9 de marzo de 2018

¿Quién se hace responsable?

Hace unos cuantos años, en un Festival de Cinemateca Uruguaya hubo un desperfecto al comenzar la proyección. Amablemente, se presentó en la sala un empleado que explicó que había habido un inconveniente con el equipo pero que se resolvería en unos diez minutos. Un estúpido de esos que inspiraron esta nota le contestó a viva voz: "-¡Veinte minutos, mejor!", en lo que pretendía ser una respuesta jocosa. Molesto porque nadie le festejó el "chiste" sino todo lo contrario, el gracioso -que no era ningún jovencito- trató de justificarse: "-Claro, si nadie protesta como yo, éstos hacen lo que quieren..."

Por cierto que en esta pequeña anécdota hay muchas falacias en el comportamiento de este tan típico uruguayo. No sólo que no es cierto que nadie proteste, los orientales nos caracterizamos por estar protestando de todas las cosas todo el tiempo. No hay nada que nos defina más que la actitud de estar quejándonos de todo pasivamente. Nos quejamos para joder y para hacer ruido. Lo que nos define como uruguayos no es una institución como Cinemateca que hace mucho con lo poco que tiene, más allá de sus defectos. Nuestra característica fundamental es mirar desde arriba a los (muy pocos) que hacen algo y protestar.

Protestar y criticar no tiene nada de malo -al contrario- si es en una actitud constructiva. Pero no es ésa, precisamente, la acción habitual de los herederos de Artigas. Así como el viejo de mi ejemplo que no sólo no valoró el gesto del empleado de dar la cara, sino que con su gansada no solucionó absolutamente nada, diariamente gente de todas las edades, ideologías y clases sociales, jodemos con nuestros reclamos y protestas al pedo sin la menos intención de arreglar nada ni de hacer nada positivo por nosotros mismos. 

Es tan gratuita la actitud de quejarnos de todo y de hacer alharaca con frases lanzadas al
prójimo como "Vamo arriba", "Media pila", "Esto es una vergüenza", "Nos están tomando el pelo" o la del título, que permanentemente hay jodones de estos que le hacen terrible discurso quejándose de los precios de lo que sea... a el/la cajero/a del super donde va a comprar. Y por supuesto, no dejará de comprar por más tiempo que pierda molestando. Si apareciera adelante de ellos el tipo culpable de esos precios... cerrarían el pico y se harían los giles. Cuando se les dice que le digan eso mismo a los de arriba, nunca lo hacen.

Siempre preguntan "quién se hace responsable", asumiendo que el que se equivocó invariablemente es otro. Pero voy a traer otra anécdota que también me tocó vivir para ejemplificar la actitud habitual de tantos: una noche rapiñan a un conductor-guarda en un ómnibus de Cutcsa y un móvil policial atrapó posteriormente al delincuente, un chiquilín. El tema es que cuando subieron los agentes y pidieron a quienes salieran de testigo... y nadie, absolutamente nadie reaccionó, excepto yo. Eso sí, cuando arrancó de vuelta el bus, los típicos uruguayos comenzaron a criticar la inseguridad y a decir cancheramente las soluciones mágicas que terminarían en un santiamén con la delincuencia. Hoy, ya más veterano, les hubiera contestado que se callaran la boca, ya que no hicieron nada cuando lo podían hacer.

Es que la actitud es hacer ruido y nada más. Como dije a alguien en su momento: -no te preocupés mayormente por las quejas. Aunque demoraran treinta segundos en atenderlos, igual se quejarían y si les cobraran dos pesos por el servicio, igual se quejarían.
 
En los últimos años, la gente que se dedica a joder ha encontrado un filón impensado: nunca faltan cuando hay un hecho policial y aparece la televisión a hacer su aporte amarillista e interesado. Como he comprobado personalmente, se arrimarán sin mucho disimulo a la cámara para dar su discurso inútil y altisonante, pero huirán precipitadamente si se necesita alguien que dé una mano de cualquier forma. 

En resumen: propongo que en el Escudo Nacional en lugar de alguna de sus cuatro imágenes (quizás el Cerro, para que nadie se ofenda o el buey, sin intenciones insultantes) figure un viejo en camiseta, sentado tomando mate y hablando pavadas sin parar, quejándose de todo lo que se acuerde, feliz si no se soluciona nada, no sea cosa que se quede sin tema.

2 comentarios:

Xurxo.UY dijo...

Efectivamente, concuerdo con usted estimado, somos unos quejosos de pacotilla y desde ya le expreso mi repudio a ésta columna... he dicho...
🤣🤣🤣

Alvaro Fagalde dijo...

¿Repudio a las actitudes criticadas o al contenido?