26 de diciembre de 2009

Historia Ilustrada del Jazz 3

COLEMAN HAWKINS, SIDNEY BECHET. FLETCHER HENDERSON: CAMINO A LAS BIG BANDS

La historia del jazz suele clasificarse en distintos períodos, algunos muy diferentes entre sí e incluso, irrumpiendo en franca ruptura con los anteriores. Eso no puede llevarnos a pensar que cada estilo nació por milagro de un día para el otro, sino que más bien ha habido artistas que han dado pasos adelante intentando renovar la corriente dominante y llevar la música hacia un camino nuevo, que se va haciendo al andar.

Pronto el estilo crudo de New Orleans comenzó a mostrar desgaste comercial y limitaciones artísticas: la gran mayoría de los ejecutantes no sabía leer música, eran totalmente autodidactas y la venta de discos parecía limitarse a aquellos entendidos que apreciaban lo que para mucha gente era una propuesta demasiado "local" y "típica". Las canciones tradicionales de las orquestas callejeras de los negros sureños.

Fletcher Henderson fue el primer director que buscó arreglistas que organizaran la interacción entre los distintos instrumentos. Tenía una orquesta exitosa cuando contrató -aunque lo pudo conservar por poco tiempo- a la estrella de la corneta Louis Armstrong. Éste, con sus innovadoras ideas sobre el swing y la improvisación, impactó profundamente en Henderson. Con la ayuda del saxofonista Don Redman, dividió a la banda en secciones que contrapuntaran organizadamente. Las orquestas, a diferencia de la tradición de New Orleans, contrataban más de un instrumentista en los vientos y los arreglos de Redman se encargaron de separar netamente al sonido de todas las trompetas del de los saxos y de los trombones, que se potenciaban entre sí.

Estas ideas prendieron fuerte en muchísimas bandas, que no siempre hicieron la transformación fácilmente, porque sus integrantes no estaban habituados a leer partituras -que al principio eran demasiado complicadas y rígidas- que les obligaban a riesgosas entradas que tenían que ser milimétricas para mantener la continuidad de los arreglos. La orquesta de Fletcher Henderson fue una de las que menos sufrió esas dificultades, en buena medida por tener muchos músicos muy jóvenes y mejor preparados de lo habitual, entre los que se destacaba el joven saxofonista tenor Coleman Hawkins.

Henderson era una persona extraña e introvertida. Carecía de confianza en sí mismo, de don de mando y sin ninguna duda, de olfato comercial. Por dificultades económicas, terminó vendiendo sus arreglos a Benny Goodman, a quien le sobraban esos atributos y murió en 1951, pobre y olvidado.

Un contrapunto de estilos reiterados en la historia del jazz es el del instrumentista impetuoso, vital y sonoro con el del instropectivo, sutil y romántico. Lo vimos con Armstrong y Bix Beiderbecke y lo tenemos también con dos saxofonistas que fueron los primeros músicos negros que se exiliaron en Europa: el propio Hawkins y el oriundo de New Orleans y típico representante del estilo primitivo Sidney Bechet, que en realidad hizo gran parte de su carrera tocando el clarinete.

Ambos conocieron el éxito en Inglaterra y -fundamentalmente- Francia, donde descubrieron asombrados que a nadie parecía importarle el color de su piel sino solamente su música, fueron aplaudidos por intelectuales y reconocidos como artistas. Si bien la estadía en el Viejo Continente los perjudicó un poco en la fama dentro de fronteras norteamericanas, pudieron conseguir tranquilidad económica y un fértil intercambio cultural cruzando el océano.

CAN YOU TAKE IT

COPENHAGEN


Bechet fue un joven prodigio del clarinete, con un estilo único basado en una insólita expresividad y un romanticismo casi desaforado. Típico representante del sonido tradicional, supo evolucionar hacia un jazz más moderno, como se puede apreciar en el video presentado. En los últimos años de su vida, se pasó al saxo soprano porque tenía dificultades con su boca y éste último instrumento le parecía mucho más fácil de usar. Un poco olvidado en las historias modernas del género, llegó a ser en su momento el único competidor en materia comercial con Armstrong, nada menos.



"Royal garden blues" - Sidney Bechet


MUSKAT RAMBLE

STRANGE FRUIT


Hawkins fue sin duda quien más ayudó a establecer en el jazz al instrumento creado por Adolphe Sax como un sonido singular y creativo, diferente por cierto de trompetas y trombones, incluso con más posibilidades de variación y fantasía. Fue un instrumentista particularmente sólido, técnicamente inobjetable pero también imaginativo y con swing.
También fue uno de los poquísimos músicos tradicionales que aceptó y se integró con naturalidad a las nuevas corrientes que surgieron en el jazz después de la Segunda Guerra Mundial, más como una evolución artística que como un oportunismo comercial y fue reverenciado por los jóvenes iconoclastas del bop. No hay muchos ejemplos de solistas que hayan conocido la consagración tan jóvenes y siguieran evolucionando, llevando su música hasta terrenos nuevos. Siguió grabando espléndidos discos hasta su muerte en 1969.


SO GLAD

19 de diciembre de 2009

Fragmento de "El ojo cosmológico" de Henry Miller

Henry Miller (1891 - 1980) es un escritor estadounidense más recordado por los escándalos suscitados por sus novelas "Trópico de Cáncer" (1934) y "Trópico de Capricornio" (1939) que por su prosa. Fue un autor más preocupado por la crítica social y cultural de su país que por la pornografía, sin embargo. En el poco conocido libro recopilatorio de artículos "El ojo cosmológico" (1939) donde defiende como cineasta fundamental a un todavía desconocido Luis Buñuel, comenta en "Un étre etoilique" el diario de Anaïs Nais, escritora y -famosamente- su amante. No es una opinión muy imparcial que digamos, pero este fragmento vale como ejemplo del estilo inteligente, polémico e impetuoso de Miller.

Un étre étoilique (Fragmento)

En los últimos volúmenes observamos la aparición de títulos. Por ejemplo -y los ofrezco en orden cronológico- los siguientes: "La definida desaparición del demonio"; "Muerte y desintegración"; "El triunfo de la magia blanca"; "El nacimiento del humor en la ballena"; "Jugando a ser Dios"; "Fuego"; "Audacia"; "Vive la dynamite"; "El dios que ríe".

El empleo de títulos para indicar la naturaleza de un volumen señala un movimiento de gradual emergencia del laberinto. Implica que el Diario mismo ha sufrido radical transformación. Ya no es un fugaz panorama de impresiones, sino la consolidación de la experiencia en manojillos de fibra y músculo que concurren a la formación del nuevo cuerpo. El nuevo ser nace definitivamente y asciende hacia la luz del mundo cotidiano.

En los volúmenes anteriores se nos ofreció la crónica de la lucha por penetrar en el santuario mismo del yo: es la descripción de un mundo

penumbroso en el que los contornos de personas, cosas y acontecimientos resultan cada vez más esfumados como consecuencia de la inquisición involutiva. Sin embargo, más penetramos en las sombras y la confusión que reinan allá abajo, y más viva es la claridad. Toda la personalidad parece convertirse en un ojo devorador vuelto implacablemente sobre el yo. Finalmente, llega el momento en que este individuo, que estuvo mirando constantemente un espejo, ve con claridad tan enceguecedora, que el espejo se desvanece y la imagen se reincorpora al cuerpo del que se había separado. En este punto se restablece la visión normal, y la que había muerto se reincorpora al mundo viviente. En este momento precisamente cobra validez la profecíaescrita veinte años antes: "Un de ces jours je pourrais dire: mon journal, je suis arrivée au fond!" ( Uno de estos días podré decir: "¡Diario mío, he llegado al fondo!)

Si en los volúmenes anteriores el acento era de tristeza, de desilusión, como de quien está de más, ahora el acento es de gozo y realización.

Fuego, audacia, dinamita, risa... la elección misma de las palabras indica que la situación ha cambiado. El mundo se extiende ante ella como la mesa de un banquete: algo para gozar. Pero el apetito, en apariencia insaciable, está controlado. Ha desaparecido el antiguo deseo obsesivo de devorar todo lo que veía para conservarlo en su propia tumba privada. Ahora come sólo lo que la alimenta. El conducto digestivo antaño ubicuo, la gran ballena en que ella misma se había convertido,aparecen reemplazados por otros órganos con otras funciones.

Disminuye la exagerada simpatía por otros que acompañó cada uno de sus pasos. La aparición de un sentido del humor refleja la adquisición de una objetividad alcanzada solamente por quienes han conseguido realizarse.

No se trata de indiferencia, sino de tolerancia. La totalidad de visión determina un nuevo tipo de simpatía, de un tipo nuevo y no compulsivo.

Cambia el ritmo mismo del Diario. Ahora hay largos períodos, intervalos de completo silencio durante los cuales el gran aparato digestivo,que antaño era todo, disminuye la marcha para permitir el desarrollo de órganos complementarios. También el ojo parece cerrarse, satisfecho de permitir que el cuerpo sienta la presencia del mundo que lo rodea, en lugar de penetrarlo con una visión devastadora. Ya no se trata de un mundo de blanco y negro, de bien y mal, o de armonía y disonancia; no, ahora el mundo se ha convertido al fin en orquesta, con innumerables instrumentos capaces de ofrecer todos los matices y colores, una orquesta en la que aun las más abrumadoras disonancias adquieren expresión significativa. Es el definitivo mundo poético del Como Es. Ha concluido la inquisición, y acabados están el proceso y la tortura. Se alcanza un estado de absolución. Es el auténtico mundo católico, del que los católicos nada saben. Es el mundo eternamente perdurable, nunca hallado por quienes lo buscan.

Pues la mayoría de nosotros está frente al mundo como ante un espejo; nunca vemos nuestro auténtico yo porque jamás nos acercamos desprevenidos al espejo. Nos vemos como actores, pero el espectáculo para el cual ensayamos nunca sube a escena. Para presenciar el verdadero espectáculo, para participar finalmente en él, debemos perecer ante el espejo en una enceguecedora luz de comprensión.

Debemos perder no sólo la máscara y la vestidura sino también la carne y la sangre que ocultan el verdadero yo.

Lo cual sólo puede ser logrado mediante la iluminación, a través de la entrega voluntaria a la muerte. Pues cuando se llega a ese momento, nosotros, que nos imaginábamos sentados en el vientre de la ballena, y condenados a la nada, de pronto descubrimos que la ballena era una proyección de nuestra propia insuficiencia. Subsiste la ballena, pero ella se convierte en todo el ancho mundo, con estrellas y estaciones, con banquetes y festivales, con todo cuanto es maravilloso ver y tocar, y siendo ése el caso ya no se trata de una ballena, sino de algo innominado, porque es algo que está dentro tanto como fuera de nosotros. Podemos, si así nos place, devorar también a la ballena... pedazo a pedazo, durante la eternidad. Por mucho que devoremos, siempre habrá más ballena que hombre; pues lo que el hombre se apropia de la ballena retorna nuevamente a ésta en una forma o en otra. La ballena se transforma constantemente, a medida que el hombre mismo se transforma.

Sólo existen el hombre y la ballena, y el hombre está en la ballena y la posee. Así, también, sean cuales fueren las aguas habitadas por la ballena,también el hombre las habita; pero siempre como habitante interior de la ballena. Vienen y van las estaciones, estaciones al modo de la ballena, y todo el organismo de ésta resulta afectado. También el hombre se ve afectado en su condición de habitante interior de la ballena. Pero la ballena nunca muere, y tampoco el hombre en su interior, porque es imperecedero lo que juntos han establecido... la relación entre ambos. Y ambos viven en esto, a través de esto y por esto: no el agua, ni las estaciones, ni lo que es absorbido ni lo que desaparece. En este trascender al espejo, por así decirlo, hay una infinitud de la que no puede ofrecer la más mínima idea ninguna infinitud de imágenes. Se vive dentro del espíritu de transformación y no en el acto. La leyenda de la ballena se convierte así en el celebrado libro de transformaciones destinado a curar los males del mundo. Cada uno de los que se introducen en el cuerpo de la ballena y procura allí su propia resurrección está promoviendo la milagrosa transfiguración del mundo que, porque es humano, es sin embargo ilimitado.

El proceso total es un maravilloso fragmento de simbolismo dramático, en virtud del cual quien enfrentaba su propia perdición de pronto despierta y vive, y con un mero acto declarativo -el acto de declarar su condición de ser vivo - insufla vida a todo el mundo, y modifica interminablemente el rostro de este Último. Quien se levanta de su banco en el cuerpo de la ballena moviliza automáticamente una música orquestal a cuyos sones canta y baila cada ser vivo del universo, pasando en inacabable recreación el tiempo infinito.


18 de diciembre de 2009

Descubriendo a un grande

¿QUIÉN ES BOB DYLAN?

Seguramente se puede conseguir muy fácilmente en Montevideo quien esté más capacitado que yo para hablar -o escribir- sobre el señor Bob Dylan. Leyenda viviente de los 60, monstruo sagrado de la música popular norteamericana desde hace casi medio siglo, sin embargo no llega a ser el típico ídolo triunfador en su carrera artística con una propuesta comercial pero digna y exigente (ejemplos típicos: Joan Manuel Serrat, Rolling Stones, Caetano Veloso, muchos más). Hay algo diferente.

He visto en DVD -y recomiendo calurosamente- "No home direction" el documental que Martin Scorsese hizo sobre la carrera de quien es menos conocido como Robert Zimmerman. En cambio, todavía no vi "I´m not there", la curiosa película de Todd Haynes pero espero solucionar esa falta pronto. Con todo, no quiero competir por dar la reseña más completa y exacta en datos sobre la carrera del gran Bob sino llamar la atención sobre algunos aspectos particulares.

Dylan ha sido un claro ejemplo de artista que siempre ha realizado con honestidad la obra que ha querido hacer sin anteponer el éxito comercial o las exigencias de los productores. Luego de llegar a la fama en una primera etapa como una especie de nuevo Woody Guthrie -músico muy admirado por él-: un cantor folk típica y tradicionalmente politizado, electrificó su banda acercándose a algunas vertientes del rock, lo que le valió numerosos insultos. Había gente que iba a sus recitales a tirarle de todo como muestra la película de Scorsese. Varios años después pasó por una etapa de fanatismo católico que le llevó a renegar de buena parte de su producción anterior, recogiendo decepciones y enojos críticos.

Lo que muchos olvidan -y uno puede descubrir escuchando TODA su discografía y no sólo los temas más conocidos- es que por sobre todas las cosas es un excelente músico, en permanente exploración. Un típico representante de la mejor música típica de su país, en varias de sus vertientes. Es mucho más que un cantante de protesta y que un excelente poeta (que yo sepa, el único cantautor propuesto reiteradamente para el Nobel de Literatura) sino también un imaginativo creador de melodías en constante búsqueda. En resumen, un músico con todas las letras.

Un hombre en conflicto con su éxito y con las simplificaciones que sobre él se dicen. Alguien que llegó a ser un mito viviente y a estar en la cúspide de la popularidad mundial en plena juventud y que hace décadas que está olvidado por la gran prensa, lejos de los números uno de los rankings.

Como complemento multimedia de la entrada, elegí 4 temas bastante diferentes tanto en lo musical como en la época. A propósito omití los más conocidos ("Like a rolling stone"; "Knocking on heaven door"; "Jokerman"; "Hurricane"; "Blowing in a wind"; "Highway 61 revisited"; "For ever young", etc.)








13 de diciembre de 2009

Novela propia por entregas

GARDEL NACIÓ EN LITUANIA (II)

Las películas porno que prefiero son las de monjas, las de zoofilia y las que tienen embarazadas, aunque si tengo que decidirme por un tipo me quedo con éstas últimas y paso a explicar por qué. Por orden: en los pocos DVDs que hay sobre “pingüinos”, la mayoría son insípidas escenas de lesbianismo mal fingido en las que se parece más a que se estuvieran sacando los piojos y las ladillas a que estuvieran calientes y son muy escasas las películas en las que se entregan a un hombre -o dos, o tres, o diecisiete- que es lo que uno realmente quiere ver. Aunque el problema mayor no es ése, sino que las minas que aparecen son, con un criterio artísticamente detestable- las más esmeradamente maquilladas, las que tienen el brushing más sofisticado y las más abusivamente siliconadas. Yo no digo que filmen con monjas de verdad (aunque, ¿por qué no?), pero me gustaría mucho más si hicieran un intento de hacernos creer por un rato que no son profesionales con mucho celuloide encima (por no decir otra cosa).

En cuanto a las de sexo con animales, debo reconocer que he encontrado en esta especialidad algunas de las que más me han agradado. Pero si quieren seguir el consejo de alguien que conoce el tema, no son del todo satisfactorias. El problema, mayormente, es la elección de los partenaires –o sea, los bichos- porque no sólo son siempre los mismos (perros, conejos y caballos) sino que no encuentro mucha variación en las escenas. A uno le gustaría ver otras opciones, y cada uno tendrá las suyas –yo, por decir algunas: hipopótamos, panteras, osos, serpientes, perezosos, carpinchos, ornitorrincos, escarabajos- pero desearía que buscaran darle a la cosa un aspecto más pecaminoso, más de prohibición quebrantada. Algunas veces me parece estar viendo a un tambero ordeñando a las tres de la mañana.

Y para finalizar, las que estoy eligiendo cada vez más regularmente: las de sexo explícito (obviamente) con embarazadas. Acá, pese a la tecnología de efectos especiales no hay tu tía: las actrices lo están, aunque a veces hay algunas que me dan que pensar que están gordas, nomás. Si lo piensan es lógico: es mucho más barato contratar a una actriz porno embarazada (o una mujer común y corriente que necesite la guita) que hacer efectos con la computadora. Así que en éstas, no hay engaño que valga. Yo opino que siempre es mejor largar los prejuicios morales y burgueses que uno tiene comentando una porno que criticando a los jóvenes en la calle. Por eso, me divierto tratándolas de atorrantas por filmar orgías estando en ese estado y llego al orgasmo imaginándome la cara de los hijos que están por llegar cuando, años después, alguien le muestre esa misma película y descubra que su madre en realidad no trabajaba en un organismo internacional como secretaria, como le había dicho.

-Mamá, el Promontorio otra vez está hablando solo.

El hecho de que mi hija Federica de dieciséis años se haya referido a mí utilizando la más amable de todas las fórmulas que ha inventado para mencionar lo que le molesta de mi presencia sólo quiere decir que está muy feliz. Dado que vuelve a casa a las nueve de la mañana y no tiene varias bolsas con el logotipo de algún shopping, éso sólo quiere decir que tuvo sexo toda la noche.

-¡Vengan, vengan, que empieza Bielorrusia-Ucrania! –vocifera mi otro hijo Adalberto, llamándonos ante el televisor con un entusiasmo que experimenta solamente por la incógnita de Murmullovsky y la defensa de la economía de mercado.

Como podrán imaginar, los nombres de mis queridos vástagos no fueron seleccionados precisamente por mí. No es que yo no haya tenido voz ni voto cuando mi mujer y mi suegra eligieron esas obscenas orgías de vocales y consonantes que infectan sus documentos. Lo que pasó es que mis votos fueron anulados.

Como para ningún otro acontecimiento, la familia unida se reúne frente al televisor de alta definición y pantalla líquida de decenas de pulgadas de diámetro para ver un nuevo partido de las eliminatorias para el Mundial que va a jugarse acá en Uruguay el año que viene. La reunión incluye a Murmullovsky y me excluye a mí, que soy el único al que le interesa el fútbol. La explicación es que hay mucho dinero en juegos en apuestas.

“Murmullovsky” es el apodo que tiene la empleada doméstica de la casa. Ninguno de nosotros sabe su verdadero nombre ni, mucho menos, en qué idioma habla. Para ser exactos, nadie le entendió jamás una palabra ni ella a nosotros. Mi esposa, incluso, tiene la no descabellada teoría de que no sabe en realidad que es nuestra empleada, confusión a la que contribuye el vergonzoso salario que le ha impuesto mi familia política.

Una nueva decepción empieza a dominar los rostros de mi amada familia al no descubrir ningún signo de emoción de la doméstica antes mencionada cuando desde la transmisión televisiva se ven la ejecución de himnos nacionales y las banderas de los hinchas en las tribunas. Mi hijo, el más meticuloso de la familia tacha de su lista los dos países que van a jugar, pero anuncia que más tarde transmitirán Uzbekistán-Kosovo y también Macedonia-Kazajstán que están en diferentes continentes, pero nadie en la F.I.F.A. se dio cuenta.

Luego que terminan los preparativos y todas esas cosas, mi familia se retira del living –que, obviamente, ellos llaman de otra manera- redoblando sus apuestas y me permiten ver los partidos propiamente dichos. No me pierdo ninguno, en primer lugar porque no tengo nada que hacer y además, porque invariablemente todos esos países juegan mucho mejor que nosotros. Mis hijos son optimistas con la actuación de la celeste en el Mundial pero ellos no habían nacido en 2002, la última vez que clasificamos. Y de qué manera.

-Mpdrsxplcr prqmrd cdvzqspnn mrrlsprtds dftblmmpzn mrrmtmbn?.

Asiento con un mínimo gesto mientras ella se sienta al lado mío y miramos el partido. Le encanta apoyar su cabeza en mi hombro y disfrutar el silencio.

-Capaz que el país de ella no está afiliado a la FIFA –arguye Federica.

-Tendríamos que devolvernos la plata y terminar con la apuesta. Debe ser extraterrestre –contesta su hermano.

-¿Lo decís porque se acuesta con papá?.

Me gustaría que tuvieran la delicadeza de hacer un esfuerzo para que yo no los escuchara, pero creo que sería más probable que aceptaran comer alguna torta frita o un plato de guiso de porotos.

Terminamos de ver el partido y todos se acercan precipitadamente al televisor de nuevo para continuar con la apuesta. Cinco minutos después nos vuelven a dejar solos, decepcionados.

Después de un buen rato, me aburro y salgo a caminar para hacer un poco de ejercicio. Debido a mis más de sesenta años y de ciento cuarenta quilos, eso significa ir hasta el frente del jardín, abrir la casilla de las cartas y volver. Agotadísimo.

Para mi sorpresa, hay un mensaje para mí. Tiene varios días de enviado pero siempre fui bastante boludo para la gimnasia, así que no me extraña que haya estado todo ese tiempo en el casillero.

Por supuesto que no lo leí. El remitente era el comisario Oxobí, un viejo conocido de mis tiempos de detective privado. Obviamente, después de aquellos años, el que se acordara de mí sólo quería decir que andaban complicados, tan complicados como para buscar a alguien que solo figurara en los libros de historia para echarle la culpa si una investigación salía mal. No tenía ninguna intención de volver a aquellos tiempos. Ahora tenía mucho dinero, lo que quiere decir que no necesitaba trabajar ni hacer nada por el poco resto que me quedara de vida.

Antes de poder volver a entrar en casa –con la intención de no volver a salir por varias semanas- alcancé a ver a Alvaro Fagalde, propietario de una de las mansiones aún más lujosas de la cuadra, lo que en Carrasco ya es decir. Se ha hecho rico con sus novelas donde denuncia airado las injusticias sociales y los padecimientos de los pobres. Se hace el sota para no saludar a nadie, especialmente a mí, que le conozco desde sus tiempos de sindicalista y difusor de todos los movimientos revolucionarios del continente.

-¡Adiós, vecino!. ¿Cómo dice que le va?.

-Mal. Angustiado. Deprimido.

-Bueno, veo que sigue como siempre. ¿O hubo alguna novedad?.

-Anoche tuve una pesadilla espantosa. Tuve que tomar más psicofármacos que nunca. Soñé que escribía en el mismo estilo que Jaime Bayly.

-No se preocupe, ya se le va a pasar –le dije e intenté darme vuelta rápidamente y caminar nuevamente para adentro de la casa, porque lamentablemente andaba con ganas de hablarme.

-No se me va a pasar. No hay esperanzas. La vida no tiene sentido. ¿Qué es el Infinito?. ¿Qué es el Universo?.

-Debe de haber perdido Racing –mascullé en voz baja, creo. Suspiré aliviado al cerrar la puerta, más que nada porque no había ningún familiar mío a la vista.

Le doy la carta a Murmullovsky, única forma de que ninguno más la encuentre. La mira y le escribe cosas encima, en una de sus actitudes habituales más enigmáticas. A veces creo que nació en el Paso de la Arena y que entiende todo, pero que no habla bien porque tiene un problema en la lengua.

No, descarto esa teoría. Bien sé por experiencia que ella no tiene ningún problema ahí.

¿Por qué soy impotente con mi esposa y no con esta inmigrante, preguntarán ustedes?. Especialmente si pudieran ver a ambas y calcular la cantidad de quilos de diferencia que hay entre una y la otra a favor, lamentablemente, de la que no me gusta. Bueno, no tanta. En realidad, se equilibra con el peso del maquillaje que permanentemente se coloca mi mujer. Su costo equivale a siete sueldos –por llamarlos de alguna forma- de la sirvienta de que les hablo.

Por supuesto, alcanzaría y sobraría con mencionar una cifra: 20 años de matrimonio –más o menos- pero eso no terminaría de explicar la impotencia total que experimento si por casualidad dormimos juntos y si –con la frecuencia de la muerte de un obispo pelirrojo- ella me solicita que cumpla con mis deberes conyugales. Tendría que pasar algo de vez en cuando en esas poco comunes coincidencias de tiempo y espacio, pero no hay caso. Si yo fuera cínico y machista, diría que es porque me pongo a pensar que por ahí mismo salieron esos dos engendros que legalmente son mis hijos.

La televisión habla del hallazgo de un nuevo cadáver que ha dejado el accionar del “Leopardo”. Uno o más, porque se necesitará el trabajo de varios forenses para determinar exactamente a cuántas personas corresponden los pedazos que encontraron en una casa abandonada en la zona de Jardines del Hipódromo.

Sólo mis hijos –una pensando sólo en sexo y en ropa y el otro, sólo en dinero y en tener una empresa- no se pasan todo el día hablando del “Leopardo”. Éste es el seudónimo ridículo que le pusieron los noticieros policiales de la televisión (lo que quiere decir que todo el mundo cree que así se debe llamar) de un supuesto asesino serial que, como indica el laudo sindical de su profesión, tortura y mutila horriblemente a sus víctimas antes de matarlas de forma extremadamente lenta y dolorosa, dejando todo tipo de espantosas imágenes crueles y perversas que ocuparán el mayor y más destacado espacio de todos los noticieros televisivos y de la red informática.

Una de las mejores formas que encontré de evitar que mi esposa me busque por varios años para sus perversos planes de sexo matrimonial es confesarle que todas esas detalladísimas descripciones de sadismo y violencia extrema consiguen provocarme una fantástica erección que redundará en una noche como en los buenos tiempos. Como cualquier varón que haya superado los doce años sabe, ninguna mujer tiene el más mínimo sentido del humor. Y mucho más aún, si hablamos de humor negro. Aunque, probablemente, su negativa asqueada se deba al solo hecho de pensar en verme desnudo.

Murmullovsky intenta vanamente que lea el mensaje que recibí.

-Sdnmlc qqrqls ydsnvstgrs ssnnsr.

-No me interesa en lo más mínimo. Que se metan las felicitaciones en el orto y que aprendan a investigar.

-Ntflctn nd, msbnt mnzn.

-¿Amenazas a mí?. Menos todavía. La única investigación que me interesa de acá a mi pronta muerte es saber quién es el hijo de puta en esta casa que me vive morfando el budín inglés.

-Ynf.

-Ya sé, mi campesina de los Balcanes. Sé perfectamente que vos no comés el budín, ni casi no te dejan comer ninguna cosa. Ahora voy a dormirme una siestita y después, capaz que te doy de comer lo que más te gusta, ¿eh? –y, para rematar la supuestamente graciosa frase, le di una sonora palmada en su enorme traste lo que me provocó un total agotamiento.

Quedé casi inmediatamente sumido en un profundo sueño, a pesar de saber que después de las gratificantes imágenes de los noticieros, había un par de repugnantes pesadillas que estaban esperando turno para deteriorar aún más si ello es posible, mi equilibrio emocional.

ºººººººººººººººººººººººººººº

Cuando desperté de una de mis numerosas siestas –que, a veces, no me sorprenden haciendo algo- estaba el “Chirola” Armentano sentado en el sillón de al lado del que ya tiene la forma de mi cuerpo.

-Me hubieras despertado si hace mucho tiempo que estás esperándome –le dije, sin prestar atención al pequeño detalle de que van a hacer diez años que lo mataron en un tiroteo entre él y cinco policías. El hecho que él no supiera disparar, que la mano derecha no estuviera rígida sosteniendo el arma sino que ostensiblemente se la habían puesto después, que tuviera esa mano limpia de huellas de pólvora, que el Chirola fuera zurdo cerrado y que catorce de los diecisiete balazos que recibió fueran por la espalda no impidieron al Poder Judicial dictaminar que los policías no tuvieron más remedio que dispararle, después de ser insultados, amenazados y golpeados por mi amigo, tal como ellos pusieron en el parte.

-Te desperté. Te pegué una patada en la rodilla porque no me dejabas oír la radio con tus ronquidos –contestó él.

-¿Qué están dando?.

-Lo de siempre. Programas donde llaman a la gente para reírse de ella. En todas las radios es igual en la tarde.

-¿Ya es de tarde?. ¿De qué día?.

-No tengo ni idea, a mí me da lo mismo –me respondió, no sin lógica.

-Ojalá sea martes o jueves, que la yegua se va a encontrar con el tipo, me deja la cena pronta y no me jode hasta que vuelve al otro día.

-Ya sé lo que es un matrimonio, no es necesario que me lo expliqués.

-Poné el canal de las series cómicas yanquis. El 147.

El Chirola hizo, no sin dificultad, el cambio correspondiente en la televisión que estaba prendida sin que nadie la mirara. Cuando vi que estaban pasando una en la que una joven pareja de novios tiene que enfrentarse a las excentricidades de los padres de ella (o sea, macacadas y gritos), las travesuras de los hermanitos chicos de ambos y las pícaras alusiones de una ex novia de él que no harían avergonzar ni a mi tía abuela que murió sin tener novio, deduje que era viernes entre las seis y las seis y media de la tarde.

Por el peinado del protagonista, no por el argumento.

-Los viernes de tarde se encierra con esa boludez de la autoayuda a los suicidas hasta que llega la hora de irse con sus amigas -agregué.

-¿Vienen para acá?.

-Por suerte, no. Son viejas como ella, divorciadas y/o con un repugnante matrimonio –valga la redundancia- capaces de cogerse hasta a nosotros dos, mientras siguen hablando mal de mí y de los otros esposos.

-¿Te puedo preguntar una cosa, Ivo?.

-Sí, ¿lo qué?.

-¿Seguís pensando en ella?.

-¿En la yegua?.

-No. No hablo de tu mujer.

-Ah. De ella.

-Sí, perdoname pero tengo la curiosidad: ¿nunca supiste nada de ella?. ¿Seguirá en Suecia?.

-No sé, hermano. A esta edad no pensás en esas cosas. Si me pongo a pensar en mujeres, prefiero acordarme de una morocha que me levanté en Atlántida y estuvimos dos días dándole a la matraca sin parar. O la vez que se me regaló una maestra de mi hija y después no me la podía sacar de encima. O las dos mellizas que tenían veinte años si acaso, que conocí en Brasil. A las dos juntas.

-¿Es cierto todo eso que me contás?.

-Más o menos –confesé –pero uno piensa en esas cosas. No vale la pena pensar en otra cosa con las mujeres ya, perdoname que te diga...

-Vos sabrás.

-En serio. Decí que tengo a la polaca, que como no entiende nada todavía me da pelota.

-¿No me dijiste que era húngara?.

-Yo que sé de dónde es. ¿Querés participar en la penca?. Hay una buena cifra en juego.

-¿Y yo para qué quiero la guita, Ivo?.

-¡Mamá, mamá!. La Bolsa de Pedos está hablando solo de vuelta, me tiene podrido...

Adalberto corre a buscar a su madre, para poder burlarse juntos de mí y entra en la sala donde ella no sólo tiene a veces sexo con su macho sino que también montó una especie de centralita telefónica con la que atiende los llamados del Servicio de Beneficencia de Ayuda al Suicida donde gasta parte de su inmenso tiempo libre repitiendo a todos los desgraciados que llaman –que son siempre los mismos- que la vida es hermosa, que todos tenemos posibilidades y que la felicidad está a la vuelta de la esquina. Obviamente, ese tipo de discursos son los que mantienen la población de Uruguay sin crecer desde hace décadas.

Evidentemente, la mina no tenía a nadie en línea porque se unió a mi hijo para intentar cagarse de risa de mí. Lógicamente me fui del living lo más rápido que pude –que no es mucho, por cierto- directo al único lugar que me levanta el ánimo. Pero me cansé demasiado antes de llegar a la heladera y decidí sentarme un rato en el cuarto de los teléfonos de ayuda, tratando de concentrar mi ya escaso entendimiento en no dormirme.

Mi mujer no volvió enseguida, supongo que porque se fue a maquillar y peinar por sexta vez en el día, lo que es una buena noticia para mí. La mala noticia es que comenzó a sonar el teléfono.

Subí el volumen del ruido que hace cuando suena -única tecla que sé usar, generalmente buscando el efecto opuesto- con la esperanza que apareciera. Me vino un poco de humanidad al imaginarme absurdamente que capaz que quien estaba llamando fuera el único gil que verdaderamente se quería pegar un balazo en la sien.

-Hola –dije finalmente, aburrido del ruido.

-¿El Servicio de Beneficencia de Ayuda al Suicida?.

-Sí –contesté haciendo grandes esfuerzos por disimular mis bostezos a esa voz femenina chillona e histérica.

-¿No está “Andrea”? –preguntó, invocando el nombre en clave de la yegua.

-No, no vino porque está con colitis.

-¿Quién sos tú?.

-...me llamo Mario.

-¿La conocés a Andrea? –insistió.

-Sí, estamos en esto juntos –nótese que no dije “lamentablemente” ni “¿llamaste para suicidarte o no?”.

-¿Puedo contarte lo que me pasa?.

-Por supuesto. Estoy para escucharte –le dije, mientras buscaba desesperadamente por entre los complicadísimos aparatos telefónicos el plato con torta que siempre se lleva para acá la bruja para que nadie sepa que no sigue la dieta.

-¡Estoy tan triste!. Yo le contaba a Andrea que salía con un chico que se llama Nicolás y estaba re-enamorada. Lo sigo estando... pero él tiene otra. Bueno, es casado, pero me dijo que se iba a divorciar y que se iba a casar conmigo. Pero cada vez que yo lo presionaba diciéndole que cuándo la iba a dejar de una vez, él daba vueltas y seguía en la misma. Y yo me moría de rabia, porque él se piensa que soy tarada y que voy a seguir esperándolo. Yo le dije que un día iba a conocer a la verdadera Agustina –porque me llamo Agustina- y que no iba a jugar más conmigo. Él me decía que me quería, que a la única que amaba era a mí y ahora me entero que está saliendo con otra. Es una perra que vive cerca de mi casa y se ve que lo vio y como Nico está buenísimo, se lo encaró y se le tiró encima porque es flor de puta que anduvo con todo el barrio. ¿Cómo puede decirme que me quiere y salir con la primera yegua que se lo carga?. ¿Es que no me quiere?. ¿Entonces por qué me dice que sí?. Cuando estamos solos, él me dice cosas tan tiernas y me dice que es mentira todo lo que dicen de él por ahí, pero yo no sé si creerle, a esta altura. Yo sufro mucho, Mario, ¿qué puedo hacer?.

-Dale una patada en el culo y conseguite otro.

-¿Cómo?.

-Más bien. O conseguite dos, mejor, así recuperás el tiempo perdido con ese gil.

-¡Más gil serás vos, cornudo!. Él es un crá, es un hombre de verdad, no como vos. Le voy a decir y va a ir y te va a romper la cara. ¿No entendés que es el hombre de mi vida, el hombre de mis sueños?. Él es sensible, él es cariñoso, él es tierno conmigo. Cuando está. Yo sé que sólo me quiere a mí y que es cierto que no toca a la mujer desde hace años y que son mentiras todo lo que dicen de él de que anda con un viejo que es dueño de una financiera, porque yo sé que él es bueno. Lo que pasa es que todas me tienen envidia de que él me quiera sólo a mí. Yo tengo que conseguir que me ame, que se quede conmigo y que se case conmigo. Si él no se divorcia de esa vieja de mierda, qué sentido tiene mi vida. ¿Para qué voy a seguir viviendo si no me puedo casar con él?. Te juro que me voy a cortar las venas. Lo único que me importa en la vida es Nico y si no lo puedo tener, que sepa que me maté por él.

-¿Qué edad tenés?.

-21 años.

-¡Andá a cagar!. ¡Matate! –le dije y corté.

Me asusté un poco –o bastante, debo reconocer- cuando escuché los pasos de la brisca de mi esposa acercándose.

-No habrás atendido el teléfono ése, ¿verdad?.

-Sí, pero era equivocado.

-¿Equivocado? –insistió.

-Sí, querían llamar a Hemorroideos Anónimos.

Supongo que no me creyó nada, pero pude ir ganando el lugar de la puerta. Ya me sentía con fuerzas como para llegar a la heladera.

-Revisé tu correo electrónico, porque si es por vos...

-¿Me escribió alguna mujer como la gente para invitarme a salir? –no sé por qué, pero ella hace años que no se ríe de mis chistes.

-No, imbécil. Pero tenés decenas de mensajes de machos diciéndote cualquier cosa. ¿Cuándo vas a dejar de entrar en los chats y hacerte pasar por una nenita caliente de catorce años?.

-Y... bueno, me aburro sin hacer nada...

-Y además tenés como veinte mensajes de unos policías que quieren hablar contigo. ¿No te diste cuenta, pelotudo, que quieren comunicarse desde hace días?. Puede ser algo importante y vos sos incapaz de tener la delicadeza de contestar...

-Yuta puta –contesté, sabiendo que esas cosas la hacen chupar.

-Sos un idiota de mierda, eso sos. Capaz que quieren que los ayudés por el caso ese del asesino en serie que mata jovencitas después de violarlas y torturarlas y les deja mensajes enigmáticos en el cuerpo y vos diciendo gansadas de niño chico. A veces, parecés un bebé.

-Por eso uso pañales geriátricos.

-Mirá, vos estás viejo para lo que te conviene. Para comerte toda la chess cake y no dejarle nada a nadie, te da la cabeza.

Ahí me callé, porque tenía toda la razón.

-¿No pensás que podés ser útil? –prosiguió- ¿no te acordás que vos tenés una hija adolescente?.

-Sí, dale al asesino el número del celular de ella.

-¡No hagas esos chistes!. Sabés que no me gustan nada tus imbecilidades.

-Me voy. Tengo hambre. Decile a Oxobí que se meta los correos electrónicos en el orto cibernético.


10 de diciembre de 2009

Cine: Historia ilustrada 2

PRIMEROS TANTEOS: ¿FILM D'ART O NICKELODEON?

Luego de los deslumbramientos iniciales -y de los primeros aburrimientos por la reiteración de las fórmulas exitosas- mucha gente se planteó la duda de si el nuevo descubrimiento tenía futuro comercial. Presentado desde el principio como una mejora con respecto al teatro -y es muy olvidado el detalle de que muchas de las soluciones que se fueron encontrando en materia de escenografía e iluminación fue gracias a la experiencia de técnicos con años en las tablas- se comprendió que el mejor negocio era la proyección colectiva en salas especialmente acondicionadas. Pero un incendio que causó unas doscientas muertes en uno de los barrios privilegiados de París fue un durísimo contratiempo para el prestigio del arte nuevo. Las cintas de nitrato de plata podían sufrir fácilmente combustión sin necesidad de un agente externo.

Durante varios años la exhibición más exitosa se dio en music halls, teatros provinciales de atracciones, proyectores nómadas y los llamados nickelodeons en Estados Unidos. Estas modestísimas salas, llamadas así por la moneda que constituía su barato precio, hicieron la fortuna de muchos de los futuros magnates de la industria. Buena parte del éxito de estos establecimientos se debía a la preferencia de muchísimos inmigrantes que sólo tenían acceso a un entretenimiento barato y que no les exigiera dominar el idioma natal.

El cine en el mundo anglosajón quedo asimilado a un divertimento propio de las gentes poco educadas, proyectado en general en salas con poca higiene y donde eran frecuentes los gritos, los silbidos, las groserías e, incluso, las peleas. Mucha gente -incluyendo actores teatrales o escritores de prestigio- rechazaban de plano el ingresar en la producción de películas.

El primer intento orgánico en producir un cine más "artístico" provino de Francia, con el llamado "film d'art". Dos hermanos productores apellidados Lafitte contrataron a divos del teatro local con la esperanza de que esos grandes nombres llamaran a los espectadores, tal como lo hacían en las tablas. Pero el experimento fue un fracaso, tanto desde el punto de vista económico como desde el artístico. El único éxito del movimiento fue "El asesinato del duque de Guisa"
pero rápidamente los pomposos diálogos y las afectadas actuaciones aburrieron al público. Evidentemente, el mayor error de los hermanos productores fue intentar transplantar directamente el teatro en un medio diferente, que para peor no permitía escuchar a las estrellas, sino tan sólo verlas a lo lejos.

La primitiva técnica de la primera década del siglo XX no los ayudó. Las cámaras eran pesadas y no soportaban los desplazamientos sin perder el foco, por lo cual la enorme mayoría de las tomas eran fijas. La iluminación requerida era mucha dada la poca sensibilidad de la película y generalmente se utilizaba luz natural, lo que requería estudios con numerosos ventanales. Los decorados solían ser cortinas o telones pintados, lo que se nota claramente en la segunda foto de esta entrada, que pertenece a un corto argentino de 1902 sobre la Revolución de Mayo y en la gran mayoría de las películas de la época.

Pero el estatismo de la cámara también obedecía a la concepción visual dominante en la época, directamente derivada del teatro. Un punto de vista único, con los actores de cuerpo entero en el cuadro, teniendo que hacer gestos exagerados para que todos los espectadores pudieran verlos. Exagerados, aclaro, para nuestra perspectiva pero no para la costumbre de la época.

En 1903 Edwin S. Porter filmó el primer gran éxito de la industria norteamericana, que impactaría enormemente en el mundo entero: "The great train robbery" (El gran robo al tren). Basada detalladamente en un hecho delictivo real, realizada en escenarios naturales, impresionó a las audiencias que creían estar presenciando en vivo el robo y la posterior persecución de los forajidos. El plano final con el disparo directo a la pantalla (foto 3) causó sensación (y terror).


El gran robo al tren (Porter, 1903)

Otro gran éxito comercial de ese año, que siguió exhibiéndose durante décadas en colegios religiosos fue "La pasión de Nuestro Señor Jesucristo" de Ferdinand Zecca y Lucien Nonguet, pero en realidad no tiene el menor interés artístico por consistir simplemente en una sucesión de escenas rígidas de los últimos días de Jesús, sin la menor elaboración cinematográfica. Como curiosidad he incluído un corto del mismo Zecca llamado "El escarabajo dorado", obra bastante influida por el más elemental Melies, sin demasiada originalidad. Tal como fue la carrera de este no muy brillante realizador pero sí dotado de un inteligente olfato para lo que interesaba al público.


"El escarabajo dorado" (Zecca, 1907)

4 de diciembre de 2009

Un antes y un después

LA PRIMERA TEMPORADA DE "PICOS GEMELOS"

David Lynch es un tipo raro. Está loco, más bien. Pero de esa locura -no sé si personal pero sí artística- han salido obras muy alejadas de la mediocridad general. Y cuando hizo una película "normal" ("Una historia sencilla"), la hizo muy bien demostrando que sí sabe contar un relato desde la A a la Z, a diferencia de tantos seudo artistas que andan por ahí.

Sólo que lo suyo es experimentar. Siempre que se lo menciona a Lynch, se habla de monstruos, de visiones pesadillescas, de demonios, de lo dark y lo cult. Pocos recuerdan, en cambio, su humor muy irónico, su cinefilia, sus -a veces- brillantes narraciones. Ahí está, pronta para ser descubierta "Carretera perdida" con su relato seudo policial donde se mezcla una historia nada lineal con la ambigüedad de los datos que presenta. Últimamente se lo vio un poco desconcertado (los cortos de los conejos, "Imperio"), pero sus más de 30 años de trayectoria han demostrado que es algo más que un artista de moda.

En 1991 y 1992 creó -junto con el mucho menos conocido y más televisivo Mark Frost, posteriormente su cuñado- una serie llamada "Twin peaks" ("Picos gemelos"), aquí transmitida por canal 4. Si bien recuerdo que en su momento fue vista por mucha gente en nuestro país, que aceptó de buena manera su originalidad, no parece ser demasiado recordada en este siglo XXI. Claro, ha pasado bastante tiempo.

En un pequeño pueblo -aunque en el cartel típico de las rutas yanquis indica 52.000 y pico de habitantes, lo que fue impuesto absurdamente, dado que se muestra una localidad chica donde parecen conocerse todos- aparece asesinada una joven hermosa, hija de un poderoso empresario, llamada Laura Palmer. Allí llega un agente del FBI -Cooper- que intentará esclarecer el crimen.

Y aquí comienzan las bizarreces: Cooper no es el típico detective de cine negro. Bonachón, excéntrico, un poco místico -sueña con conocer al Tibet- se basa en sus sueños y en métodos poco científicos -tirarle pedradas a una botella mientras escucha nombres de sospechosos y creer que el culpable es el nombre que escuchó cuando le embocó al tirar- tanto como en la realidad.

Los habitantes del pueblo (o ciudad o megalópolis) también tienen lo suyo. Locos, por cierto -una mujer que repite lo que dice su tronco, y que dice Wikipedia que nació de una apuesta de que Lynch no se animaría a poner un personaje así-, un psiquiatra con los vidrios de los lentes de dos colores diferentes; amén de otros personajes insólitos: un policía con una torpeza de dibujo animado que se pone a llorar cuando hay una muerte, jóvenes motoqueros como en los 50 -la serie nunca es situada en una época determinada-, la hija del dueño del pueblo que se divierte haciéndole la vida imposible a su padre, etc. No faltan, obvio, los mutilados de Lynch: una mujer tuerta, un manco misterioso ni las presencias demoníacas. Por no hablar del enano que habla al revés.

Todo está permitido en la galaxia del director. En los 8 capítulos de la primera temporada tuvo un control casi total sobre el material. Como primera mitad de un relato policial es impecable, progresando lenta pero sostenidamente y terminando con un golpe de efecto, como corresponde al final de una temporada: Cooper es baleado y no se sabe en principio si sobrevive.

En la segunda y última temporada de 22 capítulos -que recién comencé a ver- Lynch se fue desentendiendo progresivamente de la empresa, que según los comentarios se fue alargando innecesariamente, en especial después que se confirmara la identidad del asesino en el medio del asunto. Posteriormente realizó una película de accidentada vida comercial llamada "Fuego camina conmigo" -no estrenada en Uruguay- que se centra en los hechos ocurridos antes de la serie. En una próxima entrada comentaré tanto esta segunda temporada como el film.

Suele decirse que hubo un antes y un después de esta serie. Que inspiró a otras más recordadas como "Los archivos X", "Lost", "Oz" o "Los Soprano". Por lo menos, es indudable que introdujo -creo que por primera vez en la historia- en la televisión dentro del relato de ficción, el reino de lo inesperado, de lo absurdo, de lo bizarro. Y también el misterio, la imaginación, la fantasía, la ironía. No es poco.

Te extrañamos, David.

Seguiré con esto más extensamente en un par de meses, culminando con el análisis de toda la historia de Laura Palmer. Por ahora les dejo el tema presentación de la serie, creado por el músico habitual de Lynch, Angelo Baladamenti. Escuchen y comprobarán que no es el típico motivo "enganchador" sino que tiene una melodía sutil, climática pero al mismo tiempo, creo, sugerente y misteriosa. En todo caso, buena y original música.