20 de noviembre de 2017

Salada la canchita: Acosadores denunciados y mediocres festejados

Todo el mundo sabía que los hermanos Weinstein eran unas bestias salvajes, agresivos y maleducados, violentos para imponer sus negocios, aunque tuvieran una actitud progresista en lo político y en lo artístico. Por eso no me asombró que el mes pasado salieran a luz graves acusaciones de acoso sexual contra Harvey, uno de los dos osos grizzlies que comandaban Miramax. Una cosa es que produzcan mejores películas que los demás estudios y otra, que sean buena gente.

Pocas cosas me parecen en la vida tan indignantes como un violador. Peor aún me resultan aquellos tipos que se aprovechan de su poder, ya sea económico o social para abusar de quienes no lo tienen. Todos conocemos historias de tipos a la que una mujer les va a pedir trabajo y le ponen como condición que acepten someterse a sus bajos instintos, por decirlo delicadamente. 

En los 40 la actriz Hedy Lamarr -probablemente la estrella femenina de
Harvey Weinstein
Hollywood con el cociente intelectual más alto de la historia- afirmó públicamente que ella había llegado a papeles protagónicos gracias a haber frecuentado las camas apropiadas, tal como hicieron todas las otras que habían llegado al mismo (o mayor) lugar en el firmamento del cine que ella. Nadie la desmintió, apenas hubo algún comentario apagado de que esas cosas no se decían (admitían) y mucha gente mirando para el costado.


Imaginémonos que una producción importante venga a filmar al paisito. No bajamos, en general, de 40 millones verdes que alguien tuvo que poner. Siempre contratan a gente local para trabajar en la película, no sólo actores secundarios y extras, sino también ayudantes y algún técnico. Tanto los que mandan como los que tienen fama en muchos casos abusan de su posición para humillar y/o vejar a los desconocidos que tienen que callarse la boca si no quieren perder el trabajo. ¿A quién van a defender? ¿A la asistente del segundo ayudante de producción o a la superestrella?.

Aunque sea cierto que hay un poco de clima paranoico y todos los días alguien afirma que en la década del 80 lo manosearon (Kevin Spacey y Dustin Hoffman dentro de los acusados más notorios), ahora que por primera vez se han tomado estas quejas con seriedad y ya no hay prensa silenciada por los famosos para tirar todo debajo de la alfombra, es esperable que se terminen de una vez estas prácticas aberrantes en Hollywood. También sería bueno que nadie obligara a tener sexo a nadie en ninguna parte, pero eso va más allá de estas denuncias. 
Rimet se morfó un par de confederaciones

¿TAN MALO QUE ES BUENO?
Hace unos meses vi en uno de esos rankings que hay en Internet, uno que calificaba a las peores películas de la historia del cine. Ya se sabe que no se puede tomar nunca al pie de la letra esas cosas pero uno no deja de caer en la tentación de ver cuál fue la (des)afortunada.

En ese caso fue una que yo desconocía. Se llama "United passions" y la dirigió en 2014 Frédéric Auburtin (mucho gusto), con Gerard Depardieu (como Jules Rimet), Sam Neill  (Havelange) y Tim Roth (Blatter). Cuenta la historia de la FIFA, que la financió... pero tuvo la desgracia de estrenarse apenas días antes de que volara por los aires la cúpula de la organización, Blatter incluído, por lo que recaudó apenas monedas. Sentí curiosidad, la conseguí (ejem) y la vi.

"Pasiones unidas" no es ciertamente espantosa ni es la peor de todos los tiempos. No es diferente a la gran mayoría de las mediocridades que se estrenan todas las semanas. Además, el film no tiene la culpa de que se haya descubierto enseguida la trama de corrupción y lavado de dinero de quienes la financiaron. Es más, insinúa -o algo más- que Havelange había metido la mano en la lata. Claro, no iba a decir lo mismo del presidente que era el que firmaba los cheques.

Es un film correctamente realizado, lo que no se puede decir de muchos otros que
Dos potencias se saludan
sí deberían aspirar a ser los peores de la historia. No es bueno, es obvio, rutinario y un poco tonto. Observese la escena en la final de Maracaná: hay 200.000 tipos en el estadio y Jules Rimet (Depardieu) (*) se fija en un tipo (Neill) y le pregunta a su hija quién es y ella le contesta: "-es un joven abogado brasilero que hizo waterpolo y va a llegar lejos". Está bien que estaba en el país del otro, pero es como si el cardenal Wojtyla fuera a comprar queso a la atestada feria de Cracovia y le llamara la atención un joven llamado Bergoglio.   

Eso nos lleva a la última pregunta que quería formular en esta columna: ¿cuándo podemos decir que una película es espantosa?. Aclaremos, la mayoría de los films que se difunden son malos, aburridos, obvios, repetidos, rutinarios. Me refiero a la obra que llama la atención por ser mucho peor que los bodrios comunes.

Empecemos a definir los conceptos. Para que una película sea de las peores de todos los tiempos, debería estar muy mal hecha, técnicamente hablando. No alcanza con ser una pavada. Es ese films en que no conseguimos nunca "meternos" en la historia y "olvidarnos" que estamos mirando a unos tipos que están haciendo una representación y todo lo que pasa ahí es mentira, porque es tan malo el libreto y lo que tienen que decir o es tan erróneo el montaje, que nos distraemos y no "entramos".

Ed Wood, ya reseñado en la Canchita y que carga con el dudoso honor -y discutible- de ser el peor director de todos los tiempos, no sólo contaba las historias más comunes, con todos los clichés habidos y por haber, sin el menor interés, sino que elegía cualquier actor (o no actor) y desconocía que si un personaje habla a otro en una toma nocturna, la contestación del segundo también tiene que ser en otra toma nocturna. Por eso (y muchas cosas más) se lo considera el peor de la historia, aunque hay algunos menos nombrados que le discuten el título.

En los últimos años, aquí en Uruguay, sorprendentemente se ha dado el caso de críticos que han reinvindicado a un par de espantosas películas realizadas acá, con argumentos impresentables como que son "frescas" o "placeres culpables". Concretamente, ellas son: "Sábado disco" (1981, dirigida por Eduardo Ribero) y "Acto de violencia en una joven periodista" (1989, por Manuel Lamas).

No es que sus anécdotas sean las mejores ni las más originales (una pareja "buena" quiere ganar un concurso de baile tropical pero hay un villano organizador que quiere que ganen unos "malos" en un caso; una joven es perseguida por el hijo de una amiga que odia a ésta porque le presentó un novio a su madre) sino que los diálogos son increíbles, la dirección de actores no existe (todos esperan que se prenda la cámara para decir lo que tienen que decir), hay permanentes errores de montaje, hay un par de momentos que dan mucha vergüenza ajena y que corresponden en ambas películas a escenas en que hay personajes que viven estados de extrema emotividad, resueltos de la peor manera. 
Acto de violencia en una joven periodista

¿Cuál es el sentido de reinvindicar lo pésimo?. Cine malísimo, malísimamente hecho por gente sin talento, que no tiene nada para contar y que no sabe hacerlo. Algunos lo presentan como algo diferente, original, estimulante. Una taza de café quemado y con dos cucharadas de sal es diferente, pero también un asco.

Otra cosa es el talento desprolijo. Muchos cineastas -generalmente en sus comienzos- realizan películas con fallos técnicos o narrativos pero igual demuestran tener cosas para decir o unas condiciones que hacen perdonar esas imperfecciones. "Sopa de ganso" dirigida por Leo McCarey en 1933 es brillante -porque el humor de los hermanos Marx es irresistible- aunque tenga grandes errores de montaje y parte del elenco actúe pésimamente. 

Pero lo que algunos críticos compatriotas han festejado en el festival Detour -un emprendimiento valioso, por otra parte, que presenta al cine uruguayo- es la mediocridad incompetente. Yo también me he divertido hace años con las películas de la Coca Sarli cuando Space las pasaba los viernes de noche, cerveza de por medio. Pero eran horribles.
 
(*) Si Sam Neill difícilmente pueda convencernos que es brasilero, Jules Rimet era un viejo flaquito y petizón, algo que ciertamente no es Depardieu, que tiene 100 quilos más. Bueno, Gerard tiene 100 quilos más que todo el mundo.

DOS YETPAP
+ FEDERICO LUPPI - Un buen ejemplo de un actor cinematográfico con
presencia. Tengo la impresión que el cine argentino -por lo menos en su etapa más joven- no lo supo aprovechar debidamente, encasillándolo en un papel determinado que Luppi hacía muy bien. Como han indicado correctamente todas las reseñas necrológicas, fue actor fetiche de Adolfo Aristarain y de Guillermo Del Toro.

Exigente en sus papeles, prácticamente no hizo películas malas ni intrascendentes. Es una larga lista donde cabe mencionar su debut en 1965 ("Pajarito Gómez", una sátira a los Palito Ortega de entonces) y buena parte de lo mejor del cine argentino de después: "El romance del Aniceto y la Francisca"; "La patagonia rebelde"; "Tiempo de revancha"; "Plata dulce"; "No habrá más penas ni olvidos"; "Un lugar en el mundo". En 2001 se calentó con su país y se radicó en España. Se lo vio hace poco en "Al final del túnel" y "Nieve negra" y su último film, en postproducción, es (supongo) una versión del Necronomicon de Lovecraft. 

Pasajeros de una pesadilla (1984) de Fernando Ayala, sobre el caso Schoklender. Luppi en un papel diferente y la finada Alicia Bruzzo, gran actriz y terrible mujer. 

P.D.: Evidentemente, Cinemateca Uruguaya tiene habilidades para hackear que envidiaría el gobierno norcoreano. Antes que se subiera esta columna, compartieron conceptos aquí escritos sobre "Pasajeros..." y la actuación de Luppi.  


+ DANIELLE DARRIEUX - En mayo había cumplido 100 años y andaba volando.
Las nuevas generaciones no la conocen pero Danielle fue una de las principales figuras del cine francés, especialmente en los 40 y 50, aunque ya había una mención a ella como sex symbol mundial en el número 1 de Marcha, editado, como se sabe, en 1939.  

Dueña de una belleza particular, que en los 60 se quedaría totalmente demodée con la irrupción de Brigitte Bardot y Catherine Deneuve, Darrieux tuvo tiempo de estar en tres del gran Max Ophuls; "El placer"; "La ronda" y "Madame de...", además de "Rojo y negro" de Autant Lara y "Napoleón" de Sacha Guitry. Estaba muy entera a los 85 años cuando participó en el divertimento "8 mujeres" junto a la Deneuve, Isabelle Hupert, Emanuelle Beart y Fanny Ardant. 

LA PROPAGANDA PEYONA DEL MES
MINISTERIO DE TURISMO - Son tres spots similares en que un/a locutor/a se refiere a Uruguay, "mi país", con un acento evidentemente extranjero. Luego, la voz final nos cuenta que los padres de Fulano/a vinieron al paisito a veranear y, de alguna manera que el aviso no explica pero nos imaginamos, nueve meses después nació el propio Fulano. 

En primer lugar, nunca había escuchado el disparate de que alguien llame como su país a aquel donde se encontraba la catrera (suponiendo que fue en una cama) en donde sus progenitores procedieron al acto reproductivo. Pero, si aceptamos ésto, ¿qué clase de publicidad es para Uruguay?. "¿Venga que acá la pone seguro?".

En todo caso, si es obligatorio promover las supuestas bondades sexuales de nuestra patria, yo propongo un slogan mucho más verdadero que diga algo como : "Señora: venga tranqui al Uruguay que su marido la va a poner con usted nomás. Acá las mujeres demoran meses y meses antes de hacer la chanchada". 

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