En 2008 reventó la burbuja inmobiliaria norteamericana y con ella, millones de personas en todo el mundo -no sólo en el país de origen, gracias a la bendecida globalización- vieron arruinadas sus vidas, siendo desalojados de sus casas y/o perdiendo sus empleos. Gente que, muchas veces, ya está en una edad en la que esta sociedad no incluye dentro de los que les puede dar empleos.
Pero la crisis que ha demolido las economía de unos cuantos países no fue el resultado de una catástrofe natural imposible de modificar sino que, muy por el contrario, es culpa de la avaricia, la irresponsabilidad y el cretinismo de un puñado de jerarcas bancarios que distorsionaron la economía mundial, introduciéndola en un circo artificial imposible de mantener con el tiempo. Hoy esa gente, sin embargo, no sólo no perdió un dólar y mantiene sus privilegios, sus fastuosos salarios y su nombre impoluto. También siguen dando consejos, imponiendo gobernantes y manteniendo sus rancias ideas. Los talibanes del neoliberalismo keep walking.
A nivel local, por lo menos la familia Peirano -principal culpable de la crisis de la clase media en 2002- fue condenada penal y socialmente; hubo grandes cambios políticos en el país y no parece haber mayormente lugar para las ideas económicas antiestatales defendidas por "Búsqueda". Sin embargo, cuando un banco off-shore (una casa de cambio sofisticada, no un banco convencional) es legítimamente investigada por lavado de dinero, los neoliberales criollos -con el inesperado apoyo de Astori, que cada vez está más cerca de ellos y más lejos de sus columnas en "Brecha" de hace unos años- pegan el grito en el cielo y vuelven a la carga con sus anuncios de apocalipsis próximos si no seguimos detrás de su pensamiento único.
No hubo responsables en el Primer Mundo, sin embargo. Nadie fue encarcelado, nadie fue despedido (de ellos) y nadie perdió su sillón. Ni siquiera perdieron la batalla de ideas y siguen repitiendo sus consignas mentirosas y fanáticas. Nadie tuvo la decencia de defenestrar a las famosas empresas que calculan el riesgo y le daban la calificación óptima a quienes habían creado fondos artificiales de una manera insostenible, supongo que porque era de los suyos. Porque los solventes bancos cooperativos reciben calificaciones peores que la especulación financiera, es un misterio que sólo se puede explicar por prejuicios de clase. Lo peor es que todavía siguen opinando.
Ahí está el presidente de Bolivia. No es neoliberal sino socialista, no tiene títulos universitarios ni un apellido ilustre y para peor, no es blanco. Durante años fue tomado como un chiste y no como un presidente igual a los otros. El tema es que ha elevado significativamente el nivel de vida y ha bajado las enormes desigualdades en su país, sin utilizar las recetas dictadas por los talibanes occidentales, sino todo lo contrario. Latinoamérica crece en sus indicadores económicos luego de seguir un camino propio, a pesar de los proteccionismos del decadente Primer Mundo, impuestos por la fuerza. Sin embargo, los talibanes del neoliberalismo se siguen dando la cabeza contra la pared.
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