31 de agosto de 2009

Algo más que: “Mister Wilson”

LOST: UNA SERIE DE CULTO

UN POCO DE HISTORIA
Uno se crió viendo series –antes se llamaban seriales- en la ahora llamada TV abierta como “Kojak”, “S y H”, “Los intocables”, “Baretta”, “Columbo”, “Misión imposible”, etc. Eran esquemáticas, sus libretos parecían hechos por fotocopiadora y, en el caso de las dos últimas, tenían una estructura muy visible e inamovible. Se trataba de resolver un caso en el que hasta el más estúpido televidente ya había resuelto, de la forma en que todos sabíamos que se resolvería.
Sus episodios eran unitarios, esto quiere decir que eran totalmente independientes el uno de los otros. Lo que acontecía en un episodio no tenía ninguna relación con los siguientes. Uno se podía perder uno, dos o más y cuando volvía a ver la serial, no notaba la diferencia ni tenía ninguna dificultad para seguir la historia.
Hay unanimidad en pensar que hay un antes y un después de “Picos gemelos” (1991-92), la serie que demostró que se podía apelar al grotesco, a lo bizarro, a lo enigmático y a lo inusual y encima, tener éxito. Lamentablemente, David Lynch, su creador más conocido, se desentendió rápidamente de ella y en su segunda y última temporada “Twin peaks” se fue descascarando poco a poco.
Pero fue el germen de las modernas series, comenzando por “Los archivos X”, la siguiente obra de culto de la televisión internacional. De ahí a las contemporáneas “CSI”, “House”, “ER”, “Oz”, “24”, “Los Soprano”, “Six feet under” y demás, hay unos pocos pasos. De entre ellas, se destaca “Lost”.

EL VUELO 815 DE OCEANIC
Como ninguna otras de las mencionadas, esta serie está compuesta por una historia continua –aunque no esté contada de manera lineal- dividida en episodios. Creo que sin haberla visto desde los 2 o 3 primeros capítulos es imposible entenderla.
La historia todos la conocen: inspirados en la película “Naufrago”, aquella con Tom Hanks en la que se hacía amigo de una pelota de voleybol, los productores Adams, Lidenlof y Lieber, imaginaron lo que pasaría con los más de 40 sobrevivientes de un vuelo que se accidenta en alguna ignorada isla del Pacífico.
Por suerte, sus creadores se dieron cuenta que una historia de gente esperando que la rescaten a lo Robinson Crusoe no daba para mucho y “Lost” es bastante más que eso. Desde los primeros episodios hay hechos misteriosos –un extraño monstruo, osos polares en una isla tropical, gente que desaparece, un pasajero paralítico que puede caminar, otros habitantes- y poco a poco, la narración terminará airéandose y coqueteando con la aventura de ciencia ficción, viajes en el tiempo incluídos.
Si bien tiene una audiencia fija y fiel que garantiza su éxito económico, la serie es más bien un fenómeno de culto que de rating. Hay –habemos- muchos “lostmaníacos” que esperamos con ansiedad la llegada de la sexta y última temporada, donde se terminarán develando todos los numerosos misterios que se han ido acumulando desde 2004. Eso espero.

LO QUE SE VIO HASTA AHORA
En la primera temporada, los sobrevivientes comienzan a organizarse después del desastre. Transcurre en su totalidad al aire libre y creo que es la más floja de todas. Las peleas entre los integrantes del vuelo y los inconvenientes para sobrevivir suenan a cosa bastante vista. En todos los capítulos, ya desde el comienzo, se intercalan generosos segmentos de “flashbacks” donde se va conociendo la historia de cada personaje antes del desastre, de a uno por capítulo. La temporada termina cuando ingresan en una misteriosa escotilla encontrada por casualidad por Locke, el más místico de los sobrevivientes.
La segunda temporada cuenta lo que pasa dentro de la bien aprovisionada escotilla donde encuentran a un escocés, Desmond, que ha pasado 3 años ingresando determinados números en una antigua computadora cada 108 minutos (108 es la suma de las misteriosas cifras: 4,8,15,16,23,42) hasta que cuatro de ellos son secuestrados por los Otros, los primitivos habitantes de la isla, liderados por el enigmático Ben.
En la tercera se siguen desarrollando las historias personales y comenzamos a saber más de los moradores de la isla, mientras Jack, Kate y Sawyer luchan por escaparse y un helicóptero llega presuntamente para rescatarlos.
El complicado rescate ocupará toda la cuarta temporada. Desde los dos últimos capítulos de la anterior, se comenzará a vislumbrar lo que pasará con los seis sobrevivientes del vuelo que consigan regresar al mundo normal. Comienzan a tomar protagonismo tres personajes que parecen estar al mando de todos los acontecimientos que hemos visto hasta ahora: Charles Widmore, un millonario enemigo de Ben; Richard Alpert, que no envejece y parece saber mantenerse al margen de todo sin dejar de mandar y el misterioso e invisible Jacob, el verdadero líder de la isla.
En la quinta y última temporada, que se está repitiendo actualmente, quienes partieron de la isla vuelven –incluso después de muerto en un caso- a rescatar a los demás y ajustar sus respectivas vidas pero… 27 años antes del accidente. El final del último capítulo es impactante y se abre a la incertidumbre como ningun otro.

LA NARRACIÓN NO LINEAL
Como dije, la historia es continua –no hay enigmas unitarios que resolver capítulo a capítulo- pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que esté contada en forma cronológica. No sólo los insertos de acontecimientos pasados de los personajes principales nos ayudan a redondear la narración, sino que también muchas elipsis son completadas varios capítulos –e incluso, temporadas- después. (Por poner un ejemplo, el rapto de la hija de la francesa Danielle se comenta desde la primera temporada pero se ve en la quinta, aunque todos ya sabíamos que lo hizo Ben).
Al comenzar los saltos en el tiempo (cuando Ben Linus mueve la isla –o lo que sea-) y aceptar nosotros los espectadores las premisas que esto lleva, comenzaron a explicarse algunas interrogantes con escenas en la isla de años anteriores al accidente, que ayudaron a redondear la trama. Así Locke pudo interactuar 53 años antes con Widmore y Richard Alpert sin importar que en realidad él todavía no había nacido y, además, verse a sí mismo al viajar al futuro.
Si bien algunas acciones parecen efectistas e innecesarias, “Lost” parece una larga película (más de 84 horas) planeada minuciosamente desde el comienzo y no una serie alargada donde se van agregando tramas y subtramas, muchas veces inventando familiares o repitiendo esquemas. Lentamente, se va aclarando la historia aunque aún quedan muchas lagunas que la última temporada tendrá que despejar.

LOS ENIGMAS
¿Qué caracho es el monstruo de humo?; ¿Cómo volvió Locke de la muerte?; ¿De dónde salió Alpert?; ¿Cómo comenzó la rivalidad entre Widmore y Ben?; ¿Por qué la isla hace curaciones milagrosas –Rose, otra vez Locke- y las embarazadas se mueren?; ¿Cómo consiguió Ben el liderazgo de los “Hostiles”; ¿Qué cuernos pasó con Claire y por qué el padre de Jack aparece desde la muerte?. ¿Qué onda con los números malditos?.
¿Quién es –o era- Jacob?. ¿Qué es la isla, en realidad?.
¿Qué pasará en la sexta temporada, después de la explosión de la bomba de hidrógeno, que tendría que eliminar el accidente del vuelo 815?.
Muchas interrogantes. Seguramente me he olvidado varias. En Wikipedia informan que los productores aseguran que las van a responder y que van a ser relativamente realistas. Que nada de: “todo fue un sueño”, “están todos muertos y se imaginan eso”.
Veremos…

P.D.: Como en el fútbol, si hay que mencionar a los destacados de cada etapa, me quedo con los sarcasmos y los apodos de Sawyer, las peleas entre Miles y el gordo Hurley y, por cierto, todo el personaje de Ben, el más memorable malvado de la historia de la televisión mundial.

1 comentario:

Sinca Bellos dijo...

Muy buena reseña Alvaro, he tenido que abandonar las series los ultimos tiempos y nunca pude ver Lost.
Me da ganas de sacarla en le video club amigo y ponerme al dia.
Gracias