La enorme crisis económica de 1929 conocida como la Recesión golpeó en gran

Cuando el público habitual de las salas galas comenzó a demandar que las películas fueran sonoras, se encontraron que tenían que pagar enormes sumas a los norteamericanos por los derechos del nuevo invento, lo cual terminó por arruinar a los hacía muy poco indolentes millonarios.

Ésto motivó que durante varios años la industria cinematográfica francesa estuviera en crisis, de la que fue recuperándose muy lentamente hacia la mitad de la década de los 30, gracias a una serie de filmes al mismo tiempo populares y de calidad, para terminar de transformarse hasta ahora, indiscutiblemente, en la segunda industria del mundo.
La muy breve obra de Jean Vigo (foto 1),

Fragmento de "Cero en conducta" (1932) de Jean Vigo
Fragmento de "L'Atalante" (1934) de Jean Vigo
Chomette era el verdadero apellido de René Clair (foto 4). El más francés de los directores franceses ya había llamado la atención con el cortometraje "Entreacto" (que se puede ver en la entrada 9) en la época vanguardista, donde demostró además de la inspiración dadaista, mucho sentido del humor y de ternura para sus personajes. Realizó dentro del cine mu

En el cine sonoro aún tambaleante se producirían sus obras maestras: "Bajo los techos de París", "El millón" (1931) y "A nosotros la libertad" (1932), que inspiró famosamente a Chaplin para "Tiempos modernos". Aún hoy, 80 años después de realizadas siguen siendo encantadoras y frescas. Luego de un par de fracasos económicos, Clair se exilia voluntariamente en Inglaterra y posteriormente el gobierno colaboracionista le retira el pasaporte, estableciéndose en Estados Unidos, donde inevitablemente, perdería autenticidad, dado que su estilo tan particular de humor sutil no tendría buena acogida en las plateas americanas, debiendo c

Clair fue un comediante brillante, imaginativo, con un estilo único. Hábil -en sus mejores momentos- para no caer ni en el mensaje obvio, ni en la tontería insípida. Su film "político" "A nosotros la libertad" es más bien un canto un tanto pintoresco a favor de la amistad por encima de cualquier interés económico, impensable en otro ambiente. Luego de la Segunda Guerra Mundial, regresaría a su país y comenzaría una nueva etapa no carente de éxitos ("El silencio es oro", "Las grandes maniobras", "Puera de Lilas") pero progresivamente su estilo se fue quedando anticuado y la inspiración fresca previa a la guerra, desapareciendo.
Fragmento de "Bajo los techos de Paris" (1930) de René Clair
Fragmento de "A nosotros la libertad" (1931) de René Clair
Hijo del famoso pintor impresionista Auguste, Jean Renoir (foto 6) tuvo una larga serie de fracasos comerciales en sus comienzos. Poco a poco, se iría recuperando, coincidiendo con el mejoramiento económico de la industria francesa con títulos como "La perra", "El crimen de Mr. Lange" y "Toni". Adaptó a Gorki en "Los bajos fondos" trasladando la acción al ambiente local -como haría Kurosawa 20

Ésta era la historia de unos prisioneros franceses de diferentes clases sociales en la Primera Guerra Mundial, en manos del ejército alemán. El noble encarcelado descubre que está mucho más a gusto con el carcelero también aristócrata que con sus compatriotas. Al mismo tiempo, el obrero que se escapa (Jean Gabin, estrella máxima del período) se enamora de una viuda alemana y sueña con un mundo mejor más allá de las fronteras.
Anteriormente se había desentendido por numerosos problemas con los productores de "Fiesta campestre" (1936), que quedó finalmente reducida a unos 40 minutos, pero que al darse a conocer luego de la Segunda Guerra fue aceptada como la obra maestra que es. Un matrimonio de mediana edad va a pasear al campo con su hija muy joven y ambas mujeres son cortejadas por dos holgazanes del lugar, lo que es mirado con simpatía por el director.

Más allá de virtudes estrictamente cinematográficas, Renoir ha sido aclamado por su notable capacidad de observación al crear personajes mucho más humanos de lo habitual, por lo menos en sus mejores películas, al igual que la generosidad con que trata a todos ellos, aún los más detestables. La insólita sutileza con que retrata a la sociedad, con un naturalismo y una levedad que no excluye -sino más bien lo contrario- la crítica social y la piedad por sus desgracias.
Otros nombres fueron decisivos para la recuperación del cine francés que terminó desarrollando uno de los mejores períodos creativos de toda su historia, hasta que la tragedia de la Guerra, la ocupación nazi y el enorme costo de vidas humanas truncara ese esplendor. Uno de los directores que es recordado por una sola de sus películas fue el belga Jacques Feyder, que en 1935 tuvo un gran éxito con "La kermesse heroica", una reconstrucción histórica muy vistosa y, al mismo tiempo, disfrutable, de la invasión española en territorio flamenco, donde los hombres no tienen el valor para enfrentar al ejército invasor pero sus mujeres los reciben de manera mucho más mundana.
El mes que viene, sigue el cine francés de la época.
Fragmento de "Fiesta campestre" (1936) de Jean Renoir
Fragmento de "La kermesse heroica" (1935) de Jacques Feyder
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