8 de junio de 2012

Historia Ilustrada del Jazz 30

LAS INFLUENCIAS AFRICANAS Y CUBANAS EN EL JAZZ MODERNO

En lo que quizás fuera el último gran movimiento que irrumpió novedosamente en la historia del jazz, la improvisación, el swing y la libertad armónica se unieron a las tradiciones musicales de todos los continentes para ampliar considerablemente el universo sonoro. Muchos se replegaron ante esta novedad -no necesariamente por motivos xenófobos, conservadores o racistas- y florecieron los neoclasicismos, dedicados a recrear -y modernizar- las corrientes antiguas. Como nunca antes, ningún movimiento se hizo troncal y hegemónico y se incorporó la idea de que cada uno era libre de seguir -o tocar- el jazz que quisiera.

Muchos negros norteamericanos -o afroamericanos- reinvindicaron el orgullo de su raza, la igualdad frente al blanco (cuando no la superioridad) y volvieron sus ojos al continente originario -Africa- desconocido y ninguneado, con una enorme riqueza musical a descubrir.   

Randolph "Randy" Weston fue descubierto por los boppers Charlie Parker y Max Roach, cuando tocaba el piano fuertemente influenciado por el gran Thelonious Monk en el restorán que dirigía en su Brooklyn natal. 

En 1956, con 30 años, formó su propio trío después de haber trabajado, entre otros, con Art Blakey. Cinco años después comienza a viajar a Africa, especialmente a Marruecos, donde se nutre de la cultura local e incorpora músicos para su conjunto. Infrecuente ejemplo de pianista que ha sabido asimilar con naturalidad las más diversas influencias -incluyendo el añejo boogie-woogie o el free jazz- Weston sigue grabando aún hoy con más de 80 años, sin perder el buen gusto e interés. 


AFRICAN SUNRISE


Adolph "Dollar" Brand se apasionó prontamente por el jazz en su Ciudad del Cabo natal. Viajó a Europa en 1961 y allí fue descubierto por Duke Ellington, que lo apadrinó. Estuvo cuatro años en el Viejo Continente hasta que finalmente viajó a Estados Unidos, donde ingresó al conjunto del baterista Elvin Jones. Estuvo tres años en América hasta volver a Europa, donde grabó con Gato Barbieri en Italia y, finalmente, hace un regreso geográfico y cultural a su continente de origen.
 
Además de su instrumento original, el piano, Brand aprendió a tocar diversos instrumentos de aire -especialmente el saxo soprano- y el violoncello. Profundamente influído por los ritmos africanos y por la religión islámica a la que adhirió en 1968, adoptando el nombre de Abdullah Ibrahim, el formato preferido de Brand es el de piano solita, con el que ha incursionado hasta hoy mismo -como Weston- si bien ha sido criticado por varios conocedores como un poco rutinario.

Naturalmente, ha habido muchos músicos norteamericanos de jazz que han reinvindicado la importancia universal de Africa y han clamado, de diversas formas, por la solución de los problemas que martirizan frecuentemente a su gente. Algunos de ellos incorporando en sus trabajos las diversas influencias musicales y otros, simplemente, en declaraciones públicas.     


FOR MONK


Cuba, como ya fue dicho aquí, fue la primera gran influencia extranjera en el jazz si, obviamente, excluimos las numerosas influencias que lo catalizaron en la inicial New Orleans. 

Luego de la pionera incorporación en los tardíos 40 del percusionista Chano Pozo y del saxofonista Mario Bauzá en la big band de Dizzy Gillespie, la música cubana fue olvidada durante varios años. Un catalizador para que volviera el interés puede haber sido el triunfo de la Revolución de Fidel Castro que dividió a la sociedad de la isla e, incluso, a familias enteras, como muestra el documental "Calle 54" de Fernando Trueba. Músicos o no, muchos cubanos se exiliaron a los cercanos Estados Unidos, donde hubo quien tocara y quien conociera la brillante tradición musical cubana. 

Ildefonso "Poncho" Sánchez es un texano hijo de mexicanos, que desde sus congas dirige una celebrada orquesta de salsa y jazz latino (dos conceptos que se confunden e integran naturalmente) que hace pensar a muchos que es originario de la isla caribeña.      


LATIN SPIRITS

ON TIME


Hay, por cierto, muchos músicos cubanos (o no) que  han realizado grandes aportes al florecimiento del jazz latino. El timbalero Tito Puente, el trompetista "Cachao" López, el propio Bauzá, el cantante "Machito" Grillo y el saxofonista "Paquito" D'Rivera -tan vinculado a Uruguay- o el pianista dominicano Michel Camilo.

La mayoría de ellos se fueron de la isla, aunque algunos como "Chucho" Valdés y el grupo Irakere -que ha sufrido varias deserciones, entre ellas de su cofundador D'Rivera- siguen tocando en ella. 

Ramón "Mongo" Santamaría (1922-2003)  fue uno de los mejores percusionistas de la historia de la música latina. Se fue de Cuba en 1948, tocando luego con la exitosa orquesta de Dámaso Pérez Prado -que popularizó el mambo- y con Carl Tjäder, quien practicó durante buena parte de su carrera el jazz latino, aunque no tuviera sangre de ese origen.     

El famoso tema "Watermelon man" compuesto por Herbie Hancock fue su gran éxito y su puerta de entrada a la consideración de los aficionados al jazz. Heredero directo del gran "Chano" Pozo, Santamaría terminó haciendo un camino inverso al de muchos músicos no latinos: fue incorporando elementos típicos del blues y del jazz norteamericano a la tradición cubana, conformando un interesantísimo estilo propio.



CONGA BLUE

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