10 de enero de 2010

Cine: Historia Ilustrada 3

LA GUERRA DE LAS PATENTES. EL STAR SYSTEM. SE FUNDA HOLLYWOOD

Nunca se pudo establecer con seguridad a quién debía atribuirse la invención del dispositivo técnico que permite proyectar fotografías a una velocidad tal -y con una continuidad- que nos dé la sensación de estar viendo el movimiento. Como ya se ha dicho, la "historia oficial" menciona a los hermanos Lumiere como quienes pudieron crear un aparato práctico y que realizaron la primera proyección exitosa el 28 de Diciembre de 1895. La verdad es bastante más compleja y muchos fueron quienes reclamaron haber inventado la primera máquina que permite proyectar solventemente películas. Y varios hicieron proyecciones antes que los hermanos franceses.

Uno de ellos fue el famoso Thomas Alva Edison, quien dista muchísimo de ser el noble y desinteresado científico modesto homenajeado con una calle en el barrio Peñarol. La mayor contribución de Edison -o más bien, de algún empleado dirigido por él- no consistió en el aparato proyector sino en la idea de la película de celuloide como soporte de las fotografías que formarían el film, con perforaciones a los costados para que pudiera ser arrastrada por el mecanismo proyector.

Los aparatos de Edison y de los Lumiere eran diferentes. Durante varios años hubo una dura competencia para ver cuál dispositivo sería comercializado y cómo. El norteamericano había pensado más bien en vender aparato y películas a coleccionistas privados (y adinerados) pero la idea que terminó triunfando, por cierto, fue la de crear escenarios donde se proyectaran los filmes a audiencias masivas por entradas baratas, a la manera del teatro. El francés Charles Pathé fue el primero que montó una cadena que incluía producción, distribución y proyección. Sus ganancias fueron fabulosas.

Inevitablemente, el negocio fue creciendo de manera gigantesca tanto en tamaño como en difusión geográfica. Incapaz de controlar todo el mundo, Pathé nombró 5 compañías representantes en todos los continentes y se limitó a la producción. La compañía Eastman Kodak fabricaba casi la totalidad de la película (celuloide de nitrato de plata, sumamente inflamable) aunque Alemania e Inglaterra hacían intentos para producir material de mayor calidad química.

Edison, muy poderoso económicamente, monopolizaba en Estados Unidos la industria porque se consideraba que toda proyección era la explotación de un descubrimiento de su firma. Eliminó a casi todos sus rivales con un ejército de abogados -y también de matones- en lo que se llamó la "guerra de las patentes". Todos (productores, distribuidores y exhibidores) tuvieron que resignarse a pagar lo que su Trust exigía.

Una de las pocas empresas que supo sobrevivir al acoso de la guerra fue la Biograph, dirigida por el inescrupuloso Jeremiah Kennedy. Mucho más hábil y visionario que el "genio de Munlo Park", supo unir a todos los interesados en lucrar con la nueva industria con métodos más hábiles y menos -sólo un poco- agresivos, dándole oportunidades a todos los que le aseguraran su tajada, en contra de la política de Edison, de restringir el comercio. No llegó, eso sí, a dominar el mercado europeo, como era su deseo.

En la Biograph se desarrolla el primer gran nombre del cine en Estados Unidos: David W. Griffith. Además de sus películas propiamente dichas, que serán tratadas el mes que viene, Griffith fue el primer director que con su obra impulsó a actores y actrices para ser "estrellas" reconocidas y admiradas por las multitudes, una actitud sumamente lucrativa para los estudios. También fue uno de los primeros que se mudó a California para filmar, aprovechando la luz solar permanente, el buen clima y también, la lejanía de los abogados del Este. Aunque el establecimiento de los estudios en el desierto condado de Hollywood fue idea de las compañías que competían con la Biograph-Edison: Universal y Mutual, principalmente y también la Essanay y la Vitagraph.

A medida que el negocio se ampliaba, superando los pesimismos de Edison y de los Lumiere, los exhibidores se vieron obligados a construir salas más grandes (y menos incómodas) y quedar a merced de los bancos. La necesidad de más películas para cubrir las funciones, la habilidad para adoptar el "star-system" asegurándose a las primeras estrellas (Florence Lawrence, Mary Pickford, Blanche Sweet, Lionel Barrymore, Mae Marsh, Robert Harron, las hermanas Gish) ya sea con contratos suculentos o con todo tipo de estratagemas y, finalmente, la importación de películas europeas, permitió a los productores independientes sobrevivir y formar el auténtico imperio cinematográfico norteamericano.


Puesta al día en materia de imágenes en movimiento:

En primer lugar, varios de los primeros cortometrajes de los hermanos Lumiere: salidas de fábricas, desayunos en el jardín, el regador regado, partidas de naipes, arribos de trenes, demoliciones de casas al derecho y al revés.



Y en segundo término, la más famosa de las invenciones de Melies: El viaje a la Luna (1902)



Por último, el cine como testimonio. Un corto de autor desconocido mostrando las secuelas del terremoto de 1906 en San Francisco, California.

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