Si un año tu cuadro -o sea, A- compra cualquier mamotreto de jugador, un DT chanta y encima se le lesiona el único que juega a algo y sale a mitad de tabla mientras B -el eterno rival- sale
En realidad eso no tiene nada de malo. Nadie puede pretender que un hincha de fútbol haga fuerza por otro cuadro que anda jugando mejor que el suyo.
Aunque algunos oligofrénicos lo afirmen -y en algunos casos sea cierto que el ser hincha de uno u otro equipo es una cuestión de distintos puntos de vista sobre el fútbol- no hay diferencias ideológicas entre ser hincha de Peñarol o Nacional, de Cerro o Rampla o de Boca y River. Cada uno es del que elije y siempre sigue queriendo al mismo aunque no levante cabeza y le vaya siempre mal.
Por otro lado, en materia de política -dicha esta palabra en el sentido más general posible- creo que las cosas deberían ser muy diferentes. ¿Qué quiero decir con eso?. Ni más ni menos, que debemos pensar con cabeza propia. Por lo menos nosotros, los que no buscamos cargos ni tenemos intereses directos en cada elección.
En el Uruguay -sin que nadie que yo sepa haya hecho alguna afirmació
Otro gran cambio inédito en nuestro país fue la desaparición de la heterogeneidad de ambos partidos tradicionales que, desde siempre abarcaban gran parte del espectro político conteniendo fracciones muy diferentes entre sí, frecuentemente enfrentadas duramente. Es más, los dos partidos tienden a parecerse cada vez más y a tener intereses comunes.
Como todo el mundo sabe, el 1º de Marzo de 2005 asumió el Poder Ejecutivo el Frente Amplio. En buen romance, los que siempre fueron oposición y nunca tuvieron el poder, ahora lo tenían en soledad y, al mismo tiempo, por primera vez eran oposición los que siempre estaban en el gobierno, ya sea directamente o en coalición. Como era lógico suponer, tanto unos empezaron a justificar lo que antes criticaban como los otros comenzaron a preocuparse por lo que antes no les importaba.
No me importan los dirigentes. Me preocupa esa cantidad de gente que están esperando que les digan lo que tienen que pensar. Los que jamás verán algo positivo en el de la vereda de enfrente. Los que aplauden una cosa si la hace su partido y están en contra si eso mism
Me parece perfecto si alguien quiere "ser" de un partido, sentirse parte de él y/o estar afiliados. El problema -creo- es cuando comenzamos a aceptar pasivamente ABSOLUTAMENTE CUALQUIER COSA que digan los dirigentes de nuestro "equipo" o cuando usamos cualquier argumento -o lo que es lo mismo, repetimos como unos loros los argumentos que usan "nuestros" políticos- sin pensar jamás su pertinencia. Todo con tal de "reventar" a los rivales.
Creo que debemos ser ciudadanos y no hinchas de fútbol que apoyan a un cuadro aunque sea el peor del campeonato. Preferir a uno, sí, pero no al punto de entregarles un cheque en blanco, para que después hagan cualquier desastre y uno esté atrás de ellos defendiéndolos. Cuestionar, criticar, meditar. Incluso, ser capaz de cambiar el voto para demostrarles que ellos se lo tienen que ganar si lo quieren. Y escuchar a los demás, sin demonizarlos.
P.D.: Por cierto, no crean que digo lo que he dicho apuntando a un sólo partido. El que esté libre de pecados, que arroje el primer cascote.