5 de agosto de 2012

Historia Ilustrada del Jazz 31

EL NEOCLASICISMO: LOS HERMANOS WYNTON Y BRANDFORD MARSALIS

Los movimientos que buscaban reinvindicar al jazz abierto a las músicas de los cinco continentes y, fundamentalmente, las tendencias a una música "moderna" que incluyera ritmos (e instrumentos) del rock, con "rarezas" como ruidos y armonías disonantes. Había mucha gente que no estaba de acuerdo con los nuevos caminos que estaban tomando la mayoría de los músicos más jovenes y ansiaban volver al tronco principal de la historia del jazz, tanto en su vertiente hard bop como en modelos más antiguos -y más añorados- como los del swing o el propio bebop, ya convertido en un nuevo clásico. Para peor, la gran mayoría de estas producciones vanguardistas tenían muy poco éxito comercial y las ventas de discos de jazz era menores que nunca.

Poco a poco, a partir de la década de los 80 se comenzó a ser mucho más tolerantes con quienes, aún siendo en muchas oportunidades mucho más jóvenes que quienes impulsaban nuevas olas, se inclinaban a tocar lo que había sido dejado de lado en beneficio de sonidos más contemporáneos, pero que todavía tenía mucho para dar. Estos jóvenes, la gran mayoría de ellos egresados de academias o institutos universitarios musicales, mucho más cultos y profesionales que la gran mayoría de quienes los habían precedido, no se limitaban -salvo excepciones- a copiar a los grandes maestros del ayer, versionando sus temas e imitando sus solos, sino que aprovechaban el camino abierto por Duke Ellington, Lester Young, Charlie Parker, Charles Mingus o John Coltrane para crear nuevos temas e, incluso, "aggiornar" los clásicos.

A partir de la decadencia -sobre todo física- y la muerte de Miles Davis, fue Wynton Marsalis quien, indudablemente, tomó la posta de ser el máximo referente del jazz, si es que ese título realmente debe existir. Virtuoso de la trompeta, nacido nada menos que en New Orleans en 1961, Wynton se ha caracterizado por ser un purista que no acepta nada de lo que ha venido a aparecer desde el momento de su nacimiento hasta hoy, a lo que no considera ser llamado jazz.

Antes de cumplir los 20 años, ya había ingresado en ese semillero fabuloso que fueron los Jazz Messengers de Art Blakey, donde destacó nítidamente y comenzó a ser famoso. Colaboró con Herbie Hancock antes de convertirse rápidamente en líder, donde comenzó a convertirse en el jazzman más exitoso del momento.

También en el más controvertido. Su rechazo visceral a todas las novedades musicales le han llevado a polémicas públicas que Wynton no evita, sino todo lo contrario, evolucionando hacia airadas reinvidicaciones de corrientes jazzisticas cada vez más primitivas, que difícilmente no puedan catalogarse de reaccionarias. Si bien su prestigio ha permitido reflotar mucha música injustamente olvidada, también es cierto que su fanatismo le ha llevado en numerosos discos a limitarse a copiar lo antiguo, sin poner nada de sí. Astuto comerciante, también se ha asociado con gente popular como Eric Clapton o Willie Nelson.   





Su hermano Branford nació un año antes. Ingresó, como él, en la orquesta de Blakey y acompañó a Wynton cuando éste comenzó su carrera como lider tanto en saxo alto como soprano. Muy influenciado por Coltrane, se fue distanciando de su hermano tanto personal como musicalmente.

En 1985 acompañó al cantante pop Sting, luego de éste abandonar a su grupo Police e intentar nuevos caminos en su rumbo solista. Ya maduro, comenzó su carrera como lider siguiendo el rumbo hard que había aprendido tan bien con los Messengers. 

Mucho más abierto que Wynton, más reservado y menos autopropagandístico, Brandford Marsalis es una presencia sólida dentro del jazz actual, incluso siendo sobrevalorado por quienes se oponen a su hermano, como una forma de atacar a éste, sin reparar que Branford es un excelente saxofonista por sí solo, que ha explorado sonidos nuevos, aunque no se haya adentrado en los caminos del free jazz o de la world music, ya bastante pasados de moda, por otra parte.  



2 comentarios:

Vesubio dijo...

no lo lei todavía, pero sos groso fagalde, sabelo.

Alvaro Fagalde dijo...

Gracias, Vesu. Me llegó hasta acá.

O sea, al corazón.