
Bastó que un video que reproduce una golpiza -que ni siquiera sería la peor que se registró ese mismo día- se mostrara en canal 10 para que muchísimos uruguayos se despertaran a la realidad de que en nuestro país, permanentemente, se producen excesos contra la población carcelaria juvenil. No conozco a ningún periodista que haya preguntado a ninguno de los políticos que se indignaron con esta violencia que ahora descubrieron, si éso no es lo que en realidad pregonan a diario, incluyendo propuestas de bajas en la edad de imputabilidad y manos duras contra la delincuencia.

Más asombroso es para mí ver a Lacalle Pou, un representante tan paradigmático de la derecha más oligarca y antisindical, diciendo medio de cotelete que los reclamos de los maestros son justos. Hacía décadas que los partidos tradicionales no dejaban de estar visceralmente en contra de cualquier reinvindicación gremial. Pero todo vale si hay que estar contra el gobierno.

Los sindicatos estatales -o similares- suelen ser los más radicales en sus reinvindicaciones, llegando frecuentemente a la intransigencia total. Claro que ésto solamente molesta ahora, que "somos" gobierno. Me parece que poca gente se ha puesto a razonar concretamente si están bien o mal los reclamos de los gremios de la educación (quienes distan de ser un bloque monolítico) y que más bien lo único que importa es en qué bando político partidario estoy.
Ex dirigentes sindicales que son jerarcas; dirigentes de la oposición que tienen que aprender a ver a los nuevos gremialistas como si también fueran seres humanos; políticos que apoyaron explícita o implícitamente la dictadura, aplaudiendo fallos tipificando "torturas" o ex torturados justificando un procedimiento represor abusivo.
El mundo del revés o cada uno quiere sacar su tajada. Me parece que las prioridades deberían ser cómo se deben tratar a los menores delincuentes, tratando de rehabilitarlos en lo posible y de qué manera podemos mejorar de una vez por todas la educación que se le da a los jóvenes que no internamos en el INAU. Lo otro, parece politiquería barata.
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