5 de octubre de 2008

A propósito de los casos Da Cunha y Prudente

Un consejo para mis seres queridos:

NO VAYAN AL FÚTBOL

En realidad son dos cosas muy diferentes: un hincha asesinado cobardemente a la salida del Estadio por tener una bandera o camiseta del cuadro rival y un juez que suspendió un partido por demorar un equipo en salir a jugarlo.
En el primero ya salió una condena a tres de los culpables (fueron muchos los "valientes" que lo atacaron delante de su mujer e hijo) y en el segundo, es inminente el fallo a ver si se juega o no el dichoso partido.
El fallo del juez sobre el asesinato de Héctor Da Cunha -publicado en "La República"- es más que interesante. Por primera vez que yo recuerde se deja estampado públicamente lo que uno sospechaba en privado: que muchos de esos "hinchas", de esos "barrabravas" -término importado del fútbol argentino, como tantas otras cosas negativas que reseñaré más abajo- viven de su "pasión". Los dirigentes clubistas no son sólo cómplices por omisión o cobardía, sino que directamente les pagan.
¿Para qué les pagan?. Buena pregunta, ¿no?.
Son "tribus urbanas" de una subcultura de las peores que ha engendrado nuestra sociedad: varias veces me he encontrado en los ómnibus con chicos que van a un partido gritando y jodiendo frenéticos, molestando a todo el mundo, orgullosos de decir malas palabras en público, contando anécdotas graciosísimas de corridas de la policía y robos de "trapos".
No sólo mencionar a las banderas como "trapos"... también decir: "sos amargo", "sos vigilante", "no existís", "corriste"... todas importaciones de la violentísima liga argentina.
Parezco un viejo pero hubo una época -quizás hasta entrados los 80- en que uno podía ir, por ejemplo, a una final de la B por el ascenso y se mezclaban las hinchadas y festejaban los goles propios sin ninguna violencia. Hoy, si juegan La Luz y Durazno tienen que hacer separación. Incluso cuando juega la celeste hay que reagruparlos...
¿Por qué hay gente a la que lo único que le importa en la vida es el fútbol?. ¿Por qué son capaces de cualquier violencia si ven a un tipo vestido con una camiseta rival?.
Lo que nos lleva al otro caso: el polémico árbitro Liber Prudente suspendió el partido Nacional - Villa Española porque los bolsos salieron tarde a la cancha dado que su jugador Lodeiro tuvo que ir al baño en el peor momento. Si bien la reglamentación parece absurda en la práctica -dejar sin el espectáculo a la gente que fue a la cancha por una demora- hay que aplicarla y eso no es culpa de Prudente. Cambiemos la norma y sancionemos con pérdida de puntos o multas pero el hoy amenazado juez actuó en forma correcta. El problema es que el sancionado fue un grande...
Y ése es el tema. Si ésto hubiera pasado en un partido Bella Vista - Rampla, todo se hubiera olvidado a los tres días. Pero salvando las distancias, al igual que el caso Da Cunha con Peñarol, el sancionado fue un grande.
Varias semanas después del partido suspendido, no he escuchado aún a un dirigente, parcial o integrante de Nacional que dijera que las reglas están para cumplirlas ni que se equivocaron. Los equipos tienen que entrar en hora -incluso los grandes- y las reglas tienen que cumplirse. Si quieren, cambienlas pero en el lugar correspondiente. No metiendo el gaucho en la AUF.
El fin de semana del caso Prudente -que incluyen dos agresiones físicas a periodistas- los hinchas tricolores casi unánimente decían que el juez y los periodistas incitaban a la violencia al sancionar o criticar a su cuadro. Sería largo enumerar toda la serie de excusas que dieron para criticar la reglamentaria decisión del árbitro. Muchos dijeron que ésto le pasaba a Nacional porque era "manso" y "bueno" y que tenía que dejar de serlo.
Y si bien ese día hubo violencia por parte de los bolsos, la gran mayoría de esos incidentes han sido protagonizados por sus tradicionales rivales -la de Da Cunha no fue la primera muerte atribuible a la hinchada de Peñarol- que les han costado pérdida de puntos en casi todos los últimos campeonatos.
Recuerdo claramente al lamentable José Carlos Domínguez protestando por alguna sanción a su cuadro después de un nuevo bochorno de su hinchada, diciendo que no habían lastimado a nadie. Claro, los habían cagado a pedradas a los de Miramar pero no le habían embocado lo suficiente. Ese señor no fue sancionado y hoy es "neutral" en la AUF...
En resumen, ya sabe, si usted es hincha de un cuadro y va a la cancha puede ser asesinado por el delito de gritar un gol en primer grado o por portación de camiseta. Y si fue atacado por una patota de un cuadro influyente en los pasillos de Guayabos (¿o de Divina Comedia?), jódase. Siempre habrá un Domínguez, un Damiani, un Magurno, un Della Valle o su sobrino Balbi que irá a sacar de la cárcel a su agresor.
Lo del título.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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