La dictadura fascista italiana comenzó bastante antes de la Segunda Guerra Mundial. El régimen construyó un enorme complejo de producción (Cinecittá) e impulsó un cine patriotero, destinado a ensalzar de manera generalmente altisonante y aburrida, gestas épicas del pasado o, incluso,

Sin embargo, en la acción intelectual tuvieron sus primeras oportunidades jóvenes de clara ideología opositora al régimen, que pudieron -fundamentalmente, a través de la crítica escrita- desarrollar sus ideas en favor de un cine menos acartonado y más cercano a la realidad cotidiana de la gente, denunciando la falsedad de los valores inculcados por el cine oficialista.
Antes de la eclosión de lo que se llamó "neorrealismo", hubo algunas películas que dentro de los parámetros aceptables para el régimen, introdujeron una cuota de autenticidad poco común en la producción italiana anterior, ya sea por rodar en exteriores o por retratar ambientes populares, aunque fuera meramente como decorado de anécdotas convencionales.
Alessandro Blasetti fue un artesano que pasó sin problemas del trabajo bajo el fascismo a su continuación en democracia. En 1933 realizó una obra épica sobre la cruzada garibaldina "1860"

La primera película verdaderamente neorrealista fue obra de un aristócrata comunista llamado Luchino Visconti, quien debutaría con "Obsesión" (foto 2) en 1942, adaptación de la novela de James Cain "El cartero llama dos veces" sin pagar derechos de autor y mostrando -como en el original- una historia sórdida de adulterio y crimen entre gente desafortunada y sin escrúpulos, con mucha más realismo que en la versión pocos años anterior de Hollywood y que presentaba una realidad muy diferente a la que propagandeaba el gobierno, por lo cual pronto "Obsesión" fue prohibida. Sin dejar de ser una película comercial, interpretada por actores profesionales, resultó una bocanada de aire fresco que llevaba a la práctica las teorías sostenidas por varios intelectuales -muchos de izquierda- en publicaciones especializadas.
Fragmento de "Roma, ciudad abierta" (1945) de Roberto Rossellini
Fragmento de "Ladrones de bicicletas" (1948) de Vittorio de Sica
Visconti seguiría su carrera que lo consagraría como uno de los maestros de la historia del cine con un gran fracaso económico: "La tierra tiembla" (1946) (foto 3)

La explosión se desencadenó con el derrumbe de Mussolini y la liberación del país por parte de los aliados combatiendo contra la ocupación nazi. Roberto Rossellini (foto 4) realizó "Roma ciudad abierta" casi sin película virgen, usando la calle e interiores reales por no tener estudios donde reconstruir una escenografía, tomando directamente testimonios de la gente que había protagonizado los hechos que se contaban, que

Otro gran nombre del neorrealismo que había comenzado su carrera bajo el fascismo como galán de comedias y artesano de películas inofensivas fue Vittorio De Sica (foto 5) quien también consiguió un gran éxito de crítica y público con "Ladrones de bicicletas" (1948), el conmovedor drama del desempleado que consigue un trabajo que le permita combatir el hambre de su familia pero que pierde toda esperanza al serle hurtada la bicicleta imprescindible para trabajar. Anteriormente, De Sica ya había llamado la atención con "Lustrabotas" (1946) (foto 6), una película menos lograda que "Ladrones.." pero certera al mostrar la realidad de los niños de la calle.
Fragmento de "Paisá" (1946) de Roberto Rossellini
Fragmento de "Alemania año cero" (1948) de Roberto Rossellini
Los tres grandes nombres del neorrealismo italiano diferían bastante en sus concepciones: mientras el marxista Visconti ponía enfasis en las relaciones de clase y las injusticias sociales (aunque pronto predominaría su alta cultura y su exquisitez para retratar críticamente los

Rossellini brindaría otra obra maestra al cine italiano con "Paisá" en 1946, inmejorable ejemplo de las características del movimiento. Si bien está rodada con indiscutible naturalidad e improvisada cuando era necesario, no dejaba de ser una producción industrial laboriosamente realizada. Su mayor novedad, como la de varias películas reseñadas en esta entrada, fue el de no hacer concesiones con respecto a la crueldad, la injusticia y el drama de los personajes, tal como había ocurrido en la realidad que todos los espectadores de la época conocían tan bien. En 1948 con "Alemania año cero" comenzaría uno de los primeros desconciertos y polémicas de su trayectoria al retratar las penurias del bando vencido, causante

De Sica daría un viraje particular al neorrealismo al introducirle humor y fantasía en "Milagro en Milan", donde los habitantes de un cantegril abandonan en escobas esa realidad inconfortable cotidiana, cuando un ricachón los expulsa miserablemente porque ha descubierto petróleo en su territorio. Poco después, con "Umberto D.", realizaría un drama fuerte, más minimalista, sobre un jubilado que sobrevive penosamente y tiene ideas suicidas por la dureza de su situación.
Protestas políticas explícitas, aduciendo que estas películas daban una "mala imagen" del país y un cierto hastío ante tanta tragedia en una sociedad que prefería olvidar y transformarse en una potencia subida al plan Marshall, determinaron el fin del neorrealismo puro, aunque la idea de una ambientación más verista de las clases populares sobreviviría en lo que se llamó el "neorrealismo rosa", la explotación comercial y amable del legado de los Visconti, De Sica y Rossellini y, en general, en buena parte de la producción italiana posterior, dotada de una frescura y autenticidad, aun en sus trabajos menos exigentes, poco común en el cine mundial.
Fragmento de "Milagro en Milan" (1951) de Vittorio de Sica
Fragmento de "Umberto D." (1952) de Vittorio de Sica
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