17 de mayo de 2015

Terminó la maratón electoral

Al final no fue para tanto. Cuando se dieron los primeros resultados de las elecciones departamentales de este mes de mayo, algunos se apresuraron a sentenciar que había habido un cambio de los votantes en el mismo sentido que tanto querían, claro, pero no hubo mucho de eso. En realidad, de los 19 departamentos sólo hubo cambio de partido gobernante en 5. Algunos muy importantes, sí, pero no en un único sentido.

Si todo fuera estadístico, los blancos mantuvieron la misma cantidad de intendencias, los colorados tienen una menos (o sea, les queda una sola) que fue a manos de la izquierda. Confirmando aquello de que la gente piensa cosas diferentes cuando elige presidentes que cuando vota intendentes, los resultados fueron muy distintos a octubre en las presidenciales pero parecidos a los de las municipales de 2010. Hay muchos departamentos donde hay un partido muy consolidado, casi sin rival (Montevideo y Canelones para el FA; Rivera para los colorados; Flores, Cerro Largo, Soriano, San José, Tacuarembó y algún otro para el Partido Nacional). No se sabe si allí siempre ganan los mismos por eficacia gobernante o por fidelidad partidaria. Pero, en todo caso, no hubo un solo ganador ni un solo perdedor.

Si hubo un derrotado, fue el Partido Colorado, que sigue en caída libre. En Montevideo, con el experimento de la Concertación -que merece párrafo aparte- votaron tan mal que apenas superaron al PVP y quedaron afuera de la Junta Departamental, supongo que por primera vez en la historia. Sacando a Rivera y a Salto, donde perdieron por poco, ni pican en ningún departamento, incluyendo algunos de tradición propia -como Artigas, donde jamás habían dejado de ganar hasta la debacle de 2004- y, realmente, inmersos en la bipolaridad izquierda-blancos, no consiguen tener razón de ser. Pedro Sin Apellido prometió retirarse, no sabemos si cumplirá pero está claro que por este camino no van a mejorar nunca.

En la capital, blancos y colorados formaron un partido nuevo llamado "De la Concertación", pensando que sumando formalmente sus votos iban a derrotar a la izquierda gobernante. Resulta lógico que si sacaron menos votos que en las anteriores municipales por separado, el invento no fue un éxito, declaren lo que declaren. El candidato independiente, el multimillonario Novick, que era un colorado no orgánico en realidad, les quitó votos a sus propios colegas de los partidos tradicionales con su campaña agresiva y antipolítica, pero evidentemente no sumó desde afuera. El empresario outsider no prometió nada. Sólo pidió que lo dejaran hacer a él lo que quisiera, que él sabía administrar, anteponiéndose a los que tienen "ideología", palabra que repitió hasta el hartazgo, igualándola a un pecado y dándole algunos significados que la Real Academia nunca le dio.

Fueron bastante tontos los comentarios acerca de que el resultado había sido un éxito para un partido "nuevo". La unión de los partidos tradicionales no puede ser un lema nuevo. Nuevo era el Peri, no ellos. La Concertación fue un fracaso, aunque hayan ganado en los dos municipios de mayor poder adquisitivo de Montevideo.
 
Se supone que, pese a esto, habrá más uniones formales de blancos y colorados en 2020 en el interior, donde de hecho la gente se inclina por uno de ellos en desmedro del otro que no tienen posibilidades. Si bien ésto puede hacerle ganar una intendencia circunstancial a esa unión, no tiene demasiado margen para crecer porque quienes no votan al FA, ya no lo han votado y un solo partido puede limitar las opciones de quienes piensen en no votar a la izquierda, más allá de que lleven más de un candidato.

En el Frente, hay dos grandes derrotados. En primer lugar, el MPP y sus aliados del PCU -antes tan rivales- quienes a regañadientes aceptaron no imponer una candidatura única -y propia- dejándole esta vez el camino libre a Daniel Martínez, candidato natural de muchos, pero proponiendo a Lucía Topolanski, como hipotética figura de seguro triunfo. -Te dejamos ir, pero te la ganamos, pareció ser el mensaje pero el ex presidente de ANCAP ganó con holgura, convenciendo con un discurso de eficiencia, de ideas y de no confrontación e insulto, sin dejar de ser transformador. Hacía tiempo que la izquierda no llevaba un buen candidato para la capital y se notó. 
 
El otro gran perdedor fue Darío Pérez y toda la departamental fernandina. Que alguien tan discutido dentro y fuera de su partido como Antía les haya ganado, no se puede adjudicar meramente a los "pitucos" puntaesteños. Muchos errores en la campaña, mucha pelea interna donde seguramente todos tuvieron culpa. Por pelearse por algunos cargos, se quedaron sin ninguno. Grandes triunfos en el litoral, por otra parte, más allá de la -previsible- derrota en Artigas y de lo pequeño que fue el margen sobre ambos partidos tradicionales unidos en la práctica.

Todos los políticos -excepto Novick, el "no político"- fueron unánimes en criticar la excesiva cantidad de instancias electorales y prometieron ponerse de acuerdo en acortar el tiempo de elecciones. Alcanzaría con unir nuevamente las municipales con las nacionales, permitiendo el voto cruzado y limitar el balotaje cuando hay una diferencia menor al 10 % o algo así, como se hace en todo el mundo. Pero, sabido es que siempre en nuestro país las reformas a las leyes electorales se hacen pensando exclusivamente en los intereses inmediatos de cada uno.
  

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