30 de octubre de 2010

A diez años de mi viaje a las Torres Gemelas

A fines de octubre de 2000 visité Estados Unidos por única vez hasta ahora. Recorrí ciudades grandes como Chicago, pequeñas como Des Moines o Springfield -donde no encontré a los Simpson- o pueblos de menos de 3000 habitantes, pasando además una semana en New York. Anduvimos con un par de amigos solamente por el Este, lo que igual nos llevó varios días de viaje en auto; quedarán para la próxima ocasión California, la costa Oeste en general y la desgraciada New Orleans, la cuna del jazz en particular.

No pienso hacer la crónica minuciosa del viaje realizado hace ya una década. Sólo algunos apuntes: en primer lugar no hay un solo país llamado U.S. A.; en realidad son varios países en uno. No tiene nada que ver un pueblo como Harlington con Manhattan, por ejemplo.

En segundo lugar -y muchos se han molestado con este comentario mío- los yanquis suelen ser muy amables. Mucho más lo considero cuando se refiere a un tipo que -con su pobre dicción del inglés- es evidentemente extranjero. Se asombraban seguido -eso sí- de ver a tres tipos tan blancos hablar con el mismo acento de los mexicanos, y así me lo dijo uno de ellos. Las únicas norteamericanas que me zoretearon con mi torpe inglés fueron las azafatas de United. Consejito: si quieren encontrar un lugar, la mejor opción es preguntarle al policía de la calle.

Tercera y última consideración: Estados Unidos puede ser un lugar lindo para pasear -también me quedaron en el debe Boston, Philadelphia y Detroit, entre las que me interesan- pero prefiero seguir viviendo acá en Montevideo.

New York, por ejemplo, es la capital mundial de la cultura. Ver la programación mensual cinematográfica del Museum of Modern Art (MOMA) me hizo pensar seriamente en estudiar inglés intensivo y hacerme residente ilegal. Es una ciudad única, probablemente la urbe menos racista del planeta donde los blancos son una minoría más y se mezclan con la mayor naturalidad latinos, hindúes, amarillos (a falta de otro nombre común mejor para chinos, japoneses y coreanos), negros y yanquis rubios. Pero me asfixia esa orgía de rascacielos, ese ritmo callejero frenético e impersonal en sus calles numeradas y esos barrios pobres mucho más feos que los nuestros, aunque se pueda andar tranquilamente de noche por ellos. Necesito inevitablemente una ciudad con árboles en todas sus calles, una ciudad lenta y despoblada. Estoy enfermo de montevideanitis.

Un domingo a las 10 de la mañana fuimos a visitar al Word Trade Center, que estaba ubicado en la parte sur de la isla Manhattan, sobre Wall Street. Entramos a una -la más baja, la que no tenía antena- y después de pagar nuestra entrada de turista subimos por un enorme ascensor -aproximadamente 4 veces más grande que uno normal de edificio de apartamentos- al último piso en unos 30 segundos. Yo vi el contador del ascensor que iba de uno en uno y pensé que ibamos a demorar una hora pero en realidad contaba las decenas de pisos.

El piso 108 -la otra tenía 110- era un mirador vidriado de 360 º desde donde nos podíamos sentar a observar toda la ciudad y sacar fotos, obvio, un par de las cuales pueden ver acá mismo. En el centro de la sala había una típica exposición para turistas, con hechos y personajes típicos de la ciudad, incluyendo a King Kong subido al Empire State, Frank Sinatra y John Lennon. Después subimos a la terraza desde donde se podía tener una visión más completa del paisaje (allí estoy posando en la primera foto). Por cierto que había protección por si alguno se reviraba y se quería tirar para abajo. Anotación lateral: la estatua de la Libertad se veía chiquitita desde allí. En suma, un paseo interesante pero no me comió la cabeza.

Diez meses después, esta visita turística tendría otro significado adicional: esos dos rascacielos simbólicos de New York no existían más, en un hecho que todos conocen. A partir de esa tragedia aún no aclarada -nunca vi un atentado terrorista que no fuera reinvindicado y utilizado como bandera por quienes lo realizaron- el estúpido de Bush -electo en payasescos comicios cuando yo estaba allí- y quienes estaban detrás de él comenzaron su "Justicia infinita" desatando una paranoia patriotera y xenófoba en el pueblo de su país y -mucho peor- masacrando a decenas de miles de afganos e iraquíes de los que sospecho que al 99,99 % les sorbía un genital Estados Unidos. Gran negocio, sin embargo, para las petroleras y los proveedores de las Fuerzas Armadas yanquis.

No puedo dejar de pensar que pude haber muerto yo si le embocaba al día y pienso más que muchos en los 3500 tipos que murieron ese día al cohete. Pero rechazo de plano que mucha gente -incluso académicos- pongan al 11 de setiembre de 2001 como el día que cambió la historia de la humanidad. ¿Por qué?. ¿Porque les pasó a ellos?. Sin ir más lejos, este año en Haití murieron 100 veces más personas. Pero, claro, son negros tercermundistas...

Algún día se sabrá la verdad sobre esa masacre. No sé cuál es -¿cómo podría saberla yo?- pero intuyo que será muy diferente a la que con rara unanimidad nos vendieron los grandes medios de comunicación de allá y de acá.

9 comentarios:

andal13 dijo...

Pah, no sabía que habías andado por los States... (bueno, no tenía por qué saberlo, podías ir sin mi permiso, jijiji!)
Lo tengo en el debe ese viaje (con New Orleans para el Mardi Gras incluído!) pero más allá de posturas políticas, es un país fascinante, dejémonos de joder.

Alvaro Fagalde dijo...

Gracias por permitirme viajar, Andrea. Estuve allí justo en las elecciones Bush-Gore. En New York vi el festejo de Halloween, con muchas caretas de ambos candidatos y del aun presidente Clinton y del aún no finado Nixon.

Por cierto, una cosa son las posturas del gobierno y otra cosa es la gente que trabaja en el día a día como nosotros.

Por otro lado, encontré muchos lugares tan feos como los peores pueblos de ratas uruguayos. Sigo sin entender la fascinación de muchos latinos x vivir allí.

Alvaro Fagalde dijo...

Esto no pretende ser ni x casualidad una competencia para tus crónicas de viaje, que se extrañan mucho.

andal13 dijo...

Sí, sí, imagino que también hay lugares horribles... como en todas partes. Mi comentario iba por el lado de esa gente que cree que porque se es de izquierda no hay que ir al Imperio.

Para las próximas crónicas de viaje en mi blog falta muuuuuuuuucho tiempo (y no es por pereza para escribir, jijiji!)

Bueno, no sé de qué me quejo; capaz que en una hora más me saco el 5 de oro y escribo la próxima crónica la semana que viene.

;-)

Mauricio Milano dijo...

Sí, yo sospecho lo mismo! Las fotos están IMPRESIONANTES, sobre todo la primera. No sabía que te dejaban llegar tan alto. Hace años sueño con conocer NY. Hace poco salió una película llamada "New York I Love You", sobre varias historias de amor y gente que se conoce en la ciudad. Más allá de las historias, lo bueno de la película es que realmente te mete en la ciudad, es una experiencia muy visual (valga la redundancia). Es difícil para nosotros, latinos, ir a vivir a los Estados Unidos. La política que tienen es clara: no quieren que vayas a vivir. Pero bueno, si consigo ese máximo de 6 meses que te permiten estar como turista, me quedo contento. Podría escribir un libro en NY!!

Saludos!! (y espero las próximas partes del viaje)

Alvaro Fagalde dijo...

Andal: Por eso decia que hay gente que se enojó porque yo digo que los yanquis -generalizando, obvio- son amables. Como si x decir eso yo estuviera a favor de invadir Iran.

Mauricio: gracias. No va a haber otras partes. Solo quería compartir mi visita a un lugar tan particular, en muchos sentidos.

Detaquito dijo...

fagalde, mi estimado!

Hace un tiempito que no comentaba en estos oscuros lares.
Por suerte retome el rumbo hacia las tinieblas!

Muy interesante, debe estar bueno eso de viajar (lo mas lejos que llegue yo fue el fondo de casa...)

Alvaro Fagalde dijo...

Lo más lejos que viajaste, Deta, es al Banco de Seguros.

Está muy bueno viajar, si yo tuviera $$$ me iría todos los setiembres a conocer algún país nuevo.

Detaquito dijo...

A mi me llevaron al BSE, yo no fui, yo no fui!!!!!!