A TRAER JUGADORES CON "HAMBRE" (!)
Del tema de los repatriados en la selección se viene hablando desde 1974, cuando Uruguay tuvo su segunda desastrosa actuación en un Mundial. Las expectativas -lo recuerdo muy bien- eran desmesuradas. Para algunos periodistas, la celeste iba a mejorar INDISCUTIBLEMENTE su cuarto puesto en México 70 y decían -no exagero- que teníamos el mejor plantel del mundo. Holanda -decían- era un país sin historia ignorando vergonzosamente que la base de la selección naranja era el Ajax tricampeón de Europa. En ese momento, se comenzó a decir que la culpa fue de traer tantos jugadores desde el exterior, que no sentían la camiseta porque ya habían hecho la plata afuera.
En aquel momento no tenía yo 10 años y no dominaba mucho la táctica del fútbol, por cierto. Gracias al cable he podido revivir parcialmente algo de aquellos partidos. Los nuestros parecían espantosamente torpes, lentos, sin ideas para jugar en equipo. Supongo que mucho de eso se vio reflejado en las eliminatorias siguientes cuando quedamos eliminados con las dos selecciones más débiles: Bolivia y Venezuela (que en aquellos tiempos aún era algo así como la Tahití de Sud América).
Toda esta larga introducción es para decir que este cuento viene de lejos y se ha reeditado sistemáticamente -con un cenit en el tema Cubilla en el 94- con una intensidad única en el mundo. He escuchado ya demasiadas veces que los "repatriados" cuando vienen a jugar por la selección "se cuidan las patas" porque ya son ricos y no quieren jugar por la celeste, que no tienen hambre, que no meten.
En la época del referido Cubilla, Kessman y Carlos Muñoz lideraron una campaña para que no trajeran jugadores del extranjero con esos ridículos argumentos ya expuestos, presentados como una verdad indiscutible. El propio DT pachequista ensayó en una Copa América ir con un plantel compuesto únicamente por jugadores del medio -jugadores que "metieran"- con muy flojos resultados. Además de que -inevitablemente- los pocos que se destacaron los vendieron y pasaron a integrar la categoría de "repatriados-que-se-cuidan-las-patas".
Las simplificaciones siempre son malas. Las apelaciones a la patria suelen ser funestas. Y muy desubicadas cuando hablamos de fútbol. Sin contar que los referidos periodistas -y varios otros- después fueron contratados por el Zar del balompie local y cambiaron de opinión rápidamente.
¿Los Forlan y Suarez ahora y los Fonseca y Francescoli antes jugaban menos en las eliminatorias que en sus cuadros a propósito?. ¿El problema es que juegan en el exterior y ganan mucho?. ¿Por qué no pasa ésto en otras selecciones?. ¿Por qué Portugal no ha pensado en prescindir de Cristiano Ronaldo ni Suecia de Ibramovic?.
El tema es jugar bien. Tabarez ha acertado -en mi humilde opinión- en enfatizar la intención de tener un fútbol ofensivo, rápido y práctico. Y también en mantener una base de jugadores adecuados para esa idea. Ya que una selección se compone básicamente de tipos que salen a jugar después de 3 prácticas juntos, lo mejor es tratar de automatizar un grupo. Justamente lo contrario a lo que hace Maradona en Argentina.
Quizás el mayor problema de Uruguay sean los nervios. El equipo se desespera fácilmente y entra a hacer cualquier cosa olvidándose del libreto. No sé si pesan los lejanísimos títulos, la tan mentada "gloria" celeste o la insoportable presión. Pero no puede ser que un equipo profesional se muera después de recibir un gol y entre inmediatamente en la locura, queriendo arreglar todo en 30 segundos a pelotazos repetidos y a torpes patadas.
En suma, muchos amantes de las simplificaciones baratas y cuadradas solucionan los problemas del fútbol llamando a no convocar más a los jugadores que se fueron del medio local, como si TODOS los que juegan en Peñarol, Nacional, Defensor, Danubio y River fueran excelentes profesionales que van a clasificar fácilmente a la celeste a cualquier Mundial porque "tienen hambre"...
Otra pregunta: los que volvieron este año a jugar aquí -Regueiro, Gigou, Olivera, el Chengue, Lembo, otros- ¿ahora sí van a "meter"?...
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