986
Cuatro aventuras de Reinette y Mirabelle - 1986 (*)
El amigo de mi amiga - 1987 (*)
Cuento de primavera - 1990 (*)
Cuento de invierno - 1992 (*)
El árbol, el alcalde y la mediateca - 1993 (*)
Tres romances en París - 1995
Cuento de verano - 1996
Cuento de otoño - 1998
La dama y el duque - 2000
Triple agente - 2004
Los amores de Astrée y Celadon - 2007 (*)
(*) No estrenados en Uruguay. "Paulina en la playa" se exhibió tres días en Cinemateca, donde se presentaron brevemente la mayoría de estas películas.
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