ITALIA, DINAMARCA Y SUECIA: LAS PRIMERAS INDUSTRIAS EUROPEAS
Cuando uno se refiere al cine mudo, no debe de dejar de lado un hecho tan lamentable como ineludible: apenas tenemos acceso a una porción muy pequeña de las películas que se filmaron en el período. Si bien en todas las épocas la gran mayoría de los filmes que se estrenan son productos comerciales sin valor histórico alguno y poco se puede haber perdido con muchísimas de esas ausencias, tampoco hay documentos que detallen las obras realizadas, conservadas o no. Así que es dable suponer -e inútil hacerlo- que puede haber mucha obra maestra o de interés a la que no tendremos acceso nunca. La historia del cine no es una ciencia exacta.
Discusiones históricas acerca de quién inventó el primer aparato comercial rentable aparte, el cine en Europa comenzó en Francia y se expandió muy rápidamente por el resto del continente y del planeta. Desde el comienzo estuvo claro que la nueva tecnología de entretenimiento inevitablemente necesitaba una industria detrás que le permitiera sostener una producción.
Uno de los primeros países que comenzó a exportar su cine fue Italia. Además de tener la inteligencia de contratar algunos franceses con experiencia, aprovecharon la posibilidad de utilizar ruinas históricas para tener un gran éxito con un género que encantó a espectadores de todo el mundo: la reconstrucción de la antigüedad. A "Los últimos días de Pompeya" (1910, Luigi Maggi) siguieron "Quo Vadis?" (1912, Enrico Guazzoni); "Jerusalen liberada" (1911, Guazzoni); "Espartaco" (1913, Chiosso); "Antonio y Cleopatra" (1913, Guazzoni) (foto); "Julio César" (1914, Guazzoni); "La destrucción de Cartago" (1913, Mario Caserini), etc. Pero el mayor éxito fue para Giovanni Pastrone -con el seudónimo de Piero Fosco, ya que era un conocido ingeniero civil- se integró al género con "La caída de Troya" (1910) y dirigió el mayor esfuerzo de producción italiano de la época: "Cabiria" en 1914, que impactó profundamente por la utilización de elefantes, de iluminación eléctrica -lo que permitía efectos inéditos- y de desplazamientos de cámaras inusuales con un "carello" (carrito). Se dice que influyó decisivamente en Griffith para realizar su "Intolerancia".
Lo que más gustó a los auditorios fueron los enormes decorados en madera y cartón piedra donde los actores y extras-acróbatas parecían hormigas, reconstruyendo batallas legendarias de una manera imposible para el teatro. Los espectadores comenzaron a acostumbrarse a esas fantasiosas aventuras que para ellos se representaban con un realismo inédito.
Paradójicamente, en el momento en que conseguían su mayor suceso comercial internacional, detectaron que había un cierto cansancio en tanta reconstrucción antigua y comenzó a dedicarse a melodramas apoyados en divas de resonantes nombres: Lina Cavallieri, Italia Almirante Manzini, Lyda Borrelli, Terribili Gonzales (!) y Francesca Bertini (foto), revalorizada en los últimos tiempos. Fue, seguramente, el primer "star system", favorecido sobre todo por la nueva moda de insertar primeros planos para que la gente pudiera ver la cara de las estrellas ocupando toda la pantalla, ayudando a la identificación.
"Cabiria" (1914) de G. Pastrone (fragmento)
Sin embargo, la primera mujer fatal del cine fue una hermosa morocha llamada Asta Nielsen nacida en un país que conoció en los primeros años del siglo XX su único momento de esplendor comercial: Dinamarca. Los dramas mundanos truculentos fueron el filón que explotó la Nordisk, una productora fundada en 1906. Traiciones, adulterios y seducciones de todo tipo terminaban en catástrofes y muertes espectaculares: fulminado por un rayo, ahogándose en arenas movedizas, desmayándose y siendo cortado en dos por una sierra mecánica o, quemándose en incendios y explosiones de todo tipo.
Nielsen fue famosa y adorada en toda Europa rápidamente y luego de un puñado de largometrajes se mudó a Alemania. Dirigida y supervisada por Urban Gad, en 1920 fundó su propia productora intentando poder desarrollar su carrera en obras más maduras, llegando incluso a protagonizar una versión de "Hamlet", en el papel del príncipe, una película realmente muy disfrutable. Sin embargo, en 1923 se retiró, harta de estar encasillada como mujer devoradora de hombres, prostituta o reina ninfómana.
Un grande de todos los tiempos como Carl Theodor Dreyer pudo comenzar su exigente carrera en la Nordisk pero de él me referiré más adelante, para comentar sus culminaciones. Quien se destacó en este período fue Benjamin Chistensen, quien en 1920 realizó -en Suecia- su tercera e insólita película "Haxan", conocida aquí como "La brujería a través de los tiempos" (foto). Aprovechando la casi inexistencia de una censura institucional, a medio camino entre el documental y la ficción -algo aún más infrecuente en ese momento- "Haxan" no temía mostrar demonios, desnudos, torturas medievales, para ilustrar la historia de la brujería (o lo que la iglesia entendía por tal). Lamentablemente, la película fue más prestigiosa que exitosa y no sentó escuela.El exilio de sus principales autores marcaría la decadencia del cine danés.
"Afgrunden" (1910) con Asta Nielsen
El desarrollo del cine sueco fue muy similar al danés. Comenzó con la fundación de una empresa productora poderosa: la Svenska, en este caso. Su dueño cosechó algunos éxitos y redobló la apuesta contratando como directores a dos famosos actores, que harían carreras brillantes: Victor Sjöstrom y Mauritz Stiller.
Al igual que el otro país escandinavo, en Estocolmo se dedicaron al principio a los melodramas tenebrosos pero a los pocos años comenzaron a realizar dramas más maduros y menos escandalosos. Gran parte de esa producción no ha sido conocida fuera de fronteras pero hay referencias muy elogiosas sobre todo para las adaptaciones literarias de Sjöstrom, muchas veces aprovechando los paisajes montañosos y rurales del país. Para quienes pudieron estudiar esa trayectoria, su película más difundida -incluso en Uruguay- "La carreta fantasma" (foto) no es la mejor.
Stiller fue un realizador inusualmente sutil para la época. Espectadores contemporáneos pueden ubicar -no sin dificultad- a su película más influyente: "El tesoro del señor Arno" y a "La saga de Gosta Berlings", que nos ha llegado muy mutilada. La primera de ellas es una obra maestra, supremo ejemplo de drama integrado al paisaje nórdico. "Gosta Berlings" es, en cambio, un film rutinario que sólo importa por ser el debut de una sueca que haría historia en Hollywood: Greta Garbo.
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