23 de febrero de 2018

Salada la canchita: A propósito de Toni

Por poner un ejemplo futbolero de lo que aquí se va a tratar, este sábado van a jugar por la liga española Barcelona contra Girona. Uno, el primero, un equipo grande a nivel mundial con Messi, Suárez y compañía y el otro, catalán también, pero un equipo modesto en presupuesto e infraestructura, que debuta este año en Primera División. Ahora, lo que uno, ya que no va a verlo en vivo por falta de interés y por compromisos laborales, exige a los periodistas deportivos que conducen la transmisión televisiva correspondiente, es que sus intervenciones sean de un nivel superior a: "Barcelona favorito ante el débil Girona", porque eso lo sabe hasta mi santa madre.

 De manera similar, uno esperaría de un crítico de cine que no nos haga perder tiempo escribiendo poco más que un simple "me gustó" (o "no me gustó"), ni el mero resumen de la trama ni -muchísimo menos- que me repitan (copiar + pegar) las tristes gacetillas de prensa sobre unos filmes que se empeñan en no parecerse a lo que de ellos se dice. Algo así como aquellos avances televisivos donde semana a semana se presentaba "El más impactante relato jamás visto, pleno de acción, suspenso y emoción". Así como quiero que este sábado me cuenten cómo se paran en la cancha los dos equipos catalanes ya nombrados y me expliquen las razones por la que juegan así como juegan, también creo que la crítica de cine debería desmenuzar cómo está hecha una película y no si el crítico la pasó bien en la sala.

Lo cual debería tener siempre en cuenta -y créanme que son las menos de las veces- las intenciones del director y no, cómo se le antojaría hacerla al crítico que está mirándola y después va a escribir sobre ella. Nadie nos puede asegurar que ese mismo señor (o señora) que tan descaradamente nos dice qué tendría que tener la película de marras, sepa hacer algo como la gente llegado el caso que dirigiera él (o ella).

Todo ésto comenzó a dar vueltas en mi cabeza mientras miraba un film que ha tenido éxito internacional, llegando a competir el año pasado seriamente por el Oscar a mejor film en lengua extranjera (perdió contra la iraní "El viajante" del muy talentoso Ashgar Farhadi: "Toni Erdmann", comedia dramática dirigida por Maren Ade, de quien habíamos conocido hace casi diez años "Entre nosotros", un relato bastante calmo y sutil sobre una pareja joven de vacaciones que conoce a otra bastante menos convencional. La mencionada "Toni..." parte de una propuesta bastante gastada: la de una ejecutiva que lleva una vida estresada, demandante y rutinaria que recibe una "lección de vida" de alguien poco convencional, su padre en este caso. 

No sé ustedes, pero yo intento todo el tiempo huir de esos films en que el "Mensaje" se ve
venir a los cinco minutos de comenzado y consistirá en algo así como "si todos  nos amáramos, este mundo sería mejor" -tal como suele parodiar Dolina en su programa radial- o tonterías similares. Sin embargo, la directora Ade realiza algo muy particular. El padre, quien es el personaje no digamos "bueno", pero sí al que la película le da la razón, no es el típico crack que se las sabe todas. No es un ser que mire a los demás por encima del hombro mientras nos regala con sus grandes verdades, sino un tipo común y corriente, no mejor que casi nadie pero con la virtud de dudar. Y de tener sentido del humor, cosa de la que su hija carece (y probablemente, los alemanes en general), por obligación de su tan competitivo trabajo.

"Toni Erdmann" no es -ni pretende serlo- una película cómica con escenas que nos harán despatarrarnos a carcajadas. Es más bien una comedia dramática, o un film realista a secas que nos muestra algunas situaciones disparatadas dentro de un mundo bastante amargo. El padre viaja a Rumania a visitar a su fría y lejana hija y terminará poniéndose una peluca bastante ridícula (ver segunda foto) y unos dientes exagerados adoptando -digamos- una nueva personalidad, la del título, y mintiendo permanentemente, fingiendo ser el embajador de Alemania o un experto en temas de seguridad, encajando en ese mundo gris y cruel de los grandes negocios a partir del disparate. No es que el veterano Winfried-Toni quiera dinamitar a los ejecutivos, sólo quiere sacarse un poco el aburrimiento y descontracturar a su hija.

Dura más de dos horas y media y varios se lo han reprochado, como si salirse del corsé de la
Maren Ade
duración entre 90 y 120 minutos fuera malo -dicho sea de paso, muchos "tanques" de superhéroes duran
tanto o más y pocos los critican- muchos de los cuales están dedicados a mostrar las dudas y remordimientos de quien no sabe realmente si está haciéndole bien o mal a su hija con su comportamiento tan poco convencional como alejado de lo que se espera de él. Winfried duda, se equivoca (hace una broma tonta en una obra, echan a un empleado por ello y se pone mal, siendo el único que parece lamentarlo, por cierto), tiene sus penas y sus frustraciones. El cambio de su hija vendrá poco a poco -y el film se toma su tiempo para hacerlo creíble- y no es casualidad que la escena más cómica y extraña -la fiesta de desnudos- sea iniciativa de ella, bastante espontánea y absurda como podemos ver.

Si bien fue mayoritariamente elogiada por su singularidad e ingenio, la película de Ade recibió varios cuestionamientos, probablemente por las características especiales que hemos reseñado hasta aquí. En algunos casos, aún admitiendo la posibilidad de discrepancia y de opiniones divergentes, creo que fue porque algunos críticos sólo aceptan las obras siempre iguales, convencionales, hechas únicamente para llenar pantallas y recaudar, sin el menor intento de creación propia o, como anticipé al principio, porque otros críticos -o los mismos- siempre ven la película que ellos harían y no la que el director (directora, en este caso) quiso realizar. Varios cuestionaron que Maren Ade hiciera lo que ella se propuso hacer desde un principio y no se acordaron de pensar si lo hizo bien.  

"Toni Erdmann" no sólo ganó el premio a mejor película europea en 2016 y fue el envío alemán a la anterior entrega de los Oscars, entrando dentro de las nominadas y rumoréandose que era la favorita, sino que también fue un gran éxito de taquilla en su país, demostrando que su cuestionamiento a la mentalidad germana había dado en el blanco. Se rumorea insistentemente que Hollywood ha puesto interés en hacer una remake con Jack Nicholson en el papel del título. Ni duden que, en caso que se concrete y aunque el viejo Jack sea, para mí y cuando él quiere, el mejor actor norteamericano actual, que las particularidades que hacen de "Toni..." una película diferente y desconcertante, desaparecerán de un plumazo y veremos otra de un señor que le da una "lección de vida" a su hija, a todos los personajes de la ficción y a todos los espectadores que paguen su entrada para ver una película convencional más.       

Salada la canchita, una columna que idolatra a ejecutivos y C.E.O.s de todo pelaje, hoy te trae un trailer de la película reseñada y un reportaje a su directora Maren Ade, hablando del próximo partido de Barcelona contra Girona.



 

Y.E.T.P.A.P.
+ JOHN GAVIN - John Anthony Golenor metió unas cuantas películas importantes (fundamentalmente "Espartaco" de Kubrick y "Psicosis", de Hitchcock) pero también participó anteriormente en dos excelentes films de Douglas Sirk, los últimos que realizó el gran director alemán ("Tiempo de amar, tiempo de morir" e "Imitación a la vida"). 

Pintún, de buena presencia cinematográfica pero más bien limitado de recursos histriónicos, luego de ese comienzo bastante promisorio su carrera se fue apagando y no llegó a ser la estrella dominante que en algún momento pudo haber sido.

Aparentemente tenía ascendencia mexicana. Lo cierto es que uno de los pocos films importantes que realizó ya más veterano fue la ambiciosa (y poco exitosa) adaptación de "Pedro Páramo" en 1967, encarnando al protagonista sin que pareciera demasiado chamaco que digamos. Después, cuando su amigo Reagan llegó a Presidente lo nombró embajador en ese país, donde su labor diplomática fue bastante controvertida. Por lo menos, no eran parientes con el Ronald.

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